Perú. El racismo de la oligarquía: faceta fascista
9-9-2006*
Encontrar
el libro del profesor López Soria sobre el pensamiento fascista me causó mucha
consternación por la cantidad de nombres “honorables” que se hallaban
involucrados con el fascismo, esa ideología totalitaria que amenazó con
destruir lo poco de convivencia que existía entre las diversas naciones que
conforman el Perú.
Entre
estos nombres se encontraban Raúl Ferrero Rebagliatti tío y padre de
ambos Ferrero Costa (son primos hermanos de padre y madre). “El fascio contaba
con los servicios espirituales del P. Ciro Simoni y con apoyo de instituciones
como los colegios Raimondi de Lima y Regina Margherita del Callao”. Ferrero
enseñaba en este primer colegio, donde concientizaba a sus pupilos en asuntos
de “civilización”, más de cinco parientes carnales cercanos de Rafael Rey
(entre ellos Lohman Villena), el primo de los Moreyra Paz Soldán, José de la Riva-Agüero, y un
propagandista llamado Carlos Miró Quesada Laos “Garrotín”, concuñado de Víctor
Andrés Belaunde Diez Canseco. López Soria nos dice que “un ligero recorrido
por las revistas de la época ....bastaría
para hacer notar que Ferrero no está solo” y a continuación menciona los
nombres de sus “camaradas”: E. Alayza Grundy, M. Alzamora Valdés, C. Arróspide,
J. Avendaño, V.A. Belaunde, J. del Busto, E.A. Cipriani Vargas, J. Dammert
Bellido, Rómulo Ferrero Rebagliatti, C. Pareja y Paz Soldán, J. Pareja y Paz
Soldán, R. Pérez Araníbar, C. Rodríguez Pastor, E. Romero Romaña, S.
Sánchez Checa, R. Oyague de Zavala, M.
L. Montori, M. Cobián Elmore, C. Remy, E. Elmore de G. C., J. Elmore de Thorndike, etc.
¿Saben por qué los coloco en este ensayo?
Sencillamente porque todos estos son parientes y están encuadrados dentro de la
casta oligárquica encomendera de la cual hablo en mi ponencia sobre el
equilibrio de poderes en el Perú. Una casta que ha dominado el país desde la
conquista hispana hasta hoy: http://es.geocities.com/tdpcunmsm/equilibrio.htm
¿En verdad, el fascismo fue simplemente una moda,
algo que vino y se fue? Esta interrogante nunca ha querido ser respondido en su
integridad, pues ello significaría demostrar que 400 años de historia no han
significado una evolución hacia la libertad y el progreso, sino simplemente el
mantenimiento de la misma estructura pero asimilando los nuevos elementos de la
modernidad, es lo que se llama la modernización tradicionalista.
Sabido es
que la colonia fue profundamente racista, dividió la sociedad en estamentos de
blancos (españoles y criollos) indios, negros y las castas (las mestizos
resultantes de estos estamentos). Dentro de estos había aculturados,
miembros no pertenecientes a la casta blanca que intentaban ser como ellos,
aunque sólo alcanzaran desprecios unidos a carguitos que se les daban en premio
a su sumisión, lo cual se traducía en su esfuerzo en incorporarse a la
civilización.
El hecho
es que con la república esta situación tampoco cambió, sabemos por las
investigaciones de Peralta Ruiz que se revivió el tributo indígena y se creó un
nuevo impuesto personal, la contribución de castas por el solo hecho de ser
mestizos; los negros no pagaban impuestos, solo trabajaban gratis para los criollos,
quienes vivían felices sin pagar impuestos, pues ahora podían tomarse ellos
mismos como república independiente, la contribución de su ex rey. Es como
decir en la actualidad que los campesinos pagaban intereses altos a los bancos
que después les embargan sus tierras y los mestizos de las ciudades pagan los
mismo intereses además de impuestos al Estado mientras una casta, que por
coincidencia son los descendientes de los encomenderos, en asociación con la
oligarquía transnacional goza de contratos de estabilidad jurídica tributaria y
laboral (solo para ella) frente al 98% restante de los habitantes del país. ¿Coincidencia
o modernización tradicionalista? El racismo implicaba e implica en la
actualidad someter al otro para vivir de él.
Pero la
casta tuvo que organizarse políticamente, entonces nació el civilismo, que en
verdad surgió gracias al racismo que hacía a muchos aculturados auto-despreciarse
en beneficio de la casta oligárquica.
Toda la
juventud estudiosa, en Lima, era civilista y rechazaba al militarismo corrupto
y opresor, pero, al mismo tiempo, era racista. El profesor de griego de
Carrión, en Guadalupe, por ejemplo, escribió en su Diccionario de Peruanismos,
al definir el vocablo Cholo: Una de las muchas castas que infestan el Perú…
seguida de una larga disquisición sobre las características sociológicas
denigrantes, según dicho autor, de la casta que “infesta” nuestro país. En el
salón de clases, con seguridad, ese entonces joven nieto de Hipólito Unánue e
hijo de un patriarca de ascendencia española como Mateo Paz Soldán, vio sentado
a su alumno cholo Carrión, que hablaba con acento serrano y que tenía graves
dificultades, seguramente, en pronunciar el griego. (Uriel García-Cáceres,
Historia de la Medicina:
Daniel Alcides Carrión)
Cuando el
civilismo se desactiva como organismo político en 1930, no es así con su
ideología encomendera, esta busca una máscara donde camuflarse y de esta
necesidad es que nace el nazi-fascismo peruano. López Soria nos habla sobre
este fascismo como una continuación de la ideología encomendera mantenida desde
la conquista:
El concepto de nacionalidad esgrimido por estas
clases para legitimar su dominio tenía más de señorial que de burgués. El término nación no incluía, ni siquiera
postulativamente, al pueblo; su connotación decía referencia a un conjunto de
cualidades que eran propias de la vieja aristocracia
y de la nueva burguesía coligada con ella... Sus clases dominantes entienden
entonces el nacionalismo como una cobertura ideológica que trata de legitimar
privilegios y justificar su "destino histórico", su misión
restauradora.
