Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
1-11-2025
¡Leyes a granel!
https://senaldealerta.pe/leyes-a-granel/
Que
en Perú los parlamentos han sido feraces en la evacuación de leyes, no hay
mucha duda. Fundadas sí son las observaciones que apuntan a defectos y yerros
descomunales porque unas contradicen a otras y permiten que se anulen entre sí,
en buena cuenta ¡que no sirvan para nada!
¿Estarán
estudiando las propuestas que ofrecerán al electorado tanto aspirantes a
diputados y senadores? El artilugio barato de envolver esas promesas en
oratoria sonora y muy bien ensayada, hace mucho tiempo que perdió su encanto.
Cítese como ejemplo un ex presidente que en el ocaso, apenas si concitó 5.3%
del electorado y llegó en cuarto lugar. Y sus piezas discursivas eran igual de
poéticas y bien pronunciadas.
Se
vienen meses en que escucharemos múltiplicidad de “productos” porque muchos
candidatos entienden al Congreso y a la curul, como plataforma desde dónde
impulsar el tráfico de influencias, devolver dinero en forma de favores
encubiertos y tarima para abandonar el anonimato.
¿Qué
papel pedagógico cumplirán los miedos de comunicación? ¿De esclarecimiento,
orientación o repetición monda y lironda? No debe olvidarse que mucha de esta
cantaleta es pagada por los aspirantes a sus alfiles de “prensa”.
Decía Miguel de Unamuno que las cosas de puro sabidas, se
olvidan. Por tanto reivindicar escritos y aserciones sirven mucho a la causa
difusora del buen periodismo.
Encontré unas muy punzantes afirmaciones de mi buen amigo y
mejor periodista trujillano Carlos Burmester Landauro. Dijo el 27-7-2004 en el
texto Leyes que son letra muerta:
“Desde hace 20 años la corrupción gubernamental en todos sus
niveles agobia a la nación peruana endureciendo la confianza, desapareciendo la
credibilidad e invadiendo con su hedor viscoso cada uno de los puntos de la
sensibilidad ciudadana.
Quienes llegan al poder, sea gubernamental, regional o
municipal, en su gran mayoría, no solo establecen una cortina de humo y
misterio sobre sus actos sino que además, en el colmo de la megalomanía, se
convierten en amos, señores, reyes, dictadores de la propiedad pública no solo
desdeñando los derechos de los ciudadanos sino hasta estableciendo una especie
de paternalismo condescendiente para favorecer a sus elegidos por encima de
todas las reglas y de todos los derechos.
Paralelamente, se aprovechan de los mecanismos del poder
para enriquecerse y así vemos que, aquí y allá, los que entraron pobres, con el
transcurso de los años emergen ricos, poderosos, con grandes fortunas listas
para ser empleadas en la continuidad y enraizamiento en los cargos y en su
predominio personal y político.
Es cierto que ha habido esfuerzos para controlar las
manipulaciones administrativas de los corruptos a través de instrumentos
legales, pero estos siempre han sido estructurados, a propósito por los
políticos, convirtiéndolos en débiles e ineficaces y si cabe la expresión en
cómplices de la corrupción.
Por ejemplo, la Ley de Acceso a la Información, promulgada
con tanto bombo y aparato, ¿quién la cumple?. Nadie. Regionales y municipales
se ríen de la referida ley a sabiendas que es una ley entrampada que se agota a
sí misma y que a la postre resulta tan inofensiva como ineficaz.
Los políticos se las han arreglado para hacerla así, inocua,
inservible. Como será la cosa que la propia Defensoría del Pueblo se ha visto
precisada a denunciar la gravedad de la situación y su impotencia para poder
llevar las cosas hasta el fin.
Leyes que son letra muerta y que solo alientan a falsas
esperanzas de que alguna vez la sociedad pudiera librarse de políticos y
funcionarios corruptos. Leyes para entretener a los ingenuos pero para
exasperar cada vez más a los impacientes”.
A 21 años de la pétrea contundencia de lo dicho por
Burmester, hay que conceder que lo que previó fue acertado, pero las décadas
nos brindaron un puré con pócima letal y todo ha ido de mal en peor.
Para muestra un archiconocido caso: ¿no es este Congreso el
que “legisla” con nombre propio en favor de sus amigotes en las finanzas,
poderes, cotos privados y NO le pasa nada? ¿No fue que tuvieron una fiscal ad
hoc cuyos delitos se van conociendo día a día?
Cuando una sociedad exhibe como aroma, lo más fétido de su
putrefacción, es corto y hasta inexistente el porvenir que le aguarda.
Derruidos inclusive los soportes más mínimos, los pleitos se dirimen en ajuste
de cuentas o jueces y malos policías encargados de cumplir los abusos de
descerraje, apaleamiento y captura de bienes que mandan los bancos.
Abogángsteres insolentes, hombres y mujeres, por la vía
telefónica, el email, Whatsapp y por cuanta red social usen, amenazas con
bravuconadas, cartas conminatorias, no reconocen pagos que no están en sus
cronogramas, como si pudieran hablar ellos por el banco que sí acepta el dinero
que paga el sufrido cliente.
Jueces venales, dueños de signos exteriores de riqueza que
nadie puede explicar porque el simple cálculo de sus ingresos no da para tanto.
Pero son estos los que deciden, literalmente, sobre la vida de los ciudadanos.
Los pistoleros se visten de agentes de la ley y van en
nombre de tal o cual juzgado, sorprenden a mujeres aterradas y rompen puertas,
meten trompadas, gritan como si estuvieran en un penal plagado de criminales y
asesinos.
Un Tribunal Moral que señale con nombre y apellido en
cartelitos visibles como una credencial, a los delincuentes por calles y
plazas, los bote de lugares públicos, los abomine por dónde pasen, será una
herramienta más efectiva o duradera. A la basura hay que combatirla
integralmente.
Preguntar ¿para qué sirven muchas leyes sólo genera una
respuesta categórica: ¡para nada!
