Nora Sidoine: la
creación es un viaje al origen
por Jorge Smith Maguiña; kokosmithm@hotmail.com
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24-2-2021
Conozco la obra de Nora Sidoine desde hace ya unos 35 años.
Una larga ausencia suya me hizo distanciarme de ella y su obra y sobre todo de
su proceso creativo. Recuerdo sin embargo que ya la primera vez que hablamos
sobre el mismo, cuando balbuceaba un poco al querer darle una forma conceptual
a lo que hacía, me soltó esta frase, ”La creación es un viaje al origen”.
Durante estos largos años, ella ha madurado en una forma que
yo diría equilibrada, tanto su persona como artista, el contenido de sus
propuestas artísticas como también la percepción que tiene de su proceso
creativo.
Estos últimos años hemos visto evolucionar sus indagaciones
estéticas en diferentes direcciones. A veces el lienzo ha sido para ella, un
campo de aterrizaje de experiencias formales más ligadas a las texturas y otras
veces más bien el espejo de reflexiones plasmadas en lienzos, cuyos contenidos,
cuando los observamos en detalle son algo muy diferente del impacto que tenemos
de ellos a primera vista. Y no es, sin embargo, porque Nora quiera someternos a
trucos visuales o adivinanzas en sus obras, sino por la riqueza de impresiones
y de callados mensajes que sus lienzos -si podemos llamarlos tales- nos
transmiten si sabemos interrogarlos.
Nora es una artista que tiene una muy sólida indagación
intelectual sobre lo que ella quiere plasmar. Su formación que la inició en
Lima, la culminó, si así podemos decirlo, en Nueva York. Su errancia la llevó a
instalarse casi 15 largos años en Seattle, la ciudad de Microsoft y cuna de
Starbucks. "Si me preguntas qué aprendí en mi larga ausencia, puedo
decirte que mucho, pero más como persona que como artista plástica. Un pintor
termina procesando todas sus experiencias visuales, que le son muy útiles,
siempre y cuando ya tengas alguna base sólida sobre lo que inicialmente querías
hacer, de lo que yo llamaría, tus iniciales intenciones estéticas. De otra
manera, solo adquieres una erudición visual, muy útil culturalmente, pero no
necesariamente definitoria para lo que inicialmente querías hacer." Esa
reflexión es muy puntual por parte de ella. Grafica bien su periplo y su larga
estadía en los Estados Unidos. “Mi estadía allí, podría dividirla en dos fases
East Coast en New York y West Coast en Seattle. La primera me deslumbró en
contenidos nuevos, la segunda fue algo así como un largo adagio de reflexión,” me
dice.
“Creo que por muy largos que fueron esos quince años, lo que
llevaba en mi mochila antes de partir, me dio insumos que nunca se agotaron. La
herencia cultural visual del Perú es muy compleja y si quieres ser artista
plástica y has vivido al inicio de tu vida en Perú, no es con un billete de
avión, que te vas a liberar de ese legado, que persiste y allí está en
múltiples formas. Puede estarlo en forma confusa, vaporosa o desordenada pero
allí está. Por más que quieras que tu expresionismo abstracto, por muy personal
que sea, puedo decirte que ni como expresión por muy elocuente que ésta sea,
deja de esconder algún detalle de ese legado. Como abstracción tampoco logra
totalmente abstraerse de aquella realidad residual, de la cual al final algún
eco siempre queda y, aunque a veces no esté presente en la obra, está flotando
con esa especie de halo mágico que siempre envuelve una obra de arte”, enfatiza
Nora.
Pintar es indagar y
reflexionar
Cuando Nora nos habla de su proceso creador, hay algunas
palabras que utiliza insistentemente: indagar, reflexionar. “Tengo que volver y
volver sobre algunos temas y darle vueltas hasta lograr imaginar
mentalmente toda una serie de lienzos.” Muchas veces lo ha dicho, “Mi proceso
creativo es como una espiral. El pintar es algo así como un ritual de peregrinación
hacía atrás. Mas que voy, yo diría que regreso, recuerdo. Es lo que en el
pensamiento mítico, se llama el eterno retorno. Un viaje casi compulsivo al
inicio de todo”.
Eso permite que al apreciar las obras de Nora, sobre todo
las series, haya una gran coherencia formal. Puede ser que en una serie, el
elemento central sean las texturas, que en otra serie sea la persistencia de
algunas formas, que parecen aprisionar islas de colores muy definidos o en
otros casos, series donde lo central es el color y algunas formas se insertan
como intrusas en el lienzo. Utilizo la palabra serie pues en una exposición de
la artista, cada cuadro a veces me ha parecido ser parte de un gigantesco
lienzo y que por razones prácticas ha sido dividido en varios lienzos. Lo cierto
es que el impacto estético que produce una obra de Nora nunca nos deja
indiferente.
