Wednesday, March 31, 2021

Dos intrusas en Semana Santa: Isolda y Salomé

 


Dos intrusas en Semana Santa: Isolda y Salomé

por Jorge Smith Maguiña; kokosmithm@hotmail.com

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31-3-2021

 

 

Lo musical y lo religioso en la mayor parte de las culturas han estado en sus inicios siempre muy emparentados.

 

Lo uno de alguna manera, reenviaba a lo otro, o bien a través del canto laudatorio que se convertía en plegaria y ensalzaba las divinidades o en forma meramente instrumental acompañando todo tipo de rituales religiosos. En el antiguo Egipto se dice que los sacerdotes siempre cantaban o aprendían a cantar y en muchos de los casos, incluso se afirma que a las personas que cantaban bien, se las escogía para que fuesen sacerdotes. Se consideraba que poseían un don divino y por lo mismo su voz podía ser una especie de vía a través de la cual las divinidades escuchasen las necesidades o imploraciones de los humanos. Lo musical por lo mismo, a través del canto o en cualquiera de sus formas ha sido un vehículo, para expresar religiosidad y lo trascendente. En la cultura occidental lo fue igual, y desde muy temprano, la composición musical, dejó de ser mera creación anónima, para convertirse en un producto creado por una persona específica.

 

Los grandes compositores de la música occidental, Bach, Mozart o Beethoven, Verdi y otros por solo citar algunos, en algún momento de su obra creadora han sentido el deseo o la necesidad de abordar la temática religiosa como fuente de inspiración. No necesariamente asociando sus obras a lo confesional de alguna religión específica, sino como una forma de definir su inspiración personal tomando como base un tema religioso. La música de Bach, que era un creyente convicto y confeso, está plagada de inspiración religiosa, y al creyente como al que no lo es, el vuelo estético y su divina inspiración continúa conmoviéndolos. En Mozart es igual, sus misas y sobre todo su obra póstuma, el Requiem, nos sobrecogen, no por su religiosidad, sino por su profunda espiritualidad. Mozart, alguien de cierta manera obsesionado por el tema de la muerte como lo muestran las cartas a su padre, era capaz de inocular vida a sus composiciones mas sombrías. Por otro lado, obras de un agnóstico como Verdi, en obras como su monumental Requiem, que es en realidad algo así como una ópera disfrazada de música religiosa, si bien es una música al borde de lo profano, no por eso puede dejar de suscitar en quien la escucha, no solo emoción estética por su belleza, sino incluso también generar hasta sentimientos religiosos. Tal es la versatilidad del arte musical.   

 

Este año, la Semana Santa a causa de la pandemia tendrá diversas manifestaciones musicales en forma muy limitada por los rigurosos protocolos de todo tipo. Como es usual en estas fechas, en algunos lugares del mundo habrán  interpretaciones de los Requiems de Mozart, de Verdi o el de Fauré entre otros y sin duda también se interpretarán las monumentales Pasiones de Bach, la de San Juan y sobre todo la de San Mateo. El genial Bach, se inspiró en los textos evangélicos para poner en música la pasión de Cristo. La pasión es un tema doloroso en sí y con el ropaje musical de Bach o de otros grandes compositores, dichas obras logran dimensiones verdaderamente sublimes. Bach conocía esa secreta fórmula, que como nadie le permitía traducir el sentimiento religioso en arte musical y por lo mismo sus pasiones y su Misa en si menor, estarán siempre en la cima de las creaciones humanas, y en Semana Santa o en cualquier día del año serán siempre bienvenidas.

 

Si bien en estos días, que con forzada resignación estamos acostumbrados a ver por enésima vez en la televisión de señal abierta las grandes producciones de Hollywood sobre temas bíblicos, estos últimos años gracias a la feliz alternativa que nos permiten los programas por cable o las transmisiones que incluso en directo se dan por esta vía, tendremos una variedad inagotable de agradables sorpresas. Sorpresas digo, porque hoy en día, coincidiendo con la Semana Santa, se nos proponen obras que no solo, no están ligadas a una temática específicamente religiosa y yo diría que son más bien paganas, pero no por eso, dejan de estar entre las más bellas del arte musical y teatral. Me refiero a las óperas "Tristán e Isolda" de Wagner y a la "Salomé" de Richard Strauss. Esta última  inspirada en la hermosa obra del mismo nombre escrita por Oscar Wilde. Dichas obras en su exquisita irreverencia, desmenuzan la compleja subjetividad del ser humano frente al adulterio, a la pasión y el desenfreno en sus diversos matices.

