Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
1-10-2008
¡Ataques de fe, determinación sin límites, entusiasmo arrollador!*
¿Por causa de qué en Perú anemizan, aletargadas en el
tiempo y la desolación, las más brillantes iniciativas inteligentes que casi
nunca merecen el comentario periodístico o el análisis exhaustivo de la
diminuta comunidad intelectual cuanto que científica locales? En no poco, semejante y nada envidiable
circunstancia se debe a la poca fe que tienen sus propios creadores en lo que
hacen. El qué dirán prima, el terror al rechazo o la superchería que da por
derrotada la lid aún sin antes haber subido a la tarima a definir posiciones,
es notoria. La urgencia de ataques de fe es una necesidad nacional.
¿Hay renglones entre el
fanatismo y la determinación sin límites? Me temo que sí. Y este es un momento
afortunado para decirlo. El sectarismo por definición es ciego. No discrimina
ni tabula escalafones, arrolla por consigna, destruye a quien se oponga a su
meta sin que ésta demuestre algún tipo de bondad. ¿Qué hace la prensa cómplice
con sus enemigos?: los basurea, envilece ante la opinión pública y no ganan las
ideas sino las arengas adquieren ciudadanía aunque carezcan de savia o zumo de
sabiduría. En cambio, la determinación sin límites es la convicción pura, hasta
romántica, pero bien pensada y constructiva de mejores y más caros destinos en
la vida del país. Esta virtud marca la diferencia entre masas aborregadas en la
entelequia de la estupidez y las ganas de edificar estados-naciones,
maquinarias líderes con horizonte de revolución geopolítica al modo que las
culturas preíncas e incas desarrollaron en sus amplios confines.
Deviene obvio que los
ataques de fe deben poseer determinación sin límites pero nada de esto haría
posible la presencia de estas virtudes si es que no tienen entusiasmo
arrollador. De este catecismo simple carecen los líderes peruanos en casi todo
orden de disciplinas y quehaceres. El burócrata sigue ordenanzas, el ejecutivo
es parte de la cadena de mando y el gobernante administra el poder que nace en
empresas que hoy se llaman de una manera y mañana de otra. No hay dueños con
rostro conocido, las multinacionales han impuesto una dominación de mil caras y
orientaciones diferentes.
No hay buenas ni malas
masas, sólo hay buenos y malos dirigentes, aforismo político y que tiene
validez en un amplio margen de actividades. Si los liderazgos no tienen fe en
lo que hacen por no estar convencidos de su papel directriz y, para colmo de
males, ni siquiera están premunidos de entusiasmo mueve-montañas, entonces el
resultado es un país de desconcertadas gentes que no saben qué quieren porque
desconocen su historia y aceptan acríticamente cuanto cualquier gobierno les
“persuada” que hay que acatar.
En el Día del Periodista no son impropias estas reflexiones. Abundan en claves impresionantes sobre las que el
ciudadano raras veces repara porque está acostumbrado a pensar en nada y hace
economía cerebral porque todo está digerido por los miedos de comunicación a
los que no interesa la verdad sino que los negocios marchen en la dirección que
dé más ganancias. Y para eso botan a diario toneladas de mentiras bien dichas o
correctamente redactadas. Los hombres y mujeres que navegan en el apasionante
ejercicio periodístico debían preguntarse si hay motivos suficientes para la
celebración a secas. O, de repente, hay segundos para romper el pacto infame y
tácito de hablar a media voz y rebelarse ante la dictadura empresarial, la voz
del mandón, el látigo del depósito quincenal que compra silencios y satisface
una que otra vanidad.
El problema del Perú no es
económico. ¿No tenemos reservas por decenas de miles de millones de dólares?
Pareciera que la bronca no va por esta vía.
Importa quebrar, y hacerlo definitivamente, los moldes
plásticos y frívolos de una república de juguete que no sabe qué fue y por eso
ignora también hacia dónde va. En esa tarea impostergable, los verdaderos
periodistas tienen una tarea ciclópea.
¡Atentos a la historia, las
tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará
al Perú!
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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*Publicado originalmente en la Red
Voltaire http://www.voltairenet.org/article158183.html
1-10-2008