por Herbert Mujica Rojas
12-2-2009
¿Rentable el patriotismo?
Doy por hecho que no escasos políticos dan por carta potente el
patriotismo para la consecución de sus inacabables ansias de
figuración en la cosa pública. Así es. En Perú las vanidades,
egolatrías, angurrias y mediocridades personales siempre tuvieron más
peso específico y real que cualquier destino como nación o conjunto
geopolítico. Lo que somos es resultado directo y subrayado de
semejante margesí de taras y defectos. Entonces ¿deberíamos concluir
en que el patriotismo, el culto a la historia genuina de la patria,
sus mártires y epopeya, tienen que ser rentables para ser practicados?
En idioma más directo: si no da dividendos, entonces es mejor alquilar
historiadores y mercenarios para que la maquillen, la engorden de
yerros adrede y la tergiversen en nombre de neumáticas de paz cuando
el socio del convite es el lobo del cuento. Y ya sabemos cómo terminó
la abuelita de la fábula.
Un colega me contó de su charla con un grupo de empresarios a quienes
refirió su iniciativa de la megaproducción fílmica de la Guerra de
Rapiña 1879-1883 protagonizada por Chile contra Perú en esos aciagos
años. Su decepción no pudo ser más evidente porque constató que más
puede la hilacha comercial de 7 mil millones de dólares invertidos en
este país –y entre los filones está el referido a la compra de
sociólogos, historiadores, publicistas, periodistas, psicólogos al
peso- que cualquier respeto u honra al pasado y en especial a dicho
paisaje lóbrego y triste de nuestra hoja de vida nacional.
¿Cuáles los miedos que se ocultan? Hay muchos. Se pretende cubrir con
toneladas de olvido cómo es que el felón y traidor Piérola, en
circunstancias más que sospechosas y en plena guerra, asaltó Palacio
se hizo del manubrio gubernamental y luego protagonizó hechos que aún
no han sido analizados fría y puntualmente en la comisión de tantos
errores juntos. No es casualidad el que favorecieran a los bélicos
guerreristas del sur que siempre albergaron al díscolo aventurero cada
vez que le hervían las ganas de dar rienda suelta a su megalomanía
enfermiza de "salvador" de la patria. Tampoco se quiere dar cuenta de
las barrabasadas de falta de avituallamiento de los ejércitos del sur
que produjeron no pocas falencias y derrotas. Bastante menos se ha
analizado la tragedia y derrota de Lima y ese largo túnel de infamias
y complicidades que fue la ocupación y cómo las familias allegadas
acompasaron sus vidas muelles a tal hecho, prestándole respaldo, ayuda
e información ¡contra los combatientes peruanos! Hay capítulos negros
y hasta hoy insondables gracias a las maniobras de historiadores
plásticos que han manipulado, escondido y eliminado charcos
pestilentes de lo acontecido.
Un ejemplo controvertido aunque no del todo exacto le fue referido al
colega de esta historia, el caso de Codelco y su ayuda del 10% para
las FFAA de Chile. Mientras que los australes poseen y practican un
cartabón inequívoco de determinación geopolítica, aquí eso es la
caricatura monstruosa de una nación que tiene un brazo más largo que
el otro, un ojo tuerto y el otro a punto de enceguecer, una pierna
paticorta y una digestión de humores que varía de gobierno en gobierno
y de desastre en desastre. La diplomacia peruana discurre por una
atrabiliaria colección de pusilanimidades y claudicaciones y hasta han
inventado una inexistente tradición de eficiencia que sólo se compara
con Itamaratí. Con excepciones contadas y lealtades integérrimas, la
evaluación en Torre Tagle es algo menos que mediocre.
Entonces ¿debe o no ser el patriotismo rentable? Mi modesta impresión
es que el fuego del patriotismo necesita anidar en el espíritu
levantisco de hombres y mujeres que quieren saber qué ocurrió y evitar
reiteraciones odiosas y esclavistas. Más aún, el patriotismo es un
estado de emoción perenne cuya educación merecen las juventudes desde
las aulas escolares, universitarias, obreras y laborales. En un año en
que enfrentamos un contencioso jurídico por delimitació marítima con
Chile no es mala idea alinear en un trabajo conjunto a la prensa. Hay
que comprobar si los miedos de prensa están dispuestos a militar en la
construcción de una labor de altos quilates espirituales como ésta. Y
es importante, también, verificar si hay soldados dispuestos a la
campaña.
El mercenarismo fenicio y utilitario acompaña a la república desde su
nacimiento y mucho antes de éste. Hay que evitar que como siempre sean
los mercaderes del templo los que negocien hasta a sus propias madres
con tal de conseguir utilidades. Entonces, la patria asumirá su
postura y alma para caminar por las alamedas de la revolución genuina,
antimperialista, moderna, inclusiva, que merece el Perú.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
Lea www.voltairenet.org/es
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Skype: hmujica
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