Mensaje a los pobres del Perú y a los ciudadanos que creen en la necesidad de luchar por la justicia social en nuestra patria
1. La principal preocupación de los apristas la constituye la realización integral de cada peruano, libre de alienación, en una sociedad independiente, libre y justa. Nuestro proyecto visualiza a los ciudadanos de nuestro país usando sus facultades con el fin de dar sentido a sus vidas y alcanzar plenamente sus aspiraciones como seres humanos.
3. Ocho décadas después de fundado el APRA como Partido Revolucionario Antiimperialista Latinoamericano, el Perú continúa su evolución colonial dentro del sistema capitalista. Como predijera Haya de la Torre en 1928, nuestra nación se ha transformado en una neocolonia de los Estados Unidos de América y del sistema imperial que dicho país hegemoniza. Añadiendo un nuevo rasgo en nuestra conformación estructural, en las últimas dos décadas la burguesía chilena ha pasado a coparticipar del dominio yanqui sobre el Perú, habiendo convertido a nuestro país en área de influencia de una nación que se enorgullece en hacer las cosas “por la razón o la fuerza”.
4. Para el imperialismo estadounidense y el subimperialismo chileno, el Perú del año 2011 cumple funciones similares a las que los centros dominantes le atribuyeron tras la conquista española. En el capitalismo mundial de hoy, el Perú es un territorio proveedor de materias primas, particularmente minerales, es mercado para las manufacturas provenientes de los países centrales y de sus factorías de exportación chinas y asiáticas, y es una nación receptora de capitales de inversión y préstamo, generadora de utilidades, regalías, amortizaciones e intereses.
5. La característica neocolonial peruana se ha visto reforzada por la existencia de una burguesía inepta que a lo largo de décadas, desde comienzos del siglo pasado, fue incapaz de organizar y dirigir un proceso de crecimiento económico suficientemente dinámico que incluyera a los distintos estratos de la población. En diversas oportunidades esa pseudo-burguesía que es clase gobernante pero no clase dirigente, demostró su incapacidad y desinterés en cumplir el papel director del desarrollo capitalista que la historia le deparó en otras sociedades.
7. La evolución descrita, acentuada por la aplicación en las últimas dos décadas de políticas públicas neoliberales, ha traído consigo la acentuación de la miseria estructural en la que se debate más de la mitad de la población peruana. La falta de equidad de un proceso de crecimiento altamente vulnerable, basado en la extracción de materias primas, ha generado un elevado desempleo que ha traído consigo la necesidad que un amplio sector de connacionales se vean obligados a emigrar del Perú y que ha condenado a aquellos que permanecen en el país a sobrevivir en condiciones infrahumanas y alienantes, a convertirse en vendedores callejeros, cuando no en delincuentes.
8. De persistir las actuales condiciones dentro del orden colonial neoliberal, es probable que el Perú haya llegado a un status de inviabilidad como sociedad humana, lo cual significa que la mayoría de sus miembros, al no poder satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda, atención de la salud, educación y transporte, tampoco puedan autogobernarse y convivir pacíficamente.
9. A partir del año 1990 la evolución colonial del país se vio acelerada por la modificación de las reglas de juego existentes hasta ese año y el establecimiento de un inhumano modelo neoliberal. Formalizado en la denominada constitución de 1993, este nuevo orden consagró una férrea división de atribuciones entre los ámbitos económico y político, estableciendo que la esfera económica debería quedar estrictamente en manos de los intereses privados, es decir preferentemente del gran capital extranjero y doméstico. Con principios tales como el de la subsidiariedad del Estado, el modelo capitalista neoliberal −implantado en el Perú por la dictadura de un súbdito extranjero− ató de manos al Estado y le impidió cumplir su rol de defensa contra el abuso imperialista y contra la explotación de los trabajadores. Desde 1993, la constitución fujimorista eliminó en la práctica la posibilidad que el Estado participe directamente en la actividad económica y limitó la implementación de políticas públicas a favor de las clases explotadas.
10. El Perú de hoy, como colonia neoliberal, satisface los intereses de grupos plutocráticos y de sus clases gobernantes, es decir de una minoría del país. A la vez, el colonialismo neoliberal ha condenado a las grandes mayorías nacionales al desempleo, a la miseria, a la desesperanza y a la profundización de su alienación.
11. El “crecimiento” y la “modernidad” impulsados por el neoliberalismo han favorecido fundamentalmente a los de siempre, a las clases explotadoras, y a un limitado número de sus funcionarios, gerentes y personal “de confianza”. Millones de peruanos se encuentran excluidos del citado “progreso” y se ven condenados a un futuro penoso, sin ver la luz al final del tunel. Ésa es una de las pesadas herencias que dejó a nuestro país la dictadura de los años noventa y los gobiernos “democráticos” de Toledo y García que continuaron la aplicación a rajatabla del orden neoliberal capitalista.
