Los cañones de mil libras en La Punta
por Ernesto
Linares Mascaro; elinaresm@yahoo.com
6-8-2017
Después del
combate del 2 de mayo de 1866 en la Guerra con España, el gobierno peruano
compró varios cañones en Estados Unidos para defender la costa peruana de la
flota española. Estos eran básicamente cañones usados en la Guerra de Secesión
(1861-1865). Entre los cañones comprados llegaron los cañones más grandes del
mundo fabricados hasta ese entonces: eran llamados los cañones de mil libras,
porque disparaban proyectiles de ese peso. Estos cañones fueron un Dahlgren del
calibre de 20 pulgadas (508 mm) y un Rodman del mismo calibre.
Características técnicas
Los cañones
diseñados por el almirante John A. Dahlgren y el general Thomas J. Rodman eran
parecidos, ambos de fierro fundido y de ánima lisa (algo anticuado para esa
época, porque ya se usaban cañones de ánima rayada). Como eran cañones de ánima
lisa, disparaban proyectiles esféricos, que podían ser sólidos o bombas
(explosivos). Los cañones Dahlgren eran para la marina y los cañones Rodman
para el ejército.
El cañón
Dahlgren pesaba 100,000 libras con longitud de 163 pulgadas (1). El cañón
Rodman pesaba 115,200 libras con longitud de 243.5 pulgadas y necesitaba una
carga de 100 libras de pólvora para el disparo (2).
Solo se
construyeron cuatro cañones Dahlgren y tres cañones Rodman de mil libras (3),
de los cuales solo sobrevive un Rodman (ver foto).
Los cañones
Dahlgren fueron bautizados como “Beelzebub”, “Satan”, “Lucifer” y “Moloch”. A
Perú llegó el “Beelzebub” (4).
El alcance
máximo de estos cañones era de 7,137 yardas (5), equivalentes a 6,523 metros,
aunque la medición de esta distancia tomaba en cuenta los rebotes –en mar o
tierra- que daba el proyectil esférico hasta que se detuviera completamente.
La colocación de los cañones
Con motivo de
la ocupación del puerto boliviano de Antofagasta por fuerzas chilenas, se
tomaron algunas medidas en Perú. El corresponsal del diario El Comercio en el
Callao informaba que hay una gran cantidad de cañones de gran calibre
almacenados y que sería “conveniente montar algunas piezas de á mil” (6).
El 27 de
mayo, El Comercio informaba que se estaban montando los cañones de mil libras y
que las obras estaban a cargo de los ingenieros López Castilla y Garaicochea (7).
El 2 de
junio, la comisión encargada del montaje de los cañones de mil libras, presentó
un informe y presupuesto para la colocación de los cañones de mil libras al
Consejo Provincial del Callao, que estaba a cargo de los trabajos por orden del
gobierno.
El informe
señala que la madera es el material escogido para el montaje porque “reúne las
condiciones de elasticidad, solidaridad y resistencia suficiente para todo el
tiempo que pueda durar la presente guerra”.(8) El modo de emplearlo fue colocar
estacas que formaban un tablero con 144 cuadrados, sobre el cual se colocaban
hileras de vigas y viguetas de pino para formar un armazón, tablones, rieles para
la corredera de los cañones y plancha de fierro para el eje de rotación. Los
guijarros de la playa servirían para formar el glacis. El parapeto estaría
formado por sacos de tierra. Para el polvorín, se enterrarían cuatro grandes
boyas (de dos en dos) protegidas con planchas de fierro, con galería de madera
cubierta de tierra y uno o dos agujeros para ingresar o salir, mirando la
entrada hacia tierra firme (8).
El presupuesto
para colocar cada uno de los cañones ascendía a S/ 20,000, un total de S/
40,000 por los dos cañones, una verdadera fortuna para la época, sin incluir la
mano de obra y los rieles del ferrocarril para llevar los cañones (8). A modo
de comparación, el sueldo anual de un general de división en esa época era un
equivalente a S/ 4,307 (9), el de un vicealmirante era un equivalente a S/. 4,800
(10) y la fabricación de 24 cañones Grieve de 60 mm para el ejército
(incluyendo cureñas y 12,000 proyectiles) costó S/ 23,000 (11).
Las firmas
del informe citado están un poco ilegibles, pero pude entender que el ingeniero
secretario de la Junta Central era M. M. Echegaray y también estaba conformado
por Francisco Paz Soldán y Ladislao Yolkieski (9). En diversos documentos de la
época, confirmamos que el ingeniero Echegaray estuvo a cargo de otras obras de
las baterías del Callao, entre ellos, los de las torres Junín y La Merced.
