La tragedia del Partido Aprista
por Jesús Guzmán Gallardo; jeguzga@hotmail.com
17-1-2017
Aproximadamente, algo más de tres décadas atrás, comenzó
a dibujarse el deterioro ético y doctrinario del Partido Aprista Peruano, mal
denominado como APRA, ya que son categorías totalmente distintas.
Este proceso, el profundo abatimiento moral, no tenía
más futuro que el desastre del cual todos somos testigos de excepción. Y no
había que ser profetas para afirmarlo, ya que la historia está llena de
ejemplos que ilustran, aquí y en cualquier lugar del mundo, de cómo se reducen
hasta su extinción, los movimientos políticos que traicionaron la ideología que
les dio razón de ser.
En Perú ya no existe un sistema de partidos como lo
explica la ciencia política, y sólo se pueden apreciar clubes electorales,
dirigidos por cúpulas alrededor de un caudillo como en el siglo XIX. Aquella
concepción, tan decantada, de actualización y modernización no es más que una
expresión demagógica que ha servido para disfrazar la claudicación y la
apostasía amén de la terrible corrupción.
En el caso del PAP, que me ocupa, el detalle salta a
la vista y observamos cómo Alan García, cuestionado desde su primer gobierno,
con procesos abiertos que prescribieron con la ayuda de sus aliados los
fujimoristas; su insípido y sospechoso segundo gobierno y las denuncias
actuales por el caso Odebrecht, lo descalifican moralmente; sin embargo sus
esbirros de ruta o, mejor dicho, sus cómplices le encumbraron y escoltaron cual
fieles alfiles, al extremo de hacerlo presidente del Partido, en concordancia
con su ego desmedido. Pudo, de esta manera, manejar a su antojo la organización
a la que terminó privándola del elan que la hizo fuerte y admirada.
Fue inevitable que la fraternidad y disciplina que
tanto costó construir, se deshiciera por la invasión de oportunistas,
ambiciosos, negociantes, fenicios, peseteros y corrompidos que evidencian la
calidad ínfima, negativa y rastrera de sus protagonistas obsecuentes y
serviles.
El colofón de esta realidad ha sido la atomización y desmantelamiento
de la obra de Haya de la Torre, y ¿por qué no decirlo?, el desencanto del
pueblo que castigó a Alan con su voto ínfimo en abril 2016.
En el aspecto doctrinario, el PAP está actualmente
situado como un movimiento de derecha en el espectro político, todo esto
gracias al entreguismo, colusión y connivencia con los grandes empresarios cuyo
Dios es el dinero; los políticos retrógrados que roban pero hacen obra, en suma
con los dueños del Perú.
Triste y penosa evolución desde la izquierda
democrática a la derecha conservadora por obra y gracia de una corte de
ignorantes e intonsos capitaneados por el Anti-Haya.
La traición, pues, ha sido consumada sin recato y ni escrúpulos.
Los borregos sobrevivientes fueron llevados de las
narices, en las últimas elecciones, hacia alianzas con Lourdes Flores Nano
representante de la tradicional derecha y con el corrupto Alex Kouri, hoy
huésped natural de una prisión, por mencionar algunos hechos vergonzosos
siguiendo las huellas del sendero aborrecible del “perro del hortelano”.
Empero, hay candidatos a la secretaria general del PAP
que protestan porque han pateado el congreso por cuarta vez, planteando una
renovación que está más cerca de un chiste de mal gusto que de una posibilidad
auténtica.
Un adolescente diría: ¡Qué tal raza!. Si ellos crearon
y consintieron al monstruo, más aún, lo adularon y fueron cómplices de la
repartición canibalesca.
Fraguaron padrones y amañaron congresos para elegirse
y formar parte de la panda de monigotes que ha desviado al partido, coadyuvando
a desnaturalizarlo y sojuzgarlo bajo el mando del Sr. -6%, como lo bautizara
certeramente Herbert Mujica Rojas.
Uno de estos pretendientes a mandamás del Comité
Ejecutivo Nacional, fue su bigotudo ministro enredado con las adendas de
Odebrecht (empresa favorita de su jefe y mentor, así como Graña y Montero), y
que ahora se permite decir, sin sonrojarse, que el partido se encuentra “secuestrado”
(denuncia que tiene más de 25 años) que “García se opone a su candidatura”,
cuando ha sido su mejor discípulo desde 1985 en el ICE, formando parte siempre
de la pléyade de amigotes, porque él no militaba en el partido. Los demás
candidatos tienen rabo de paja y muchas cuentas por rendir. En resumen, se
están disputando las migajas de una organización que ellos mismos se encargaron
de destruir.
El lema de Víctor Raúl: “Sólo el Aprismo salvará al
Perú”, ya no tiene sentido y resulta irónico por la complicidad de todos los
adláteres del Sr. Litio, como lo llama César Vásquez Bazán, en la tarea de
hacer añicos lo que se construyó con sangre, prisión y sacrificio.
Ahora, lo más urgente para evitar los funerales, es
salvar el movimiento con gente limpia y sin compromisos que recupere y rescate
el verdadero aprismo y estén dispuestos a dar la pelea por arrojar a los
mercaderes del templo como en la historia bíblica. Para lograrlo, es menester
que sean verdaderos militantes, sin ambiciones mezquinas, que conozcan la
historia, la doctrina, la filosofía, la moral y la ética y ostenten una
trayectoria sin mácula. Es difícil, pero no imposible si hay voluntad y coraje,
además.
La labor inmediata, y no hay alternativa, es desobedecer
a la dirigencia espuria (mariscales de la derrota) y auto-convocarse en todo el
país, como lo están haciendo los apristas en el extranjero, y formar un Comando
Nacional de Acción que convoque a congreso, de abajo hacia arriba, que a su vez
inicie la reconstrucción del Partido que fue la esperanza de los desposeídos y
marginados del Perú.
El resto es silencio (Hamlet de Shakespeare).
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