 

Los personajes de Isolda y Salomé en manos de esos eximios orfebres del arte poético y musical, se convierten en indagaciones magistrales sobre el alma femenina, sobre las reticencias y las dudas, que vuelven una y otra vez como una obsesión recurrente en sus personajes y se explicitan, sobre todo, cuando los compositores transcriben en música esa compleja mecánica en la cual se confunden la pasión y la impaciencia, el deseo obsesivo o el capricho suicida, llevando a los personajes a un trágico final.

 

En Isolda, en todo momento percibimos el poder inmenso de la pasión sobre el carácter, empujando al personaje hacia su destino, obviando cualquier circunstancia atenuante y por otro lado también percibimos el poder de la obsesión y sus consecuencias, cuando se pierde la brújula y el sentido de la realidad. En esos momentos a Isolda, como también a Salomé, les es difícil evadir, la sutil y casi invisible frontera que separa el deseo del capricho.

 

La ópera de Wagner, “Tristán e Isolda”, al margen de sus intrínsecos valores como obra de arte, fue la transposición artística de un episodio real en la vida del compositor. Componer dicha obra, fue para sí, una restitución de algo que la vida real le negaba al compositor.

 

Sin duda alguna, el lazo que tuvo Wagner con Mathilde Wesendonck, inspiradora del personaje, fue la pasión más profunda y fértil que el compositor tuvo durante su atormentada existencia.

 

Esta ópera, sobre todo al inicio, nos da la impresión de una gran lentitud que poco a poco se va convirtiendo en paroxismo. No es eso raro en Wagner, pues sus obras se caracterizan por esa inconsistencia dramática en el actuar de sus personajes, ya que el verdadero drama o la acción más se producen en la intensidad de los estados del alma de sus personajes, que en los detalles aparentes o exteriores de las acciones que vemos sobre escena.

 

En Wagner el drama incluso está más en la música que sobre la escena y transpone lo que ocurre dentro de los personajes con mayor fidelidad e insistencia que lo que ocurre fuera de ellos. Sin embargo, aunque la música por su naturaleza misma es un arte que permite y lleva a una extrema abstracción, en todo momento al presenciar sus óperas y sobre todo "Tristán e Isolda", sentimos en sus personajes la respiración de seres reales, tangibles y cercanos a nosotros mismos. Nadie como Wagner para combinar en una misma obra o en un solo personaje, lo crudo y lo sublime y de allí que sus óperas, al escucharlas, quizás puedan gustarnos o no, pero es imposible ser indiferente a la poderosa alquimia de sus desmesuradas e hipnóticas creaciones.

 

La "Salomé" de Richard Strauss, que toma como libreto en forma casi literal, el texto poético de Oscar Wilde y pertenece también a ese mismo jardín de las plantas venenosas del arte occidental. Por su temática, por su estilo y por su ambiguo mensaje. Incluso para aquel iconoclasta que fue toda su vida Wilde, este texto tenía una singular importancia. Salomé se estrenó en París en 1896, cuando él se encontraba todavía purgando cárcel. Incluso en una carta al salir de ella, escribió: "la puesta en escena de Salomé, fue un hecho que pesó en mi favor, para el tratamiento que recibí en la cárcel por parte de las autoridades y estoy profundamente agradecido a los que intervinieron en ella."

 

El texto de “Salomé” había sido originalmente escrito en francés y causa de la censura no había podido ser presentada en Londres como obra de teatro en 1892. La censura adujo que el autor daba un tratamiento demasiado libre y casi escandaloso a los personajes bíblicos. Igual ocurrió cuando el compositor Richard Strauss, seducido por el texto de la obra y el personaje de Salomé, lo tomó como libreto para componer una ópera de un solo acto, que denominó "Salomé". Era increíble sin embargo, que aún en ese crisol de talento e inteligencia y de relativa tolerancia que era la Viena de comienzos del siglo XX, Strauss con todo su prestigio de compositor no hubiese podido evitar que la censura prohibiese la presentación de su ópera. Al final esta solo pudo ser presentada años después , en 1905 en Alemania, en Dresden.

 

¿Que tenía el texto del libreto de Salomé, que fuese tan escandaloso, que logró durante años generar resistencias por parte de la censura de Londres y Viena?

 

Analizando las cosas con parámetros modernos y aún con los de la época, había pocos argumentos que justificasen tal censura. Lo que ocurría era que la vida un tanto relajada que llevaba Wilde, la cual suscitó diversos escándalos, lo llevaron incluso a la cárcel. Estas reticencias hacia su persona, contaminaron también, la aceptación que se tenía de su obra como escritor.