La vieja aristocracia eran los Diez Canseco (con sus
ramas los Belaunde, los Benavides y los Masías) y la nueva burguesía eran los
pulperos italianos (como los Ferrero) de aquí nacen los Ferrero Diez –Canseco.
También coexistían con estos otros clanes igual de poderosos y aun más, que
también se hallaban emparentados.
Escarbando
en la universidad encontré un libro donde se habla de las conexiones entre los
nazis y el dictador Benavides: “Hitler sobre América Latina” en el cual he
visto extractos en la red, el hecho es que el partido fascista peruano fue
fundado por Sánchez Cerro y Luis A. Flores, se llamo Unión Revolucionaria. Esta
oligarquía también uso el nacionalismo del mismo modo como lo intentaría
instrumentalizar Ollanta Humala y su clan: “el fascismo popular,
posiblemente a pesar de sí mismo, fue utilizado por la clase dominante como
freno de la creciente movilización popular y como desfogue de tensiones”
es decir matones en cada poblado urbano, bien parecido al sistema de control
social de Hugo Chávez.
La Unión Revolucionaria fue financiada por los Prado
Ugarteche, los Berckemeyer, los Oeschle y otros familiares de la
casta oligárquica; los fascistas según López Soria: En el aparato estatal
tienen a sus propios representantes, y cuentan con la aprobación de
Riva-Agüero y del mismo Benavides, quienes
los utilizan como muro de
contención de las aspiraciones populares. Sánchez Cerro fue el servil
militar de los Diez Canseco, sirvió al clan de los Benavides Diez Canseco, cuyo
presidente dictador, Oscar Benavides era cuñado de los Miró Quesada, y gobernó
junto con Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco, y Ernesto Diez Canseco Masías,
quien después fue presidente del Senado (1943-1944)
cuando el fascismo peruano aun existía financiado por los Prado, ahora
directores de PROFUTURO AFP.
¿Qué significó el fascismo? El canciller de la república
Alberto Salomón y Osorio hace más de medio siglo en su libro Mi Fe
Democrática, nos dio la respuesta que pocos han querido ver: “El
despotismo, disfrazado bajo la forma de gobierno totalitario, es decir,
gobierno sin representación del pueblo en el Parlamento, en las Cortes o en la Administración, y
concentración de todos estos poderes en una pequeña clase privilegiada a la
que el resto de la nacionalidad debe obedecer. He allí exactamente el programa
que, sin las declaraciones de ruda franqueza que han venido haciendo Hitler y
su colega Mussolini, ha constituido el mismo programa de acción de los
oligarcas sudamericanos.”
Esta es la visión de la oligarquía, aquella
oligarquía descendientes y parientes de estos fascistas que expresan “Nooooo,
para qué... ¿le vas a ir a preguntar a las llamas y vicuñas sobre el TLC?”
o que tildan a los miembros de la
Comisión de la
Verdad como huaqueros diciendo “"¿sabes qué,
hermano? esa Comisión no debió existir”, no son sino los despojos que han
quedado del civilismo racista, por eso no nos debe extrañar la expresión al auquénido
de Harvard dado a notar por el padre de Flores Nano. O como también el
arzobispo Cipriani (sobrino del Cipriani Vargas mencionado al comenzar este
escrito) al decir que los derechos humanos eran una cojudez, no se
refería a los derechos de su casta, sino del 98% de la población, Rafael Rey
también pertenece a su orden, el Opus Dei y ha tenido como 5 parientes que
aparecen en la lista de López S. Como filofascistas. Del mismo modo Bedoya
Ugarteche por medio del periódico de la oligarquía Correo insulta a las
personas por su condición étnica del siguiente modo “¿Saben qué, indios de
mierda? Ustedes no tienen complejo de inferioridad, ustedes SON inferiores. Y
son inferiores porque son quechuas y aymaras… ¿Qué tal, aymaras de mierda? ¿Les
gustó mi racismo?” Diario Correo del Perú el jueves, 6 de enero de 2005.
Nótese la misma altivez para agredir matonescamente que la expresada por Flores
Aráoz: “Es mi opinión, pues, es mi opinión y por último no la estoy diciendo
públicamente. Si no te gusta, me voy”.
Esto sin contar a los demás comentaristas de este
periódico. En verdad no es algo meramente familiar, sino el racismo asolapado
de un grupo que aún mantiene ese germen fascista, el cual los peruanos debemos
cuidar no vuelva a surgir en nuestro país. Y no lo haremos siendo racistas con
ellos mismos, pues el racismo es un prejuicio estúpido sin sentido. La
oligarquía necesita del racismo (sea del quechua-aymara contra el blanco o
viceversa) y lo alimenta, es así como puede seguir desintegrando a la sociedad
para de esta manera evitar que se una y adquiera conciencia del enemigo común: un
numéricamente reducido factor parásito de individuos que unidos genético
culturalmente tienen el control del crédito y del comercio exterior gracias al
cual mantienen el dominio de 28 millones de personas.
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