Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
22-2-2025
¡Miopes sociales a granel!
https://senaldealerta.pe/miopes-sociales-a-granel/
Abundan por doquier e
infestan el aparato público y privado de la nación. Los burócratas ríen con
rostro docto en su cuarto de hora de gloria. Muchos, la mayoría que se encontró
sin saber leer ni escribir, el puesto, se solaza en la efímera cumbre muy bien
remunerada.
Para los miopes sociales,
la máxima fundamental se refugia en un mal tasado costo-beneficio, entendiendo
cuánto pueden llevarse al bolsillo sin mayor esfuerzo y cuánto pueden no pagar
por el servicio o trabajo que exigen o encargan. Es más: si el asunto discurre
sin pago ¡enhorabuena!
¿Cuántas iniciativas,
proyectos, esperanzas, planes, se quedaron en el tintero y en garrulería a
secas, porque quien debió haber invertido quería volverse millonario u obtener
resultados de inmediato?
Perú es el compendio de
las buenas iniciativas. Aquí sobran los análisis, las exégesis. Las
ideas-fuerza reinan a nivel teórico. Material humano existe. Operadores,
honestos, entusiastas, con ciencia y concientes de cuanto da su propia
inteligencia, están sujetos a la “buena voluntad” de quienes mal entienden el
éxito.
Lo antedicho es “éxito”,
si da réditos velocísimos para quienes ponen el billete. Y es fracaso si no es
así. Lo maniqueo del asunto es que considera a los gestores como simples idiotas
sin facturas que pagar, alimentos que ingerir u obligaciones que honrar,
celulares o teléfonos que mantener con línea abierta.
Un amigo contaba cómo es
que algunos empresarios le han encomendado tareas interesantes pero refiere que
le exigen resultados pero ¡jamás! inquieren si él goza de salud, tiene sus
cuentas pagadas o trabaja contento.
No sólo le pagan con
desorden, mañana-tarde-nunca, sino que jamás aprecian sus ideas y desarrollos
adquiridos en casi tres decenios de ejercicio cristalino y valiente por luchar
contra los molinos de viento.
Y para más reír, el colega
afirma que Internet no se puede comer y tampoco produce dinero aún para honrar
pendientes. Este tema acontece a miles de hombres y mujeres, operadores
empresariales, políticos y periodísticos, que son hábiles transmisores de ideas
e iniciativas, pero padecen del ostracismo de quienes, miopes sociales hasta la
médula, no les tratan como humanos sino como guarismos y máquinas productoras
de “soluciones”.
Los operadores
independientes también luchan, a su modo, contra el status quo. Son vendedores
de intangibles y ambulantes de su propia inteligencia. Pero, sobre todas las
cosas, hombres y mujeres, respetables y dignos. ¡A ellos, un homenaje cordial y
muy merecido! ¡Y para los miopes sociales, el más absoluto desdén!
Los miopes sociales, de
aquí o acullá, ¡son de mamey!, llegan a creerse que la casualidad es
permanente. Así, puestos episódicos causan atrofia cerebral que estupidiza
totalmente. Los miopes sociales compran favores en la prensa, pagando esbirros
ad hoc y gozan de efímera cobertura periodística porque es inevitable.
No entienden que, una vez
en el llano, vuelven a ser mortales comunes y silvestres y, para colmo, en el
ojo de la mira pública que no tendrá la más mínima contemplación para encontrar
fallas en su desempeño.
A muchos miopes sociales,
la palabra revolución asusta. Y hay enorme superchería en su significado y
también en su horizonte. Revolución implica cambio y mutación. Y siempre para
adelante, en términos de desarrollo social de pan y libertad.
Lo opuesto será involución
y estancamiento anacrónico aunque se lo disfrace con castillos ideológicos hoy
en absoluto descrédito.
La canícula per
se adocena cabezas e impide el crimen de pensar rompiendo el pacto infame y
tácito de hablar a media voz. El peruano lee titulares en puestos de periódicos
e “interpreta” la realidad a través de no pocos adefesios mal escritos.
Lo propio
ocurre con las radioemisoras y canales televisivos. Si pudiéramos, aguzando la
imaginación, estrujarles: empaparíamos extensas áreas con la sangre de sus
violaciones, crímenes, asaltos y balaceras.
¿Puede un país
construirse sobre las fragílisimas bases del morbo y la imbecilidad masivas?
¿Es Perú un país integrado o un archipiélago multicolor y disímil de colectivos
humanos? ¿Qué tiene en común un hombre o mujer de Talara con su prójimo de Puno
o Zepita?
¿O el de
Iquitos con alguien de Espinar? La riqueza nacional en biodiversidad y recursos
naturales es, paradoja indigesta, su maldición sempiterna: sólo minorías
aprovecharon abusivamente de estos filones rentables.
¿Podían,
entonces, los subproductos de esta perversa realidad, los miopes sociales,
escapar a su mala formación?
Casi imposible
negar que de tales oscurantismos hemos llegado a tener una de las élites más
ineptas en la política, palurdos convertidos en intelectuales por pandillas de
hueleguisos –todos pagados- y la carencia de científicos en todo orden nos
aproxima al filo de ser un conjunto inorgánico, sólo capaz de vivir en la negación
contumaz y en la envidia que todo lo pudre y envilece.
Aquí abunda la
miopía social de energúmenos, de gorilas politicantes..
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