 

Hoy podemos saborear el arte de Wilde en toda su plenitud. No encontramos nada que nos escandalice. Es cierto que las cosas han cambiado o sin duda y sobre todo porque ya no hay nada que pueda ser ofensivo o escandaloso para la libertina y vacua sensibilidad de nuestro tiempo.

 

Hay muchas mujeres libertinas en la Biblia, algunas lo son incluso en mayor grado que la princesa Salomé. En realidad este episodio es recordado sobre todo por estar ligado a la muerte del profeta Juan, justamente por capricho de la princesa Salomé. Más generoso en extensión en el texto bíblico, es el recuento hecho de la personalidad de Herodes, el padrasto de la princesa o de Herodías, su ponzoñosa esposa y madre de Salomé. Es el arte sin par de Oscar Wilde, que recrea el personaje de “Salomé”, dándole su debida importancia, sacándola de lo anecdótico y logrando así, transmitir lo que debió de haber sido la perversa personalidad de la bella hijastra de Herodes, el tetrarca de Judea.

 

El tema del drama es simple: en el curso de un banquete, Herodes le solicita a Salomé, que ejecute una danza. Insiste y esta se niega. Luego le dice que a cambio de una danza, le dará cualquier cosa que ella pida. La princesa al final acepta y es esa escena, que en la partitura de la ópera “Salomé” de Richard Strauss, es conocida con el nombre de la "Danza de los Siete Velos". Este fragmento de la obra es un verdadero monumento de invención sinfónica y se presta mucho al virtuosismo orquestal.

 

Salomé había pedido nada menos que a cambio de su danza, se le entregue la cabeza del profeta Juan, por el cual ella se había sentido ofendida, pero por cuya personalidad y apariencia la princesa se encontraba al mismo tiempo fascinada. 

 

Salomé después de ejecutar la danza, en forma insistente pide que el acuerdo se cumpla lo acordado con Herodes, quien comienza a inquietarse y poco a poco a arrepentirse de haber dado su palabra para cumplir tal promesa. Es consciente de los sórdidos vaticinios que puede tener para él y su reino el mancharse las manos con la sangre de un hombre, el cual aunque es su prisionero, él considera un santo, simplemente para saciar el capricho de su hijastra. Sin embargo nada cuenta para Salomé salvo su obsesión, en lo cual es secundada por su madre Herodías. Agobiado, Herodes accede al insistente pedido.

 

La cabeza decapitada de Juan, le es traída a Salomé en una bandeja de plata y luego en una larga, lenta y grotesca escena, la princesa se envuelve en un inquietante monólogo frente a la cabeza inerte de Juan. Ella le habla a Juan de la fascinación por el color de su piel, de sus cabellos y de sus labios:

 

"Nada en el mundo era más blanco que la blancura de tu piel.

Nada en el mundo era más negro que la negrura de tus cabellos."

 

Salomé, describe detalle por detalle, todo aquello de la apariencia y la personalidad de Juan que le atraía y sobre todo el hecho de que era el único hombre que se había atrevido a rechazarla. Terminado el monólogo, como un momento cumbre de esta mórbida situación, la princesa besa los labios inertes de Juan. Horrorizado, escandalizado y hasta lleno de pavor por la grotesca escena, Herodes llama a los soldados y ordena que den muerte a Salomé.

 

Toda la ópera, vestida extraordinariamente por la música de Strauss, es un progresivo crescendo, donde los personajes, enceguecidos por sus obsesiones, con lentitud pero con paso firme, se dirigen a su trágico destino. El esteticismo morboso que tiñe algunas de las obras maestras de fines del siglo XIX y comienzos del XX, tiene en Salomé su quintaesencia. Hay ese característico decadentismo "fin de siecle", ese culto de lo bello mezclado con lo sórdido. Musicalmente, la obra es por momentos algo monótona, por estar compuesta por largos monólogos que se insertan a la música y más aún cuando la vemos en una versión solo teatral, sin música.

 

Como ópera mas bien, es una obra sobre todo en lo musical, de una riqueza sin límites, que precisa por parte de los actores/cantantes que puedan interpretar los roles, condiciones y talento dramático fuera de lo común, que puedan transmitir esa característica sensibilidad, muchas veces perversa, mórbida y con mensajes contradictorios de muchos personajes de obras teatrales y operísticas de aquella época. Ya en el texto teatral cada palabra, para contener y expresar tan ambiguos y confusos sentimientos y cada palabra para nombrar cada objeto en su acepción inmediata o simbólica, precisan además de una dicción muy especial.

