Friday, October 14, 2016

Sobre el embajador Jorge Valdez Carrillo, ahora en Chile*

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-10-2016

Sobre el embajador Jorge Valdez Carrillo, ahora en Chile*

Por el Honor de Torre Tagle
13/02/2002
(*) Oswaldo De Rivero

(*) Carta de respuesta del Embj. Oswaldo De Rivero al Embj. Jorge Valdez remitida al Consejo de Honor de la Asociacion de Funcionarios Diplomaticos del Peru en razón que el Embj. Valdez lo acusa de " instigar una campaña de difamación del Servicio Diplomatico" y solicitar su renuncia a Torre Tagle.

Documento enviado para su publicación en la presente edición de la Red Democrática.
C. Gayoso Editor

MISION PERMANENTE DEL PERU ANTE LAS NACIONES UNIDAS

Nueva York, 11 de febrero del 2002

Señor Embajador Carlos Higueras Ramos
Presidente del Consejo de Honor de la Asociación de Funcionarios Diplomáticos del Perú, Lima

Querido Embajador y amigo,

A continuación le hago llegar la presente carta titulada "El Honor de Torre Tagle" para el uso del Consejo de Honor que usted preside.

El honor es una virtud. Como toda virtud es una práctica difícil. Implica una lucha interna constante para renunciar ambiciones, proyectos de vida y, a veces, a la vida misma en aras de la dignidad. La defensa del honor personal, sobre todo en las carreras jerárquicas como la militar, la diplomática y otras públicas implica muchas veces renunciar al cargo por dignidad y con ello perder privilegios y niveles materiales de vida.

Yo tuve esa lucha interna y esa experiencia. Confieso a todos mis colegas que no fue nada fácil tomar la decisión que me alejó del Servicio Diplomático cuando cesaron a mis amigos y compañeros. Tampoco fue nada fácil decidir, más tarde, enfrentar públicamente al gobierno autócrata y corrupto de Fujimori, cuando estaba en el esplendor de su poder, cuando la mayoría en el Perú lo alababa, se sometía o al menos lo toleraba.

Yo no critico a mis colegas Embajadores que no piden su pase a la disponibilidad contra las injusticias, yo comprendo las dudas íntimas éticas y respeto el derecho de mis colegas a renunciar o no. Sin embargo, yo no respeto al Embajador que logra los más altos cargos dentro de una autocracia y luego no pide su pase a la disponibilidad cuando la democracia públicamente prescinde de sus servicios.

Los más altos cargos del Embajador Valdez coincidieron cuando la autocracia llegó a las más grandes bajezas y arbitrariedades. Jamás se atrevió a decir "basta" al fujimontesinismo y cuando el actual Gobierno democrático del Perú y su Consejo de Ministros se negó a que lo siguiera representando como su Embajador en Naciones Unidas y que fuera el nuevo Embajador en el Uruguay, tampoco se atrevió a pedir su pase a la disponibilidad. Esta falta de renuncia es para mí reñida con la práctica de la virtud del honor.

Hoy, el Embajador Valdez con teatral impostura se rasga las vestiduras, me acusa a mí, que renuncié por el agravio al honor de nuestro Servicio Diplomatico del Perú en razón que el Embj. Valdez me acusa de "instigar una campaña de difamación del Servicio Diplomático". Y con arrogancia recurre al Consejo de Honor de la Asociación, pero lamentablemente los hechos demuestran que jamás ha ejercido hasta ahora tal virtud. No pudo acomodarse con el Gobierno democrático porque no se dio cuenta que su sumisión a la banda autócrata que gobernó el Perú era demasiado evidente y se lanza al Consejo de Honor sin percibir que existen todavía dudas muy fundadas sobre la regularidad de la apertura de la cuenta para el alquiler de un helicóptero del Ejército peruano a Naciones Unidas y el traslado del primer pago de más de un millón de dólares por dicho alquiler a Suiza.

Esta investigación no debe terminar, la situación no es de ninguna manera clara y tendrá que aclararse hasta la verdad total por el honor del Servicio, para lo cual estoy dispuesto a colaborar como testigo y también con otros testigos, no sólo ante el Consejo de Honor de la Cancillería, sino también en la investigación que debe reanudar la Cancillería, el Congreso y el Poder Judicial. En su reciente entrevista en Radioprogramas, Valdez quiere hacer aparecer como legítima la irregular apertura de la cuenta del helicóptero y también hacer legítimo el giro irregular del primer pago de más de un millón de dólares a la empresa Global con sede en Suiza. Dice que no pudo depositar el dinero que le dio Naciones Unidas, como parte del alquiler del helicóptero en la cuenta de su Misión en Nueva York porque está prohibido depositar dinero ajeno en las cuentas que tienen las Misiones para sus funciones.

