Tuesday, March 27, 2018

Colonialismo interno y traición al Perú


Colonialismo interno y traición al Perú
por Javier Lajo; javierlajo@hotmail.com

25-3-2018

La traición sucedió en las Constituyentes de 1822-1828, donde el grupo criollo legislador restauró el colonialismo devolviendo haciendas, rentas y demás "derechos" ciudadanos a los españoles que lucharon contra el ejército “libertador” de San Martín. Y, por consiguiente, persiguiendo, asesinando y excluyendo sistemáticamente a los líderes indígenas, comandantes de la guerrilla montonera del ejército patriota (proceso criminal que se extiende flagrante, hasta pasada la guerra con Chile, 1879-1883, con el mariscal Andrés A. Cáceres como protagonista).

Es en la primera y segunda constituyente, donde se instituye el fraude que es el “Estado peruano" actual y a su vez es la “matriz” de toda la gavilla de políticos corruptos que lo usan para "el delito estatal".

De este contubernio traidor y restaurador de la colonia, desciende toda esta fauna de políticos corruptos que hoy tenemos que liquidar (dar de baja) junto a toda su secuela de "Estado centralista y colonial". Este es el momento histórico, que debemos recordar para refundar la Patria peruana y acabar con la re-locura de nuestra situación actual.

Son muchos los temas a esclarecer en este “país consuetudinariamente frustrado”, castrado históricamente para ser soberano y dispuesto más bien muy "abierto de piernas", para ser ultrajado y saqueado inmisericordemente o en los términos más optimistas (a lo Basadre): país que no dejará de ser siempre una “promesa peruana” (criollamente, prometer es mecer).

Pero comenzaremos a recordar el principio, cual es el tema histórico, de cómo esta “minoría criolla” organizada en “logias liberales” y “románticas” logra excluir a los pueblos indígenas, quechuas, aymaras y amazónicos (tildados de salvajes, bárbaros, etc.) de sus innegables derechos de participar en el Estado peruano “independiente”, hasta el día de hoy; derechos que aquí y en todo el planeta, están amparados por los valores irrenunciables de la teoría constitucional, la democracia representativa, la libre determinación, la soberanía de los pueblos y el derecho a la insurgencia anti-despótica y anti-dictatorial.

Este recuerdo por más provocador que sea, es necesario para orientar el debate actual sobre la corrupción, que esclarezca lo que los indígenas peruanos podemos juzgar como la conmemoración de los doscientos años de la traición criolla y el apoderamiento y monopolio del Estado y la gobernabilidad de la endeble y falsa democracia estamental y racista que existe desde 1821 en el virreinato del Perú “independizado”.

Lo anteriormente descrito, creó un país en donde este grupo minoritario criollo, con su sociedad, cultura, economía y demás recursos “civilizatorios”, manipuló “democráticamente” a la inmensa mayoría de mestizos, indígenas y descendientes de migrantes forzados, imponiendo una suerte de “consenso de Lima”, o centralismo con el que domina y maneja monopólicamente, con un magistral y singular despotismo político una economía mercantilista-extractivista despiadada, un país de mayorías pasivas e inconscientes (ahuevonadas) que se han convenido y se han ido “acomodando” a vivir en la marginalidad, cuando no en una condición de pobreza y subalternidad, astutamente administrada por dichas minorías racistas y “solapas”, que fungen de invisibles con un racismo subliminal y que se sirven de esta aparente “normalidad democrática” estructural y sistémica con apariencia de formalidad legal (colonialismo interno).


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