Saturday, December 20, 2025

1962: Haya, veto y golpe

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

20-12-2025

 


1962: Haya, veto y golpe

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El 10 de junio de 1962 se llevaron a cabo las elecciones nacionales para presidente, diputados y senadores. Empezó a repetirse la ambigua palabra “fraude”, fue la génesis del Comando Conjunto de la Fuerza Armada, y uno de los candidatos, Víctor Raúl Haya de la Torre, fue vetado y el 18 de julio, de ese mismo año, un golpe militar tomó el mando, depuso a Manuel Prado y se quedó largos meses hasta 1963.

 

Cada ciertos años rebrota la memoria selectiva y cínica, se distorsionan hechos que la historia ha registrado, algunos cómo cómicos, veleidosos y antidemocráticos como también de medias verdades y mentiras para el consumo de las nuevas generaciones.

 

Los tres principales candidatos de ese año fueron: Víctor Raúl Haya de la Torre, Fernando Belaunde Terry y Manuel A. Odría. Haya se imponía con un leve margen y sin llegar al tercio constitucional, seguido de Belaunde y Odría.

 

Los días que corren desde el 10 de junio hasta el 18 de julio de ese aciago 1962, son el compendio de reuniones, procura de entendimiento entre los postulantes principales y también de ridículos que faltaron a los compromisos y generaron desconcierto total.

 

La única agrupación política que saludó descaradamente, celebró y felicitó personalmente a los golpistas, fue Acción Popular, como puede verse en la foto adjunta y que no ha podido ser borrada como uno de los más tristemente célebres actos que forman parte de la interrupción del sistema democrático.

 

Entre Haya de la Torre y equipos negociadores se efectuaron hasta tres reuniones. Víctor Raúl hizo lo propio con Odría, importante referir que el ex dictador había ganado el primer lugar en Lima, dejando atrás a Belaunde y Haya, era por tanto, una voz autorizada y con innegable respaldo popular.

 

La Fuerza Armada presionó a Manuel Prado para que éste lograra la renuncia al primer puesto que había ganado Haya de la Torre. El mandatario del período llamado Convivencia no lo hizo y preguntó ¿por qué los mandos militares no transmitían su pensamiento de modo directo a Haya de la Torre?

 

El veto de la Fuerza Armada cobró vigencia, entidad y fue transmitido a Víctor Raúl de modo personal por los elementos uniformados. Haya respondió comunicando que él era jefe de un partido y que debía comunicar este insólito capítulo a sus dirigentes y militancia.

 

El 4 de julio de 1962, en el patio de deportes del local de la Avenida Alfonso Ugarte, Haya pronunció un largo y emocionante discurso y entre otras cosas dijo:

 

“Al recibir el mensaje del señor Presidente, recibí asimismo algo que significaba mucho para el Perú: la oferta de que mi apartamiento de la lucha significaría la reparación y la reafirmación de todo el hoy amenazado ordenamiento democrático en el Perú.

 

Y que este apartamiento significaría que todo lo obtenido por la voluntad popular, por el sufragio libre de las recientes elecciones, serían respetadas.

 

Que el Parlamento ya elegido no sería impugnado, y que el Partido contaría con las más amplias garantías.

 

Pero tuve sí el derecho de preguntar a mi vez ¿por qué ese proceder encubierto? ¿Por qué esa forma de veredicto, de sentencia sin ser oído? ¿Por qué no se me había escuchado? Tal limitación de mis derechos ciudadanos, significaba un veto, una sentencia.

 

Nunca he adulado al pueblo ni lo adularé jamás porque no he adulado a nadie. Pero sí le he dicho que para redimirlo de sus injusticias, de su incultura, de su descenso moral, es necesario levantarse sobre las pasiones y es necesario insertar en la doctrina y en el comportamiento políticos este factor nuevo que es para mí la antítesis de aquello que decía Napoléon: “La política no tiene entrañas”, voz de tirano. Para mí la política sin corazón, no es política.

 

Y así, sin sentirnos ofensores ni ofendidos, ni agresores ni agredidos, habremos de levantar en alto nuestra confianza en el Perú libre, para poder decir a cada peruano, sin distinción de credo, clase o profesión: ¡La hora impone unidad! ¡Vamos todos fraternamente juntos a luchar por el triunfo de la voluntad ciudadana bajo la ley! Para el mantenimiento y resguardo de la libertad y para poder conseguir así la justicia que el Perú necesita”.

 

El golpe con cómplices civiles que levantaron ridículas “barricadas” en Arequipa y que fueron a vitorear a los que tomaron Palacio el referido 18 de julio, yuguló el proceso, desmontó la voluntad ciudadana y echó al basurero la decisión libérrima del pueblo peruano.

 

El fraude no existió, sólo se hablaba de aquél en departamentos de marcada influencia aprista donde Haya ganaba por lejos.

 

El veto a la presidencia fue solo contra Haya de la Torre y eso originó algunos párrafos de un extenso discurso que hemos resumido en líneas esencialmente instructivas de esos momentos cenitales de ese grupo político.

 

Los aspirantes a historiadores con verdades cojas o mañosas, debían comprender que siempre encontrarán aclaraciones terminantes, muy informadas e investigadas a la luz del tiempo y la experiencia de contar lo cierto y no mentir para hacer méritos cuando ya frisan los ochenta años, aunque no hay edad para los farsantes.

 

Sobre el discurso del veto, escribió Andrés Townsend Ezcurra: “Siguió a esta dramática renuncia de Víctor Raúl, hecha mediante uno de sus más conmovedores discursos, una etapa de conversaciones. Se ensayó sin éxito, un acuerdo con Belaunde. Fracasado este intento, se habló con Odría y se estaba a punto de lograr un entendimient, cuando el 18 de julio de 1962, se produjo el primer “golpe institucional” de la Fuerza Armada.

 

El Congreso que se encontraba ya en Juntas Preparatorias, fue invadido y disuelto. El presidente Prado preso y derrocado. Las elecciones se anularon. Salí del Congreso la madrugada del 19 de julio después de haber jurado mi cargo de diputado por primera vez. Lo había sido por el breve lapso de ocho horas.”, p. 111, 50 años de aprismo, Andrés Townsend Ezcurra, Lima, 1989.

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