Ubicación de las baterías
Para la
ubicación de los cañones de mil libras, la comisión sopesó “defender el paso
del boquerón, reservando de este modo una probabilidad para el tránsito de
nuestra escuadra, ú obligando, cuando menos, al enemigo á estender
considerablemente su línea de bloqueo. Esta consideración nos ha inducido á
elegir para la colocación de estos cañones, el punto más occidental del terreno
de La Punta. A pesar de algunas dificultades y mayor gasto que la naturaleza de
este ocasionará, para la construcción de los cimientos, desde este sitio los
fuegos de esta pieza, abarcarán la mayor parte de la bahía y de la mar
brava”.(9)
Actualmente,
la parte más occidental de La Punta es la Escuela Naval, pero en una consulta
realizada al vicealmirante Reynaldo Pizarro, me contó que la Escuela Naval es
terreno ganado al mar, que no existía en 1879, así que el terreno donde se
colocaron los cañones de mil libras sería próximo a la Escuela Naval.
En un plano
sobre el primer ataque chileno al Callao, realizado el 22 de abril de 1880,
observamos la ubicación de una de las baterías de mil libras, llamada en ese
entonces 2 de Mayo.
En la
relación de jefes de las baterías del Callao del 21 de julio de 1879,
encontramos que ya estaban las dos baterías de mil libras. Una era llamada
Batería de Sotavento y apuntaba hacia la bahía, a la isla San Lorenzo y al
norte, en dirección de la desembocadura del río Rímac. La otra era llamaba
Batería Barlovento y apuntaba al sur del Callao, hacia Magdalena y Miraflores. De
acuerdo al historiador naval Francisco Yábar, la Batería de Sotavento era el
Dahlgren (su foto está al inicio del post) y la Batería de Barlovento era el
Rodman (15).
La Batería
Sotavento estaba al mando del capitán de fragata Luis Germán Astete –quien
estuvo al mando del Huáscar en el
combate naval de Pacocha (29/05/1877) durante la sublevación pierolista- y la
Batería Barlovento, al mando del capitán de navío Lino de la Barrera (12). El
diario La Patria, de tendencia pierolista, criticó el nombramiento de estos
marinos como jefes de las baterías de los cañones de mil libras. “Creemos que
no es lo natural y lo acertado sacar á estos jefes fuera de su elemento y en
donde podrían prestar utilísimos servicios, para confiarles puestos que, sí
serán bien desempeñados; no son de su cuerda, para la cual hay otros muchos”, manifestaba
la nota (13).
Si bien
aparentemente, en julio de 1879 ya estaban listos, recién los cañones de mil
libras se probaron en octubre de ese año (14). En marzo de 1880 se blindó el
polvorín de los cañones con planchas de fierro de 4 pulgadas que habían
pertenecido a la fragata Apurímac (15).
Con la
ocupación del Callao (18-01-1881), los cañones de mil libras pasaron a poder
del ejército chileno y fueron llevados a su país. Años después, los cañones
fueron fundidos en el puerto chileno de Caldera (18), desapareciendo para
siempre.
NOTAS
(1) Alejandro
L. Holley, 1867. Artillería y Blindaje, traducida al castellano por Diego Dublé
Almeida, p. 108. Valparaíso, Chile: Imprenta del Mercurio de Recaredo S.
Tornero.
(2) Ibídem,
p. 107.
(3) Swain,
Craig (09/02/2012). The Big Rodmans: 20-inch Rodmans, Part 2. Recuperado de https://markerhunter.wordpress.com/2012/02/09/20-inch-rodmans-pt2/
(4) Dahlgren
Guns and Rifles (s.f.). Recuperado de http://robinsonsbattery.org/67415.html
(5) José
Torreblanca, 1879. Descripción y manejo de los cañones Blakely, Armstrong y Vavasseur
de las baterías del Callao, p. 140. Lima, Perú: Imprenta del Estado.
(6) Callao.
Correspondencia de El Comercio; Febrero 27 de 1879, en: El Comercio; Lima,
Viernes 28 de febrero de 1879, edición de la mañana.
(7) Callao.
Correspondencia de El Comercio; Mayo 27 de 1879, en: El Comercio; Lima, Martes
27 de Mayo de 1879, edición de la mañana.
(8) Archivo
del Centro de Estudios Históricos Militares del Perú. Año 1879, paquete
2.Ingenieros. Informe que presenta la Comisión encargada del montage de los
cañones de á mil.
(9) Decreto
del 30 de enero de 1880, en: El Peruano; Lima, Miércoles 4 de Febrero de 1880.
(10) Decreto
del 17 febrero de 1880, en: El Peruano; Lima, Miércoles 18 de Febrero de 1880.
(11) Jorge
Grieve Madge, 1983. Historia de la Artillería y de la Marina de Guerra en la
contienda del 79, p. 311. Lima, Perú: Industrialgráfica S.A.
(12) Archivo
de la Marina de Guerra del Perú. Serie: Elementos Operacionales, subserie:
Fuerzas de Desembarco, Baterías 1879, doc. 46. Cuadro de las Fortalezas de la
plaza del Callao en Julio de 1879.
(13) Baterías
del Callao, en: La Patria; Lima, Lunes 26 de Mayo de 1879.
(14) Melitón
Carvajal Pareja, 2004. Historia Marítima del Perú, T. XI, vol. 1, p. 542.
(15)
Francisco Yábar Acuña, 2001. Las Fuerzas Sutiles y la defensa de costa durante
la Guerra del Pacífico, pp. 223-224.
(16)
Información proporcionada por el investigador chileno Gilles Galté.
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