Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
22-1-2025
¡Gobernar NO es robar!
https://senaldealerta.pe/gobernar-no-es-robar/
En Perú sólo bastaría que los clubes electorales asimilaran
una moral intachable de comportamiento cuyo máximo simbolismo debiera ser el
grito de guerra: ¡Gobernar NO es robar!
Pero el reto es monumental: 95% de los apetitos se dirige a
cómo capturar sueldos mensuales del Estado que son fijos y aseguran algunos
costos a sus protagonistas, los más elementales. Así se dan tiempo para urdir
dinámicas de cómo atacar otras canteras con otro vuelo o volumen de billetes.
¿Qué enseñan padres irresponsables a sus hijos en formación?
A ser “vivos”. Y en Perú eso alude a la trampa monda y lironda y a cómo sacarle
la vuelta a las reglas del juego limpio, al aprovechamiento innoble del prójimo
y a la hechura de “hazañas” aunque sea aplastando al resto.
¿De qué otro modo se explica la atroz crisis moral que
campea en todos los ámbitos, público y privado, que sufre el país en todas sus
administraciones gubernamentales? Coimeros, asaltantes, embusteros, buhoneros
de lo ajeno, langostas humanas que depredan cuanto esté a su paso, son
estaciones de una sinfonía lúgubre desacompasada e incoherente.
Empleado o alto funcionario público que gana por X pero
gasta por X3 y con exhibición de signos exteriores de riqueza cuanto que
voluminoso margesí de propiedades inmobiliarias, casas de campo, playa, viajes
al por mayor urbi et orbi y excursiones con toda la familia, carecen de
cualquier explicación, son perlas de sinvergüenzas desde los bisabuelos a los
tataranietos.
¿Cómo podría una república con falsos héroes inventados de
la nada, cobradores de pensiones por su “participación” en las luchas
independentistas donde jamás estuvieron, títulos nobiliarios y dinastías que
bautizan calles y plazas del país, honrar más que una historia de papel de
baño, falsa e impostada?
En Perú el culto al ex es, además de ridículo, síntoma de
una descomposición de la personalidad colectiva. ¿No ha visto que los que
alguna vez fueron legisladores, desempolvan su credencial y la reivindican
porque aspiran a volver a ser diputado o senador? La gente no recuerda ¡ni una
ley o reivindicación!, apenas se acuerda los escándalos. Pero el ex gerente o
funcionario hace lo mismo.
Toda aspiración a lo público y a su defensa pasa por la
consagración al 100% de su buen empleo. ¡Un lápiz, una hoja de papel, un
escritorio deteriorado, el caño que no se cierra, la gasolina que se emplea sin
tener derecho a porque no la paga, es una forma de robo letal al Estado y al
dinero del pueblo!
Nuestra historia peruana es una desafortunada colección de
eslabones manchados por latrocinios de éste o aquél. ¿A qué se han dedicado
historiadores tímidos, cómplices o financiados por las fundaciones de no pocos
pillos?: ¡a blanquear los sucios sepulcros de proditores, sinvergüenzas,
cobardes, abusivos!
El relato de la historia del Perú debería merecer una
rigurosa revisión, me atrevo a sostener que en ¡un tris tras! decenas de “pro
hombres”, “héroes epónimos”, “grandes figuras”, se caen al pozo inmenso del que
nunca debieron haber sido contrabandeados.
Por tanto, las prácticas pasatistas (esos ex para arriba y
para abajo), la picardía hecha blasón y trampa, la falta de memoria por
orfandad casi absoluta de educación y valores, representan una cruda realidad
que se exhibe en la vida nacional: crímenes, asaltos, estafas, pésimos
gobiernos, delincuentes desalmados en puestos demasiado importantes y el
resultado es lo que vemos a diario.
El club electorero gobernado por taifas que conocen el
placer del fácil dinero que viene en forma de “coimisiones” -peruanismo que
alude al cobro ilegal- debe ser reemplazado por hombres y mujeres honradas,
integérrimos, capaces de reivindicar la convocatoria que se hiciera el 28 de
julio de 1978 en el discurso inaugural de la Asamblea Constituyente, un Perú
justo, culto y libre, en oración de su presidente Haya de la Torre.
¿Cómo evitar que los jóvenes abandonen el país y busquen
destino y futuro allende y aquende nuestras fronteras? Pues haciendo atractivo
el Perú, construyendo ciudadanía, reformando y aniquilando vicios, releyendo
nuestra historia para no repetirla y eliminando con radical decisión a las
pandillas de hampones que medran alrededor de todos los gobiernos para ver qué
sacan de cada gestión.
Continuar como estamos es la triste crónica de un fin
anunciado, irremisible. Pero, definitivamente, indigno de 33 millones de
peruanos. Más aún cuando se plantean perspectivas geopolíticas, históricas que
impulsan al Perú hacia banderas de liderazgo continental con ciencia y
conciencia.
No comments:
Post a Comment