Si según lo dispuesto por el artículo 4.5 de las Directivas del D.S. 005-97-RG y de la R.S. 0105 de 20 de febrero de 1997, está prohibido depositar dinero ajeno en una cuenta ya establecida, lógicamente también está prohibido crear una nueva cuenta para depositar ese dinero ajeno. El mandato de las disposiciones que no se pueden ni depositar ni abrir nuevas cuentas a nombre de las Misiones del Perú para depositar dineros que son ajenos para la marcha económica de las mismas.

El Embajador Valdez explica que la apertura de la nueva cuenta obedece a que no podía quedarse con un "cheque en la mano" y luego explica que gira el dinero a Suiza por "instrucciones de la Aviación del Ejército". ¿Qué Embajador del Perú, para no quedarse "con un cheque en la mano" tiene poder legal para abrir cuentas en el extranjero de fondos ajenos a sus Misiones sin una disposición legal que lo exonere expresamente de esta obligación? ¿Qué Embajador del Perú puede luego remitir esos fondos a Suiza por "instrucciones de la Aviación del Ejército", o de la División Blindada, o de la Base de Submarinos o del Escuadrón de los Sukoi 25? ¿Desde cuándo recibimos instrucciones de las unidades militares ? Valdez lo hizo. Las instrucciones que recibió fue la de los corruptos Generales Edmundo Silva Tejada y Luis Salazar Monroe.

Lamentablemente, lo que ha hecho el Embajador Valdez es irregular y lo malo de esta irregularidad es que está conectada con un alquiler doloso que hacen los Generales de Fujimori. Definitivamente, yo no creo que el Embajador Jorge Valdez se haya beneficiado económicamente con ello, pero sí creo que fue demasiado sumiso al poder de turno. Fue esa sumisión que lo hizo indiferente, irritable y a veces hostil con ciertos cesados y lo llevó sobre todo también a una falta de solidaridad y determinación frente a las injustas postergaciones del ascenso del compañero más talentoso de su promoción, el Embajador Manuel Rodríguez. Fue esa sumisión que lo llevó a callar frente al retiro antijurídico del Perú de la Carta de San José. También su sumisión lo llevó hasta la duplicidad en el caso Tiwinza contra el ex-Canciller Ferrero, quien tuvo que renunciar. Finalmente sería esa sumisión, según los documentos que tienen los Congresistas, la que habría llevado a impartir instrucciones para maquillar el triunfo electoral fraudulento de Fujimori. Todo esta sumisión del Embajador Valdez constituye para mí un déficit apreciable en la práctica de la virtud del honor que debe evaluar el Consejo de Honor de la Asociación. Sin embargo, creo debemos ir más allá de las evaluaciones éticas. Creo que se debe establecer una Comisión Oficial de la Cancillería para restablecer totalmente la institucionalidad, el honor y el sosiego en Torre Tagle, cuyas principales tareas, entre otras, serían:1. El conocimiento de una vez por todas de los nombres de los diplomáticos que participaron en el cese ilegal. 2. Continuar con la investigación sobre la apertura de la cuenta para el pago y el giro a Suiza del alquiler del Helicóptero. 3. Investigar si hubo instrucciones para disfrazar las fraudulentas elecciones del año 2000 y, por lo tanto, si hay presunción de delito contra la voluntad popular. Sin las disculpas públicas de los funcionarios que participaron en el cese de los 117 y la aceptación de ellas por los agraviados, no podrá jamás haber reconciliación, honor y sosiego en la Cancillería. Sin la verdad total sobre el Helicóptero y del pasaporte a Montesinos, habrá siempre dudas sobre la vinculación de la Cancillería con la corrupción. Sin saber si hubieron instrucciones para maquillar el fraude no habrá jamás reconciliación entra la diplomacia y la democracia.

La verdad sigue evasiva en la Cancillería. Si esto continúa jamás se volverá a Institucionalizar el Servicio Diplomático porque no habrá tradición de honor que trasmitir a las nuevas generaciones. Los jóvenes diplomáticos deben saber que existen límites de la "debida obediencia al Estado". Estos son: la violación de su Constitución, la arbitrariedad contra su ley, la violación de los derechos humanos, la impunidad contra la corrupción y el robo de la soberanía popular por el fraude electoral. La "debida obediencia al Estado" tiene un solo juez, nuestra conciencia; ella nos dice hasta cuándo debemos obedecer, hasta cuándo debemos aguantar y cuándo debemos decir: ¡Basta!. Pero si adormecemos siempre nuestra conciencia con privilegios y prebendas diplomáticas, caemos en un déficit de honor del cual es muy difícil salir porque honor no se recupera con préstamos sacados de medias verdades.