 

Al igual que Isolda, la hija de Irlanda, la princesa Salomé es un personaje nocturno. De allí que para ambas, sus respectivos dramas ocurran bajo el hechizo de la noche en el caso de Isolda y de la Luna en el caso de Salomé.

 

Esperamos en los próximos años, también tener equivalentes e inesperadas sorpresas en ocasión de la Semana Santa. Que se deje por un año descansar y reparar sus heridas a la apasionada Isolda, pero eso sí, que para compensar la ausencia de la pecaminosa Salomé, la hija de Herodías, escuchemos entonar su plegaria antes de morir a la sublime Desdémona de Verdi o cantar sus renuncias a la tentación del pecado al casto Parsifal de Wagner.

 

 

Monday, March 29, 2021

¡Los peruanos sí podemos!

 

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

31-12-2000*

 


¡Los peruanos sí podemos!

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Desde calles y plazas gritar ladrón al ladrón y miserable al miserable. Símbolos de esta porquería de seres ¡qué duda cabe! el binomio Fujimori-Montesinos.

 

Desde el hondón de nuestras consciencias indignarnos para alentar marchas y paros de protesta, actitudes que derrumbaron a la ratería que gobernó el Perú desde Palacio y en complicidad con un Congreso pleno en idiotas, sentados y cobradores, oficialistas-opositores-oficialistas.

 

Premunidos de una intuición valiosa comprender que el 9 de abril o marchábamos hacia la Plaza de Armas o esa misma noche se consumaba la estafa política más oprobiosa de la historia. Y en esa jornada cenital Toledo se portó como un ariete y un buen comandante popular.

 

Cuestionar a los gorilas generalotes enriquecidos de mala forma y meterlos a su hábitat natural: ¡la cárcel! Inquirir por explicaciones de los grandes negociados en la compra de armamentos. Demandar por esclarecimientos de rangos de favoritismo o envilecimiento de la carrera militar.

 

Reconocer que si no hubiera existido Liberación habría sido menester inventarlo porque este diario no cejó ni un ápice su porfiada actitud protestante, su amor por el país, su devoto horizonte hacia causas justicieras. Y deviene imprescindible reconocer a La República, Canal N, Caretas y otros prestigiosos medios, su contribución valiosa en la lucha democrática.

 

Que pasada la noche pesada de un gobierno ilegítimo podemos salir a las calles a exigirle al de transición que se ponga los pantalones y no practique el borrón y cuenta nueva, esa infame mala costumbre de la historia patria.

 

En el ejercicio de nuestro derecho soberano, reclamar que se limpie de bichos, alimañas y delincuentes a la Cancillería dominada por todos los amigotes y adláteres de Montesinos y tristemente célebre por la cantidad de hechos delincuenciales y despropósitos cometidos en el servicio exterior del país. Basta con nombrar dos aberraciones: el tratado con Ecuador suscrito en Brasilia y los llevados a cabo con Chile.

 

Demandar que quienes pretenden ingresar como opción a la arena política muestren sus cartones cívicos y que si no los tienen, enterrarlos cívicamente de por vida. Tragarse el sapo de ver a Carlos Boloña como genízaro del fujimorismo es toda una proeza de mala digestión. ¿Creerá este sujeto que todos los peruanos somos tan estúpidos?

 

Construir con ira un país lleno de alegría y verguenza para con sus errores y humildad con sus éxitos. Así como también destruir con odio a los cacos, a los estafadores, a los agentes de las mafias extranjeras profundamente enraizadas en el Perú del último decenio y con agentes en el Congreso y en toda la administración pública y privada.

 

Pavimentar los caminos de un país con empleo y negocios limpios para que nuestros hijos y los de ellos, continúen la dulce y comprometida tarea de hacer del Perú madre y no madrastra de sus vástagos.

 

Irnos cuando sea llegada la hora del puerto sin retorno, felices de haber contribuido a la forja de una nación digna, sin quintacolumnas o estúpidos que creen que la política es un terreno fértil para aventureros.

 

En las postrimerías del año 2000, los peruanos sí podemos, entonar himnos democráticos y recorrer las alamedas de la libertad para generar desde este año fundamental una caminata segura, lenta acaso, pero firme hacia la gran construcción que necesita el país. Saquemos fuerzas de flaqueza y superemos el asco que nos dan las momias y miserables supérstites en la cosa pública. Hagamos pues un Perú libre, justo y

culto, por la voluntad general de los pueblos y en ese propósito convoquemos a los mejores, a los invictos, a los que estamos de nuevo juntos y generosos, porque hemos estado siempre limpios.