Al conversar con ella sobre sus diferentes series,
descubrimos que ella ha hecho un trabajo minucioso de conceptualización previa
de lo que quiere plantear. “Debes comprender, que las ideas son sobre la
exposición, no sobre el contenido de las obras. Son dos cosas diferentes. Me
impongo una disciplina mental muy rigurosa al armar una exposición. Trato de no
hacer bocetos. Hay evidentemente un hilo conductor pero no hay una idea fija,
es un hilo obsesivo y recurrente lo que le da una especie de unidad a las
series de mi obra. Si fuese músico, diría que son mas bien ciertos acordes que
quiero reiterar y no melodías explícitas. Son los acordes, los que unen a
muchas de mis obras.” me dice.
Para la exposición denominada “Esplendor” escribió un texto
que refleja muy bien lo que quiere expresar: ¨Cada
serie me lleva por caminos diferentes a casi un mismo lugar: el mismo
centro de mi cuerpo donde habitan las emociones. Primero hay que conectarse con
éstas y atraparlas con un caza sueños para dejarlas fluir…escuchando
atentamente sin oponer resistencia ni tratar de entenderlas."
Otros
terrenos para el expresionismo abstracto
El tema de las texturas es un manantial de
belleza plástica que Nora ha tratado exhaustivamente en varias de sus series.
Generar expresionismo abstracto basándose o iniciándolo a partir de una textura
era algo poco indagado por parte de los artistas plásticos. Es algo que siempre
interesó a Nora. A veces eran formas, no necesariamente abstractas, que en
forma inesperada emergen del centro de una espiral o que como caracoles o
floraciones que tratan de salir o brotar del lienzo. En otros casos eran
torsos de mujer, cuyas formas han sido definidas a base del material del mismo
lienzo. A veces ese detalle es lo central, sobre todo en los lienzos de pequeño
formato. A veces puede parecer algo meramente accesorio, pero en todos los
casos se puede deducir que hay una reflexión previa en la decisión de poner
dicho detalle. La obra de Nora ha girado hacia un expresionismo cada vez mas
puro en el cual el color, ha sido lo que le va dando presencia a la forma.
“Llego a utilizar tal o tal
color, no necesariamente por equilibrio cromático. Creo que al sintetizar algo
en una obra, en lo que concierne el color, resuelvo y transfiero un proceso
interno muy complejo.” Ella me da varios ejemplos mostrándome sus obras. A
veces es necesaria una explicación suya para comprender el proceso, pues lo
manifiesto no siempre suele, mostrar con total evidencia lo subyacente.
“Sé que eres psicólogo Jorge,
pero en mi caso gracias a la influencia positiva que el arte tuvo en mí y que
me ayudo a estructurarme, creo que perdiste a una paciente”.
Nora ha trabajado su obra en las más diversas direcciones
de lo que se suele denominar el expresionismo abstracto, pero su sensibilidad nunca
se ha perdido en la abstracción pura -que suele ser una tentación-, pues su
deseo es de comunicar algo, ha ido más allá que la simple intención de generar productos
estéticos. ”Lo peor es buscar la expresión por la expresión misma.” Sobre su proceder
ella también agrega, "Dibujo muchas veces con texturas y soguillas, la luz
es el color y cada lienzo al ser percibido como algo individual es al mismo
tiempo un instante detenido de este proceso creativo, que cuestiona, responde, propone y soluciona."
¿Y el tema sagrado? Le pregunto.
“Siempre gira por allí, en su
forma más positiva que es el de la búsqueda de la trascendencia y siempre se
cuela como una fuente fértil de inspiración. Los vitrales por ejemplo siempre
me han fascinado. No solo aquellos hermosos de las grandes catedrales góticas,
sino la técnica en sí. El hecho que los espacios de color o de la imagen que en
el caso del vitral están delimitados por el metal y que precisen de la luz para
ser apreciados en su verdadero valor es, desde el plano estético, una propuesta
fascinante. En la historia del arte, en la pintura, quizás solo la obra de Fra
Angélico y algunos otros nos transmiten esa belleza que nos emociona y que nos
dan esos vitrales hechos por esos geniales artistas anónimos que le dieron un
toque de belleza suplementaria a las catedrales góticas. Si algo uno recuerda
después de haber visitado Notre Dame, al margen de su espléndida arquitectura,
son sus hermosos vitrales.”