12. A lo largo de la década fujimorista, la mayoría de apristas luchamos contra los tres componentes básicos del modelo colonial neoliberal: (a) las políticas públicas neoliberales en los campos económico, social y político; (b) el régimen autocrático, funcional a la implantación de dicho modelo; y (c) la corrupción generalizada del poder político, militar y económico.
14. En particular, la dictadura corrompió al país, a sus instituciones y a muchos de sus hombres. Para entender la corrupción dentro de la década fujimorista debemos aprehender este fenómeno en el contexto de su funcionalidad. Al satisfacer los apetitos de enriquecimiento del poder político, militar y económico, la corrupción se convirtió en el elemento indispensable para asegurar la viabilidad y solidez del régimen. El enriquecimiento ilícito generado por la corrupción fue la soldadura que unió indisolublemente las voluntades de las autoridades políticas y militares neoliberales y las de sus socios empresarios nacionales y extranjeros, integrantes de los sectores dominantes del país.
15. Sensiblemente, Alan García Pérez y los elementos a él allegados fueron captados por el régimen neoliberal, autocrático y corrupto de Fujimori. Puede señalarse a dos secretarios generales del PAP, Agustín Mantilla Campos y Jorge Del Castillo Gálvez, ambos personas de confianza de García, que mantuvieron relaciones políticas y financieras con Montesinos y comulgaron con el modelo colonial neoliberal del fujimorismo.
18. Sin embargo, la infiltración del fujimorismo en la dirección del PAP no sólo se manifestó en los avances de la corrupción. Se expresó también en la defensa del orden colonial neoliberal que asumió del Castillo Gálvez y la Célula Parlamentaria Aprista con la presentación del proyecto de ley constitucional 611. Con ese proyecto, del Castillo intentó constitucionalizar en el Perú los principios neoliberales de organización de la economía, la sociedad y la política. En igual forma, pretendió legalizar los actos de la dictadura fujimorista y las acciones de sus corruptas autoridades. Llegó inclusive a tratar de imponer a espaldas del pueblo una supuesta modificación constitucional, llena de lugares comunes pero eso sí basada en los principios del orden colonial neoliberal.
19. A estos actos que se fueron descubriendo en forma progresiva, se añadieron una serie de declaraciones públicas y decisiones adoptados por la burocracia dirigente del Partido Aprista que constituyen una abierta afrenta al aprismo histórico, a su ideario y a su programa de acción. Entre estos hechos podemos señalar el apoyo a las posiciones neoliberales de políticos conocidos como comisarios coloniales del imperialismo (Kuczynski, de Soto, Fujimori), la incorporación a dedo en el Partido de politicastros derechistas que se distinguen por su apego al dinero mal habido (Químper), la invitación a militares cavernarios (como el fujimorista Giampietri), los lazos con grandes intereses mineros (Yanacocha, Roque Benavides), y la negativa a asumir la defensa de los intereses populares (Arequipa, Tambogrande, Bagua, Puno). Asimismo, y con distintos pretextos, la burocracia dirigente protegió en el Congreso de la República a distintos funcionarios de la dictadura fujimorista acusados de corrupción.
20. Existen otras acciones de la burocracia dirigente del PAP que hemos denunciado ante el país. Nos referimos, por ejemplo, a la violación permanente de los Estatutos del Partido Aprista Peruano. Al estilo de la autocracia fujimorista, la burocracia dirigente se autoprorrogó el mandato en varias oportunidades y con distintos pretextos. Incurrió además en faltas gravísimas, como la publicación en Internet del padrón de afiliados del Partido, lo cual violó dispositivos constitucionales que protegen la privacidad en materia de opiniones políticas de los ciudadanos del Perú. Al facilitar la identificación política de los militantes apristas en un país en el cual los golpes de estado se suceden regularmente cada dos o tres décadas, la burocracia dirigente traicionó al Partido y a su militancia. Asimismo, en diversas oportunidades, la burocracia dirigente ha faltado de palabra a la militancia aprista a la que ha calificado de buscadora de empleos y de carecer de cualidades profesionales. Últimamente organizó procesos electorales que estuvieron manipulados desde el nombramiento del comité electoral y la definición de las reglas electorales hasta la abierta manipulación de los padrones y nombramiento de los candidatos.
21. Frente a todos estos hechos insurgimos los militantes del PAP que entendemos al aprismo, como ideología revolucionaria, como programa de cambio social, y como línea directriz para la gran transformación. Recordando que nuestro partido es un movimiento de militantes puros y sinceros, proclamamos nuestro rechazo a la corrupción imperante en los cuadros dirigentes del PAP y expresamos la necesidad de someter a disciplina y sancionar a aquellos involucrados en actos de claudicación, traición, o inmoralidad. Comprometidos en este esfuerzo de recuperación partidaria, reafirmamos la validez del APRA y de su diagnóstico de la realidad nacional, de su ideología y su programa, de sus valores y símbolos, de su estatuto y de su normativa interna, sobre cuyas bases desarrollamos las propuestas de Hacia el rescate del aprismo.
Lima, 11 de junio de 2011
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