 

¡Viva el Perú! ¡Feliz Año Nuevo 2001!**

 

*Liberación, Lima-Perú, dirigido entonces por César Hildebrandt y reproducida años después en la Red Voltaire el 2006 https://www.voltairenet.org/article144540.html

 

Friday, March 26, 2021

Un derecho para el sector informal

 


Un derecho para el sector informal

por Horacio Gago Prialé*; hgragopri@gmail.com

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26-3-2021

 

Ahora que se habla con frecuencia del sector informal, es necesario profundizar en el tipo de derecho que permite la existencia de la vida jurídica en ese enorme espacio humano y social. Se llama derecho informal, espontáneo o vivo. La doctrina jurídica lo ha estudiado desde los tiempos de Aristóteles, pasando por Ehrlich, Viehweg, Savigny, Joaquín Costa, Villey, Vallet de Goytisolo, FV Hayek y D North, entre varios otros. Y por supuesto el derecho informal tiene que ver directamente con la doctrina en torno al principio de subsidiariedad, según el cual el Estado no puede atribuirse autoridad coactiva ahí donde las comunidades menores estén en condiciones de resolver sus necesidades por sí mismas.

  

La informalidad es un sistema de vida paralelo a las instituciones y leyes formales, un sistema que cuenta con racionalidad, sentido de justicia jurídica y equidad, surgidos de modo espontáneo. La idea de orden espontáneo viene desde Aristóteles, quien lo denominaba “cosmos” mientras los romanos lo designaban “rerum natura”. En la antigüedad clásica, el orden natural se componía por las leyes de la naturaleza, los universales y los singulares, “res extensa y natura rei”, también por las personas, sus familias y las comunidades o ciudades, con su propio orden político. El juez resolvía el litigio recomponiendo el orden preexistente roto o vulnerado.

 

En el siglo XX, FV Hayek relanzó el concepto de orden espontáneo contraponiéndolo al orden creado o artificial, dirigido y planificado, limitado por reglamentos y poco flexible. El austriaco sostenía la superioridad del orden espontáneo sobre el orden creado debido a su complejidad, carácter evolutivo y por el hecho de que el espontáneo permite combinaciones casi infinitas y mayores posibilidades de cooperación, en vez de caer en conflictos. El peruano Hernando de Soto en la década de 1980 puso en la agenda del desarrollo el enorme sector informal, un inmenso espacio repleto de activos, transacciones, vida económica y acumulación de riqueza, que no era reconocido, ni tan siquiera visto, por el sistema formal. De Soto puso el énfasis en formalizar esos activos con títulos de propiedad.

 

Orden e informalidad son compatibles y hasta mutuamente necesarios si se entiende que las personas y sus familias son capaces de crear o proponer normas de derecho en los nuevos barrios o zonas de informalidad.  Ya el Nobel de economía Douglas North explicaba que las instituciones informales daban a las instituciones formales su fundamento y dinámica, y que ambas interactuaban y brindaban al sistema seguridad, previsibilidad y también novedad.

 

La formalización no funcionará en Perú, Brasil ni en ninguna parte si sólo se sustenta en medidas coercitivas. Estas se limitan a barrer debajo de la alfombra y provocar más informalidad. En la actual pandemia vemos todos los días cómo las fuerzas del orden son insuficientes para dar eficacia y “enforcement” a las medidas de lockdown o distanciamiento. Con menos razón combatirán la informalidad del suelo, del comercio y de la construcción.

 

Lo realmente nuevo de estos meses viene a ser la repentina visibilidad del sector informal en la agenda del Estado. El auxilio emergencial en Brasil, entregado o aprobado ya viene sumando …. billones de dólares, mientras que en el Perú, seis veces menor en población, los subsidios familiares han alcanzado los  …. millones de US dólares. El caso es que la mayor parte de esta ayuda ha sido dirigida a la micro y pequeña empresa y a las familias vulnerables del sector informal. Por primera vez en la historia se aprueban ajustes y techos de gasto en todos los sectores a fin de facilitar un apoyo solidario a los informales con dinero de todos los ciudadanos. Este hecho sin precedentes incentivará la construcción de consensos cuando se planteen mecanismos viables de formalización. Ese reconocimiento da importancia y un nivel de visibilidad a un contingente de personas y familias que viven en una economía de subsistencia paralela, utilizando reglas jurídicas espontáneas surgidas de las necesidades diarias.

 

La formalización requiere de medidas integradoras, racionales, bien focalizadas, consultadas y transparentes.

