Olluquito con charqui |
Los vínculos de ciertos políticos con el narcotráfico deben preocupar a los ciudadanos, porque encierran una amenaza contra las instituciones republicanas y conllevan un potencial de muerte y violencia, como las que sufre México. Muy grave es, por eso, que entre los aspirantes a la presidencia de la República figure Keiko Fujimori, quien reconoce haber recibido, en los días de la campaña electoral de 2006, diez mil dólares de las hijas de Eudocio Martínez, conocido como Olluquito, comprometido con el tráfico de Drogas ilícitas. Debe preocupar más aún que el padre de la señora Fujimori haya sido acusado de haber recibido diez millones de dólares para financiar su campaña reeleccionista del 2000. Un informe parlamentario aprobado por unanimidad en la Comisión Investigadora de la Gestión Presidencial de Alberto Fujimori que presidió el congresista Mauricio Mulder, del APRA, reveló ese contubernio. La Comisión escuchó el testimonio de Fernando Ruiz Díaz, empleado de la agencia aduanera Perú Mundo, quien en 1993 descubrió 353 kilos de droga en un cargamento de harina de pescado, que la empresa Hayduk, de Martínez, iba a exportar a Colombia. Ruiz estuvo preso con Martínez en Lurigancho el año 2000, y allí escuchó, de labios del propio "Olluquito" Martínez, la versión de que Javier Corrochano, agente de Vladimiro Montesinos, había participado en un chantaje a Martínez. El dúo Fujimori-Montesinos cerró las empresas de "Olluquito" y apresó a sus familiares. El empresario se sintió perdido. El remedio vino con el pago de los diez millones de dólares y, en contraparte, un alivio en la situación judicial de los Martínez. Por otra parte, el abogado Guillermo Olivera Díaz, quien ha denunciado a Keiko Fujimori por los delitos de encubrimiento de narcotráfico, tráfico de influencias y cohecho pasivo propio, precisa que la gestión de Keiko Fujimori a favor de las hijas de Martínez el año 2000 ocurrió con el concurso del cardenal Juan Luis Cipriani y Rafael Rey, candidato a la vicepresidencia por Fuerza 2011. Si todo eso es exacto, estaríamos ante un escenario trágico: el de un país en que las redes de la corrupción y el narcotráfico han penetrado en las altas esferas del poder. Los enredos de la familia Fujimori con la droga y el peso de la culpa explican sin duda por qué la candidata de Fuerza 2011 parece ajena a los grandes problemas del país. Su estrecho horizonte es el del pasado: continuar con la política neoliberal, que hace más ricos a los ricos y no reduce la pobreza extrema, sobre todo en el campo. La política del Fujimorismo es una mezcla del olluquito narco con el charqui del poder. A la luz de las encuestas, su candidata podría recitar el viejo refrán limeño: "¡ay, suerte mía la del charqui, que en vez de estirar se encoge!". |
Wednesday, March 09, 2011
Olluquito con charqui
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