Más allá de la encuestahttp://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/mas-alla-de-la-encuesta_83183.html |
Pasó la temporada y el temporal de las encuestas. La atención ahora se concentra en el debate entre candidatos presidenciales, debate no concluido cuando escribo estas líneas. Lo que parece inamovible es que Ollanta Humala pasa a la segunda vuelta, y que lo persiguen por lo menos tres candidatos: Alejandro Toledo, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski. El odio. Quiero subrayar el peligro de ese veneno. Me sustento en la experiencia de los años 30 del siglo pasado. En esa época, el 26 de febrero de 1931, hace 80 años, Federico More escribió en la Revista Semanal un editorial titulado "Ante la obra del odio". Ahí, colocó este preámbulo: "Nada que no sea dolor le debo a la política. Nada que no sea dolor le debo al periodismo. Carezco de ambiciones políticas y me aniquila el ansia enfermiza de servir a mi patria." Luego estampó: "El civilismo en masa: el civilismo en todos sus sectores y bajo todos sus disfraces, levantó la bandera del odio a Leguía. Esto era innecesario y, por tanto, era cruel. El odio a Leguía es algo que late en la entraña misma de la nacionalidad; en la entraña de este pueblo desgarrado por 11 años de suplicio. Era –y es– tan grande y tan justo ese odio que ante su magnitud, más bien convenía, y todos los hombres cordial y mentalmente responsables lo sienten así, levantar la voz de la misericordia, la voz de la equidad. No por salvar a Leguía, sino por salvar al Perú, por impedir que ese odio nos llevara a la putrefacción espiritual. Nadie lo entendió así. Por desgracia, el Comandante Sánchez Cerro se convirtió en el portavoz más autorizado de ese odio". Nadie hizo caso al alerta de More. El Comercio se convirtió en órgano del odio al APRA. En sus páginas se podrían leer entonces frases como ésta: "Hay que eliminar a esa raza maldita, los apristas". El régimen que había depuesto a la dictadura de Leguía se convirtió en una dictadura sanguinaria. Se empezó a asesinar apristas y masacrar a obreros. El otro día leí en un diario limeño que las centrales sindicales son un obstáculo para la reforma del Estado. Sánchez Cerro también temía a los sindicatos: por eso ilegalizó a la CGTP, la central creada por José Carlos Mariátegui. ¿Repiten la histeria porque quieren repetir la historia? Apenas se había sacado la tinta del ensayo de More cuando empezaron los crímenes contra el pueblo, no sólo contra los apristas y los comunistas. En 1932 se produjo la insurrección obrera y popular de Trujillo, con miles de muertos. El 30 de abril Sánchez Cerro fue asesinado por un joven aprista. La obra del odio empezaba a dar frutos. |
Monday, April 04, 2011
Más allá de la encuesta
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