 

La discusión sobre el derecho informal invade áreas jurídicas sobre la producción del derecho. ¿El derecho está en manos sólo del Estado o también de los particulares, incluidos los informales? Si el Estado es quien produce el derecho, entonces las políticas de formalización son un campo exclusivo para la acción estatal. Pero si el derecho puede ser producido y evolucionar a partir de la iniciativa de los particulares y sus grupos sociales, lo esperable es que la formalización enfoque su atención con detalle y minuciosidad a conocer la trama jurídica informal (espontánea, consuetudinaria, viva) y saberla integrar en un proceso de armonización formal/informal, más que un mecanismo de incentivos artificiales, descarte y coacción.

 

Ehrilich contestaba el radicalismo de Kantorowicz, para quien solo era derecho el aplicable por el juez, diciendo que por el contrario, el derecho no es un ordenamiento coercitivo del Estado ni su utilidad fundamental es la de constituir una base para los tribunales u otras autoridades. Agregaba Ehrlich que ni siquiera las sentencias ofrecían un cuadro perfecto de la vida jurídica dado que sólo una pequeña parte de ésta era llevada a los tribunales, y que la única manera de captar el derecho en su integralidad implicaba observarlo directamente en la vida social. El derecho más que por la ley, está dominado por la dinámica de los negocios, vínculos matrimoniales, contratos, crédito para construcción o estatutos de asociaciones y sociedades. Ehrlich pone el peso de la vida jurídica en su complejidad y, con toda seguridad, frente a la inmensidad del sector informal de nuestros días, no dudaría en querer observar la racionalidad y manejo de la epopeya que subyace en el derecho informal.

 

Una de las razones por las cuales la informalidad aparece, crece y se desborda es la imposibilidad para millones de personas vulnerables, de encontrar soluciones masivas en la ley formal para problemas masivos. La ley formal suele estar organizada para tramitación de problemas individuales. Cuando el torrente informal reclama procedimientos masivos, el cuentagotas de la formalidad evidentemente se hace insuficiente y es superado por la realidad. Y los mecanismos de masificación tratan por encima de cualquier cosa, de evitar conflictos o reclamos dentro de la comunidad informal. El nivel de litigio al interior de las instituciones informales es muy bajo. Esto revela su corrección y su arreglo a la idea de orden y sistema de justicia jurídica.   

 

Cualquier programa de formalización que quiera ser exitoso debe partir por la captura de la racionalidad del derecho informal. Sin dogmas legalistas ni métodos silogísticos, sino con un discernimiento amplio e intenso uso de la equidad jurídica.

 

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*Horacio Gago Prialé (doctor en derecho, profesor de derecho en la PUCP y autor de Repensar la Propiedad (LANCOM, 2021)

  

 

 

 

Wednesday, March 24, 2021

La magia del tango

 


La magia del tango

por Jorge Smith Maguiña; kokosmithm@hotmail.com

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24-3-2021

 

                                                                           A Pedro Flecha, tanguero.

 

“El tango es una pena que canta”, solía decir Borges sobre el tango. Hay mucho de pena sí, es cierto en sus textos, pero también hay momentos de entusiasmo generoso y comunicativo, en su incomparable e inconfundible música, por muy melancólica que a veces nos parezca. Como pocas músicas, bastan en el caso de él, unos pocos acordes, para saber que estamos entrando a ese ritual musical llamado tango y la magia se vuelve total cuando a la voz y a la música se suma la escenificación del tango como baile. Su elegancia y su sofisticación tan minimalista, hacen de ese baile algo único.

 

El tango como baile se sostiene en sí, la música sí es imprescindible al margen de la letra, que puede cambiar de un tango a otro. Un tango bailado en pocos minutos nos puede transmitir lo que una obra de ballet nos transmite en una hora, algo así como el bolero, que es un género tan sintético que en tres minutos nos brinda una tragedia que una ópera necesita tres horas a veces para decirnos lo mismo. Lo curioso es que el tango provenga de alguna manera de las alegres y expresivas milongas, más festivas en todo sentido. El tango tiene un tono seco, un ambiente nocturno. No es casualidad que cuando se quiere ilustrar a dos personas bailando, haya en algún lado la presencia de un farol. La luz debe ser tenue para escuchar un tango. De alguna manera podemos decir, que hay mucha lucidez en el texto de los tangos, pero el tango es enemigo de la luz.

