Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
9-2-2016
TPP: ¿ratificación al
caballazo*?
Ha dicho el legislador Elías Rodríguez, presidente de la
Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, que en una o dos sesiones, sin
esperar el fin del receso parlamentario que termina el 1 de marzo, se podría
ratificar el tratado Transpacífico recientemente suscrito por 12 gobiernos, entre
ellos Perú, en Auckland, Nueva Zelanda.
Informó, además, el referido legiferante, que el Ejecutivo
aún no remite el texto de dicho tratado. ¿Qué prisa misteriosa tiene Elías
Rodríguez para anunciar, tan campanudo, que se ratificará el susodicho acuerdo
que debe ser discutido cabal y seriamente por el Congreso porque es un tratado
que tiene incidencia en temas económicos y tributarios del Perú?
Esto demuestra la poca seriedad y vasta ignorancia con que
algunos legisladores toman las cosas, olvidando que hay normativa
constitucional sobre la discusión de los tratados internacionales que firma el
Estado peruano y que deben ser escrutados por el Congreso. Un conjunto, así
sea, la Comisión de Relaciones Exteriores, carece de legitimidad para decidir
por la institución. Y si es huérfana de tal investidura, en absoluto posee el
asentimiento ciudadano que NO está dispuesto a aceptar a troche y moche lo que
pretenda imponer un gobierno que ya deja la administración del país.
El tratado Transpacífico reúne a 12 economías del Foro de Cooperación
Asia-Pacífico, tal como informó la ministra Magaly Silva y se encuentran dentro
del mismo: Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia,
México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. EL TPP es
la zona de libre comercio más grande del mundo: representa el 40% de la
economía del planeta y engloba a 800 millones de consumidores.
La
garrulería típica que rodea a esta clase de sucesos no logra disimular que las
negociaciones han tenido el carácter de secretas durante largos e interminables
meses. Ha poco llegó el texto en inglés y luego se lo tradujo en más de 10
gruesos tomos que, doy por descontado, ¡jamás! ha revisado el presidente de la
Comisión, el dicharrachero Elías Rodríguez.
La misma
sesión de la semana pasada en Auckland estableció que los países integrantes
tenían hasta dos años para la ratificación sin enmiendas del acuerdo. Dos años,
señor Elías Rodríguez, son ¡24 meses!, en forma alguna, para su desventura,
“una o dos sesiones” de la Comisión congresal que preside.
Oponerse
a rajatabla, de seguro con motivos muy bien fundamentados, en capítulos
específicos, resulta tan idiota como impulsar su ratificación inmediata, sin
estudio prolijo, técnico y político, por parte del Congreso que en decisión
soberana deberá expresar su asentimiento o denegatoria.
Más
claro: el gobierno del señor Ollanta Humala ha perdido el respaldo ciudadano y,
a menos -supuesto negado- que tenga compromisos por debajo de la mesa, no puede
aspirar a la ratificación del TPP. Más razonable y por la salud democrática del
Perú, resulta que el próximo Congreso, de lleno y con ciencia y conciencia, lo
analice y dé su dictamen oportuno y sensato.
Un tema
fundamental del TPP es que hay inmensas mayorías ciudadanas que no saben ¡ni de
qué trata! En consecuencia, la tarea ilustrativa del Estado debiera ser
prioridad impostergable para que el peruano común y corriente, el empresariado,
los gremios y colegios profesionales, se adentren en un asunto raramente
misterioso y subrepticio desde hace años.
El
esclarecimiento en el Congreso, la opinión de instituciones y la enérgica
actitud de la ciudadanía queriendo saber de qué se trata -como los ciudadanos
del Buenos Aires de 1810- será la puerta a la ratificación o denegatoria del
TPP.
Cualquier
caballazo constituye aviesa y palurda agresión contra la soberanía del pueblo
peruano.
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*Caballazo:
peruanismo que alude a imposiciones violentas o sibilinas.
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