Influencia de la mente,
salud necesaria para la felicidad
por Isabel Peña Rodríguez*; isabelpenarodriguez@yahoo.com
30-1-2020
“Cada pensamiento y cada emoción vibran
través de cada célula corpórea, transmitiéndoles un tono igual a su vibración”.
“Asesino y suicida es aquél que
odia”
“Una idea de odio desaparece de
inmediato ante otra de amor”
“La ley eterna de que cada cosa
engendra otra semejante es cumplida también por el pensamiento de manera que,
según la naturaleza de cada idea, así influye en el ánimo”
La imposibilidad de proteger el cuerpo humano de las
enfermedades y las patologías, a veces hereditarias, es una creencia que tanto
se divulga entre las personas aprehensivas. El normal funcionamiento del cuerpo
humano es la ley de la vida, ya sea física o psíquica, ya que las anormalidades
o desequilibrios no son parte de nuestra naturaleza.
Pero de la misma manera que ahora se tildan las dolencias y
achaques como muestras de distinguida elegancia, con un criterio más elevado,
serán juzgadas en el futuro como resultado de malas costumbres y mentalidad
desordenada. Las enfermedades serán, para quien la sufre, prueba de que jamás
supo gobernarse a sí mismo. La salud es necesaria para la felicidad.
La salud quebrantada resulta generalmente el tardío reflejo
de costumbres silenciosas o peores hábitos mentales o también la expresión de
la herencia fisiológica. Elementos morbosos que en su reiteración concluyen por
originar un malestar orgánico es toda idea perjudicial a los demás y toda pasión
emotiva.
La realidad es que contra nuestros deseos siempre dejaremos
ver, de alguna manera, por pequeña que sea, el verdadero estado de nuestro
espíritu. Tan posible como se quiera dirigir un negocio cualquiera, lo es la
conservación de la salud y el gobierno de nuestro cuerpo.
El cuerpo ha de seguir a la mente, la rectitud del
pensamiento y la corrección en la conducta, son factores esenciales de una vida
dichosa, de los placeres mentales, de la satisfacción del alma y nuestro
cuerpo.
Debemos de dirigir nuestro pensamiento a la convicción de
que la salud está en nuestro fuero íntimo, para conservarla o perderla de
acuerdo a la posición mental encaminada por nuestra conducta y es la que dicta
los parámetros a nuestra vida.
La mayoría de las personas desconoce la poderosa influencia
ejercida por nuestro pensamiento
sobre el organismo humano. Un egoísmo exagerado afecta gravemente al hígado,
mientras el corazón y el brazo sufren con la sensualidad, los celos y la
envidia.
Una buena noticia o una profunda alegría evitan una pena
existente. La robustez corpórea viene del vigor mental.
La mente y el cuerpo se tonifican con pensamientos
optimistas, notables y alegres.
¿Cómo podrá vencer la dolencia quien está pensando que no
tiene cura? Si nuestro organismo es el reflejo de un desarreglo mental. No hay
que ceder jamás al pensamiento de que no podemos dominarnos hasta llegar a ser
dueños de nosotros mismos.
Afirmemos nuestra superioridad sobre las enfermedades
mentales, pues se agravarán con una actitud inadecuada.
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*Psicoterapeuta.
Consultas: 944 433 166, 995 006 364, (01) 303 1314