 

Hemos citado a Borges, en este año que se cumple un centenario del nacimiento de Astor  Piazzola. Curiosamente ambos colaboraron en un viejo long play en el cual Piazzola puso texto a tres hermosos poemas de Borges. La poesía de Borges, perfecta desde cualquier perspectiva, lamentablemente ha sido eclipsada por su maravillosa producción y la desconcertante originalidad de sus textos en prosa. Lamentablemente estos dos gigantes de la cultura argentina terminaron peleando, llegando incluso al insulto. Borges como sabemos era un conservador en todo, pero casi a regañadientes, se convirtió en un revolucionario en la literatura. No inventó nuevas formas de escritura, pero sí nuevas formas de percibir las cosas.

 

Piazzola sí fue un innovador y hasta revolucionario en música, desde el inicio. Nos brindó nuevas lecturas de la música del tango, nuevas formas de expresión que se le podía dar enriqueciendo su tejido instrumental. A Borges, no le gustaban, ni interesaban las innovaciones instrumentales. Le gustaba escuchar los viejos tangos con su estilo tan peculiar, sus textos y contextos, por donde se paseaban la sombra de compadritos, los escenarios arrabaleros, sus putas y coquetas arribistas, sus ricachones aburridos y toda esa serie de personajes que a veces se lamentan de haber tenido demasiadas ilusiones y al igual que el vals peruano, las equivalentes desventuras, para luego al final de la tarde a la sombra de una lámpara o de un farol, reflexionar lo que fue esa vida.

 

En muchos casos el tango, al igual que el vals peruano, es la historia de lo que pudo haber sido y no fue. A Piazzola, poco le interesaba la contextualización temática del tango. Muchos de sus tangos más innovadores no tienen texto. Le interesaba las nuevas combinatorias rítmicas -por eso le fascinaba Stravinsky- y la introducción de disonancias a veces desconcertantes para los oídos conservadores. Que había creatividad e invención sonora en las obras de Piazzola, claro que la había, pero para los puristas en relación al tango, eso era una herejía. Por eso quizás en un momento tildó Borges a Piazzola, de “ignorante y vanidoso” y se cerró la puerta por siempre de una colaboración entre estos dos gigantes.

 

En realidad, ya con la perspectiva que da el tiempo para evaluar su obra, podemos decir que Piazzola, es un gran compositor, que también componía tangos, pero que no se le puede encajonar bajo el epíteto restrictivo de “compositor de tangos”. Lo curioso es que Piazzola, cuando apenas tenía trece años en 1934 y vivía con su padre en New York, por insistencia de él fue a visitar a Carlos Gardel, que había ido a la gran ciudad, a hacer unas grabaciones y arreglos para una nueva película. Piazzola que hablaba inglés, le sirvió como asistente a Gardel en sus compras y varias cosas que tenía que hacer al margen de sus ocupaciones profesionales. A Gardel le impresionó el talentoso adolescente, pero le desconcertó un poco que Piazzola le dijese que no lograba comprender qué buscaba significar el tango. Las palabras que le dijo Gardel, transmitidas años después por el mismo Piazzola fueron: “Cuando lo comprenda y le guste el tango, ya nunca podrá salir de él.” Curiosamente ese mismo mensaje fue el que después de darle muchas clases de composición en París, la gran Nadia Boulanger, la célebre maestra de música que en algún momento de sus vidas había tenido como sus alumnos nada menos que a Yehudi Menuhin, Leonard Bernstein, Daniel Barenboin y otros, en los años 50, ella le dijo a Piazzola, hacia quien había desarrollado un especial afecto: “Cíñase al tango, el tango es lo suyo.”

 

Otro episodio curioso en relación al tango, es el encuentro que hubo entre Gardel y Frank Sinatra el 14 de enero de 1934. En esos momentos el fogoso joven Sinatra tenía solo 18 años y se las arregló para contactar a Gardel que se encontraba en New York. Sinatra había quedado fascinado de escuchar cantar a Gardel quien le llevaba casi 25 años mas de edad. A Gardel le impresionó el impetuoso joven y no se sabe si lo pudo escuchar por lo menos “a capella”. Lo que sí se sabe es que la traductora de Sinatra, le habló de los crecientes éxitos que ya estaba teniendo Sinatra pese a su corta edad, pero también le agregó que Frank era una persona algo problemática y solía tener malas juntas y frecuentes problemas con la policía que podían dañar su carrera artística. Gardel que había vivido lo mismo en su tumultuosa juventud acrecentó su interés y empatía hacia el joven. Le sugirió que se inscribiese a un concurso que estaba organizando la radio que lo había contratado en New York y que el mismo Gardel lo recomendaría al jurado. Dicho y hecho, Sinatra se inscribió y ganó el concurso. Gardel como sabemos, moriría el año siguiente en 1935, en un trágico accidente de avión en Colombia. Eso explica que al visitar Argentina para dar unos conciertos en 1981, Sinatra fuese por propia iniciativa a visitar el barrio donde trascurrió la infancia de Gardel y ante su estatua pronunció unas palabras de agradecimiento, que en síntesis decían: “Gardel me salvó la vida”. –Son interesantes esos vasos comunicantes que en algún momento se dan entre los gigantes de la canción popular, pues por diferentes que sean los idiomas, a partir de un cierto nivel, las sensibilidades convergen, ya no interesan las diferencias sino aquello que es equivalente. El arte une a los pueblos.