Mi última pregunta. “¿Es más difícil comenzar o terminar una
obra de arte.” Me dice “Hay varias formas de comenzar a responderte esta
pregunta. La primera es que la fase media de la ejecución de una obra de arte
es quizás la fase mas simple y placentera. Yo diría que incluso es lúdica. Uno
la disfruta pues experimenta a veces demasiado, con el riesgo que se
desnaturalice lo que al inicio querías hacer. Bueno, digo esto pues en relación
a la incertidumbre de las primeras pinceladas, esta fase media, es a cup of
cake. Iniciar una obra de arte, si quieres realmente hacer una, implica
diversas dudas previas, varias torturas mentales de porque haber comenzado
hacer esta obra y no la otra, si tenías varias en mente. A eso le agregas la incertidumbre
de si iras hasta el final con la obra que comenzaste o si aquel lienzo después
de un entusiasmo inicial, se quedara a veces años durmiendo y empolvándose en
un rincón de tu taller. Iniciar una obra, sobre todo para personas que tienen
una formación clásica como yo, que han aprendido a preparar el lienzo, los
materiales, los colores, etc. es siempre un desafío. Es un proceso complejo,
que puede llevarte a detalles obsesivos y a veces paralizantes.”
Pienso en el conmovedor testimonio de Oscar Wilde, en el “De
Profundis” sobre la forma cómo una obra de arte germina dentro de uno y también
en la hermosa obra de Rilke, “Cartas a un joven poeta”.
“La creación en artes plásticas –continúa-, aún en
expresionismo abstracto es algo tan complejo como en otros estilos. No es algo
fácil. Por eso al final pocos artistas sobreviven al test del tiempo. “Muchos
son los llamados, pero pocos los elegidos”, creo que dice la Biblia”. El mundo
de la creatividad, es de alguna manera un mundo muy darwiniano. Creo que se ha
confundido a la gente, diciendo que lo que afirmó Darwin, era que en la
evolución quienes sobreviven eran los mas fuertes. Lo que quiso decir en
realidad es que quienes sobreviven son los mas aptos. En arte también,
sobreviven quienes pueden lograr con una gran economía de medios, dar lugar a
productos novedosos y desconcertantes como en el reino animal existen el
mimetismo y otras adaptaciones realmente desconcertantes. Al entorno a la
geografía o al clima, pero estos seres vivos también olfatean, captan y por lo
mismo enganchan con aquello a lo cual es sensible el entorno. O sea son más
aptos aquellos que logran tener congruencia con el ecosistema, pues un artista
es parte del tejido social y el arte que produce un artista en un momento dado,
no puede estar demasiado alejado, de lo que el entorno solicita en un momento
dado.”
“Mahler el gran músico decía, “Mi tiempo vendrá” y pasó casi
medio siglo para que su música sea apreciada como se debe. Hoy las cosas son
diferentes. Creo que el artista plástico no busca un reconocimiento póstumo o
post mortem. Quiere que su obra se aprecie en tiempo real. Sería demasiado
pedir, querer que su obra sea entendida como el la quisiese, pero si quiere que
sea apreciada.” Le insisto en que aun no me ha dicho cómo el artista decide
cuando una obra de arte esta terminada.
“Siempre ha sido difícil para un artista plástico decir
cuándo una obra específica está definitivamente terminada. Quizás los geniales
artistas del Renacimiento, sobre todo los escultores, aquellos que trabajaban
con el mármol quizás si podían hacerlo. Si Miguel Angel se hubiese acordado de
un detalle que hubiese querido agregarle a “La Pieta” hubiese tenido que
recomenzar a hacerlo todo de nuevo, en otra mole de mármol. La decisión de
cuándo consideramos que una obra de arte esta culminada, no es fácil. Podríamos
decir que a veces, puede ser hasta arbitraria. Una obra de arte hoy en día es
de alguna manera una conversación, entre el artista y el producto que esta saliendo
de sus manos. Si no está terminado el diálogo, la obra puede darle la impresión
al artista o al que la aprecia, que algo está inconcluso. Creo que el momento que
uno decide que una obra está concluida, es cuando el artista decide que ésta
puede tener una vida propia, cuando ya puede significar algo para el artista y
quien la percibe, sin pasar necesariamente por un intermediario, que busque de
imponerle una significación a la obra. La valoración y el significado estético
de la obra del arte, no responde necesariamente a criterios racionales. La
facultad de apreciar la belleza, es una capacidad, que define lo humano. Todas
las culturas y todos los pueblos, desarrollan un criterio para apreciar la
belleza, cuyos criterios formales pueden variar. Al ser humano el contacto con
lo que considera tiene belleza le da placer. Esa capacidad humana la puedes
desarrollar, afinar, refinar o diversificar y así expandir tu margen de placer.
Lo que sí es cierto y muchos solo descubren demasiado tarde es que vivir al
margen del arte, es pasar al costado de algo esencial en la vida” añade,
finalmente Nora, al terminar este luminoso diálogo.