El honor sólo se puede recuperar con el arrepentimiento. No anestesiemos nuestra conciencia, no nos engañemos a nosotros mismos con la "debida obediencia al Estado". Si lo hacemos nos autoengañamos, creemos que somos víctimas, nos rasgamos las vestiduras acusando a otros de "difamación". El sufrimiento que tiene hoy el Embajador Valdez no se lo he infligido yo, que he practicado el honor, tampoco se lo han causado los cesados desesperados con tanta arbitrariedad, vejaciones e indiferencia. El sufrimiento de Valdez, que comprendo (no me alegro) proviene, en último análisis, de su excesiva sumisión al mal (Fujimori). Sumisión total que no le permitió decir: ¡basta!, denunciar el mal y volver a encontrar la armonía con su conciencia y con la democracia peruana. El llamado "gobierno" de Fujimori no fue un gobierno comparable en sus bondades o errores a otros gobiernos anteriores del Perú, inclusive militares. El Gobierno de Fujimori fue algo totalmente nuevo, fue el mal. Fue una organización criminal, visceralmente corrupta que se apoderó del Estado, que compró conciencias en todos los estratos sociales y profesionales, que dañó el tejido moral de la sociedad peruana. Si bien es comprensible que, al principio, tuvo apoyo por su meritoria lucha antiterrorista, después ese gobierno no mereció la "debida obediencia al Estado" cuando destruyó el Tribunal Constitucional del Estado del Perú, retiró al Estado del Perú de la Corte de San José, dio amnistía del Estado del Perú a violadores de derechos humanos, dio apoyo del Estado del Perú a Estados extranjeros violadores masivos de derechos humanos, compró material bélico inservible cuando el Estado del Perú estaba en conflicto, usó al Estado del Perú en el tráfico de armas y drogas y le robó la soberanía al pueblo peruano que es la fuente misma de la soberanía del Estado peruano. Hoy, esta triste experiencia de algunos pocos Embajadores sumisos a la autocracia, que engañaron sus conciencias con una "debida obediencia" para gozar de las mejores Embajadas de nuestra diplomacia, los hizo defender lo indefendible, permitió que nuestro país rompiera con la comunidad democrática de naciones y tuviera la más impresentable imagen de su historia.

En los países democráticos desarrollados ni siquiera los militares tienen la obligación de la "debida obediencia" a las órdenes de sus superiores que implican violaciones constitucionales, violaciones de derechos humanos y violaciones de las Convenciones de Ginebra. Por el honor de Torre Tagle y de todas sus nuevas generaciones, los diplomáticos peruanos, de ahora en adelante, no debemos ser sumisos más a Gobiernos, ni Ministros de Estado, ni Secretarios Generales, ni Embajadores que nos instruyan o induzcan a erosionar la democracia, a disfrazar un fraude electoral o a defender violaciones masivas de los derechos humanos y que, sobre todo, a Gobiernos que traten de destruir, sin razón y sin la ley, la dignidad de nuestras personas y la de nuestra institución. Debemos lograr la reconciliación. Ella es indispensable para el sosiego y la unidad en la Cancillería. Una vez hecho esto, debemos organizar nuestra Asociación en un verdadero sindicato solidario para defender la decencia y el honor de nuestra institución contra toda tiranía que quiera convertirnos en defensores de indecencias bajo la falacia de la "debida obediencia al Estado". El alma de Torre Tagle debe comenzar a ser parte del alma del siglo XXI. El alma de este siglo se está formando por el triunfo del espíritu humano sobre la Razón del Estado, por el surgimiento de una ciudadanía planetaria que quiere vivir en democracia y sin temor a que se violen sus derechos políticos, económicos y ecológicos. Ninguna obediencia al Estado es superior al honor y la dignidad de sus ciudadanos. Convirtamos a Torre Tagle en una comunidad de ciudadanos del siglo XXI con pensamientos políticos plurales, pero en conjunto verdaderos demócratas, hombres de honor que no se sometan a ningún gobierno arbitrario en el futuro. Reciba un fuerte abrazo,


(*) Oswaldo de Rivero

Embajador Representante Permanente del Perú ante las Naciones Unidas
New York, febrero 2002
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*22-9-2016
Embajadores Luna, Valdez y Popolizio demandados penalmente




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