19-2-2008
La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima
58 Montero
Fue comisionado como jefe político y militar en la región del norte
por Piérola, cuando éste, desde su gobierno en los Andes, dividió
administrativamente al país.
En Cajamarca, a fines de 1881, Montero se dedicó a la vida social,
carreras de caballos, riñas de gallos y otros escarceos bastante
alejados de sus obligaciones. Ese comportamiento motivó, que ya en
noviembre de ese año, los prefectos de Loreto y, Borgoño en
Huamachuco, se resistieron a reconocerlo y, su mando sobre Piura, fue
de simple apariencia. Para mejorar su imagen y actuando como
vicepresidente en función del cargo, en diciembre de 1881 formó un
gabinete en Cajamarca, nombrando a los señores: Alvarez, Rivas y
Ribeyro.
Al inicio del año 1882, sus tropas no fueron de fiar y temió se
sublevaran, a la par que desconfiaba de la población. Como el gabinete
que nombró no se constituyó, nombró un segundo con los señores; García
León, Arbayza y su cuñado Jesús Elías.
A fines de enero, el desprestigio de Montero en Cajamarca fue bastante
acentuado, en especial por su vida no muy ordenada y que la mayoría de
soldados a sus órdenes abandonaron sus cuarteles.
Durante el mes de febrero, no logró formar un gobierno en Cajamarca,
donde el presidente reemplazante fue perdiendo respeto de continuo.
Durante ese mes, nombró como jefe militar al general Miguel Iglesias.
En esos días la ciudad de Chota se rebeló contra Montero,
desconociendo su autoridad.
En marzo, Montero dejó como jefe superior de Cajamarca y el norte al
general Iglesias y se dirigió a Huaraz; al segundo día de marcha, un
batallón que lo acompañaba al mando del comandante Risco se desbandó.
Ejemplo seguido por la tropa de los otros dos batallones, llegando a
Huaraz con una comitiva de doscientos oficiales y sólo ochenta
soldados, su escolta, en lugar de los casi mil con los que partieron.
A fines del mes de mayo, en Canta, la población azuzada por Vento
manifestó que esa provincia no aceptaría el ingreso de soldados
peruanos y desconocían la autoridad de Montero.
Durante el mes de julio, nuevamente renunciaron los ministros de
Montero, habiéndose propuesto para tales, por intermedio del "Diario
Oficial" a los señores Candamo y de la Quintana.
Montero no pudo organizar gobierno en Huaraz y sin haber realizado
actividad alguna de interés local o nacional, el día 17 de agosto
inició su marcha hacia Arequipa, por la ruta de Junín, acompañado de
una comitiva de tres ayudantes y cuatro ordenanzas, al haberse
dispersado los demás componentes del grupo de 280 entre jefes,
oficiales y soldados que lo acompañaron cuando llegó a esa localidad.
El "Diario Oficial", órgano chileno publicado en Lima, en su número de
fines de agosto de 1882, publicó, que en Canta el coronel Norberto
Vento, gran colaborador de Chile, al frente de un batallón, proclamó
como presidente de la república a Piérola. Se aprecia que las
instigaciones e intrigas pierolistas continuaron al no terminar la
megalomanía paranoide del ex dictador. En el mismo número de ese
periódico se escribió, que en Arequipa, Montero, antes de llegar a la
ciudad depuso a la anterior autoridad superior, Camilo Carrillo, quien
en el mes de abril realizó varios actos atentatorios a la estabilidad
local y del ejército. Comenzó por prohibir el pago de sueldos en la
administración, disolvió y desarmó las fuerzas existentes, dejándola
reducida a un batallón de no más de doscientos cincuenta efectivos.
Montero lo destituyó, no por esos actos, sino que quiso colocar en el
cargo a alguien de su plena confianza, nombrando a César Canevaro en
reemplazo del anterior, a quien pasó a la categoría de ministro.
Con la confianza del relevo de la autoridad superior, Montero ingresó
en Arequipa el 31 de agosto de 1882, siendo recibido muy fríamente,
aunque en las calles formaron las tropas y guardias nacionales en
número de dos mil soldados y casi el doble de guardias nacionales.
Nuevamente formó gabinete integrado por Carrillo, cuatro ministros y
un comandante general del ejército. Gabinete que en octubre fue
reorganizado.
La recepción de un numeroso ejército de dos mil hombres y cuatro mil
guardias, se contradice plenamente con la noticia difundida en abril
cuando Carrillo prácticamente disolvió el contingente militar. Lo
positivo es que sólo en parte se efectuó el licenciamiento de las
tropas, quedando la mayoría en cuartel.
Se debe tener presente que el número de soldados, movimientos de
tropas y efectividad de las mismas, son informaciones muy relativas.
La mayor y casi única fuente del acontecer en los ejércitos del norte
y sur provienen del gobierno de Ayacucho, el cual para mejorar su
imagen y parecer como algo que realmente existía y valía la pena de
tomarse en cuenta; para lograr la paz y regresar triunfante a Lima,
magnificó y exageró cifras y situaciones, como la noticia dada sobre
el movimiento que Montero inició el 22 de agosto de 1881 sobre
Pacasmayo con una fuerza de tres mil hombres, movimiento y fuerza que
sólo existieron en la imaginación de los pierolistas. Igual sucedió
con las fuerzas referidas al ejército del sur.
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