Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
24-3-2025
¿Enmienda o terquedad suicida en Cancillería?
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El Poder Judicial decidirá sobre la casación interpuesta por
la Cancillería, en el caso con el embajador Fortunato Quesada, la primera
semana de abril. Esta medida puede ser declarada improcedente o, lo contrario y
no deseable, procedente.
Desde julio del 2024 a la fecha, son dos las instancias
ganadas a su favor por el embajador Quesada quien planteó acción legal por
considerar injusto el cúmulo de sanciones en su contra y que determinaron que
fuera prácticamente echado del Ministerio de Relaciones Exteriores por el
escándalo mediático en el programa Panorama el 2018.
Según lo expresado por Quesada, en algunas oportunidades,
uno de los orígenes de lo que se vino en llamar complot mediático noticioso,
estaría en que no accedió a fungir de informante o soplón de las actividades
del ex presidente PPK, instrucción impropia que le habría sido comunicada como
tarea por el ex canciller Ricardo Luna.
Luna habría instigado en represalia contra Quesada porque no
cumplió una orden totalmente ilegal,
antiética y desleal. Popolizio (canciller entonces 2018) y de Zela, se
sumaron como alfiles de la siniestra componenda y Boza como Rubín, los
operarios prácticos, coordinando las grabaciones ilegales y el posterior
escándalo mediático.
Las manifestaciones públicas de Quesada jamás han sido
refutadas o negadas por Luna por razones ignotas.
Lo antedicho habría gatillado odios y antipatías que fueron
cobradas por la maquinación del complot mediático que el Informe 011, Recursos
Humanos de la propia Cancillería, definió como una sinergia de autores con
nombre y apellido: Néstor Popolizio, Hugo de Zela, José Boza (+), (embajadores)
y el ministro Pedro Rubín.
Quesada incurrió, cuando fuera grabado ilegal y
clandestinamente, en expresiones torpes e impropias, las mismas que fueron
propaladas, editadas ad hoc, en el programa Panorama. Uno de los que hizo esas
grabaciones, el ex chef Jesús Alvarado, ha reconocido públicamente que fue
inducido a incurrir en la felonía por José Boza y Pedro Rubín y que
participaron Néstor Popolizio y Hugo de Zela.
A confesión de parte, relevo de pruebas.
Lo que pareciera un arreglo de cuentas por enemistades o
encargos y vendettas, trascendió con la televisión, hacia consecuencias
bastante duras: Quesada fue defenestrado del cargo de jefe de Misión en Israel,
devuelto al Perú y echado del Servicio Diplomático.
Nadie en su sano juicio, podría suscribir palabras
insensatas, pero a lo más, una o más sanciones administrativas, efectuadas las
reiteradas disculpas públicas del protagonista, habrían bastado.
Contrastar las penas o puniciones de las que debieron ser
recipendiarios los que armaron el plan para liquidar a Quesada, es decir:
Néstor Popolizio, Hugo de Zela, José Boza y Pedro Rubín, son absolutamente
inequitativas: salvo suspensiones de pocos meses ¡sanseacabó!
Es de conocimiento noticioso que el actual canciller Elmer
Schialer, nombró al embajador Hugo de Zela como asesor de su despacho. En la
práctica significa un espaldarazo y una demostración del mal espíritu de cuerpo
que impera en una dependencia pública pagada con el dinero de los
contribuyentes.
¡Más aún! Una pariente cercanísima del embajador de Zela,
estaría en el bolo para ocupar el puesto titular de la embajada del Perú en
Portugal. Sobre llovido, mojado.
La casación, como se espera, de ser declarada improcedente,
devolvería a fojas cero el caso de Quesada contra Relaciones Exteriores y
permitiría la incorporación de declaraciones, los 31 folios que registran
–notarialmente certificadas- las coordinaciones aviesas entre Boza y Rubín
antes de la emisión de Panorama y procurarían un caso más robusto y justo.
Una preocupación de fondo. ¿Por qué el dinero del
contribuyente sirve para pagar a funcionarios que se agarran de las mechas por
bajas pasiones, grescas patibularias y vendettas deleznables y, peor aún,
desprestigiando a Torre Tagle?
¿Ordenó o instruyó el ex canciller Luna al embajador Quesada
para informar de las agendas y cometidos del ex presidente Kuczynski? El que
calla otorga, dice el dicho.
Nadie puede dudar del prestigio académico o profesoral de
Ricardo Luna, nada de lo cual impidió que en 1992, en Washington D.C., brindara
su casa para el planeamiento de la expulsión de 117 funcionarios diplomáticos
de Torre Tagle y de la que se “enorgulleció” públicamente el ex dictador
Alberto Fujimori.
La procedencia de la casación de Torre Tagle no podrá evitar
la sospecha que en ese ministerio ejercieron toda la presión posible para salir
airosos de una acción de cuya bajeza no hay la más mínima duda. Reyertas de
ínfima calidad que no otorgan brillo sino barro a una dependencia tan
importante.
Seguiremos informando.
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