 

Ese año que murió Gardel en 1935 y el anterior fueron esenciales en la historia del tango por la calidad de las emblemáticas composiciones que se escribieron sobre este género. La muerte de Gardel dejó un vacío irreparable, pero las grandes orquestas de tango de Argentina ya tenían enorme vigencia. El tango era la música del momento. Felizmente la grabación tenía un dinamismo excepcional y Gardel antes de morir, grabó todo lo que pudo grabar. A los pocos días o semanas de secarse la tinta de una composición, ya estaban en la voz de un intérprete como Gardel y si él las cantaba las disqueras se apresuraban a grabarlo. Poca idea se tiene hoy de la popularidad que tenía alguien como Carlos Gardel. Cuando murió Gardel, el otro gran cantante de tango Julio Sosa, nacido en Uruguay en 1926, ni siquiera tenía 10 años de edad. Julio Sosa que tuvo una trayectoria muy exitosa, ya cuando se estableció en Buenos Aires, aunque nunca alcanzó la celebridad de Gardel, fue el otro intérprete emblemático del tango. Felizmente tenemos la grabación de ambos de los mismos tangos y podemos comparar sus formas tan diferentes de abordar los temas, sobre todo al cantar emblemáticos tangos como “Cambalache”, que es una especie de segundo himno nacional argentino, y otros tangos que todos conocemos como “La Cumparsita” (con textos diferentes en el caso de Gardel y Julio Sosa) y “Volver”. Algo que les duele a los argentinos, es que la música de “La Cumparsita”, tango que todo argentino reconoce y puede tararear o cantar, fuera compuesta no por un argentino, sino un uruguayo, Gerardo Matos, aunque los arreglos finales sí los hizo, el argentino Roberto Firpo.

 

Es fácil distinguir la diferencia de estilos que puede haber al cantar un tango: por un lado la voz melodiosa de Gardel, por algo lo llamaban “el zorzal criollo”, el toque aterciopelado y acariciante de su voz y, por otro lado, la voz recia, a veces un poco dura, pero igualmente expresiva y comunicativa de Sosa. Lamentablemente Julio Sosa murió a la corta edad de 38 años. Aficionado a los carros de lujo y de velocidad terminó estrellándose en Buenos Aires en 1964. Penosa coincidencia o sino trágico, que los dos más grandes cantantes de tango, hayan muerto en accidentes, a una edad relativamente joven, en la cúspide de sus respectivas famas.

Justamente antes de morir, Gardel había logrado grabar el tango “Cambalache”, compuesto poco antes que el cantor muriese por el gran compositor Enrique Santos Discépolo. Como ninguna, esta obra representa la esencia misma del tango y es quizás una de las obras que mayor universalidad le ha dado a este género. Curiosamente el texto de este tango, no tiene un contexto preciso, como suele ser un barrio de los suburbios o un arrabal de Buenos Aires, ni te habla tampoco de compadritos, ni putas, ni burdeles. Este tango es casi una meditación filosófica sobre la vida, sobre la anomia en la que de tiempo en tiempo caen las sociedades humanas. Es una requisitoria amarga sobre lo que la gente piensa y no tiene palabras para expresar, pues tan traumatizada e impotente está, frente a lo que acontece. Es el sentimiento de desasosiego de que todo camina mal. Ese tango es universal e intemporal, compuesto y grabado en el primer tercio del siglo pasado, pero parece una crónica de nuestros días. Es una meditación dura y dolorosa con toques amargos que desnudan, por no decir calatean lo que aconteció y sigue aconteciendo.

 

Con cinismo podríamos decir que Santos Discépolo, más que un compositor de tangos argentino, parece un cronista de la cotidianeidad peruana, con su pléyade de políticos incapaces y corruptos, cínicos y mentirosos y que en la actualidad como consecuencia ha generado en la población un rechazo visceral hacia lo político, pues ya no se siente representada y por lo mismo camina a veces tan despreocupada, como sonámbula al borde del abismo. Un mundo como el de hoy, es el de una sociedad sin metas, objetivos ni consensos, donde cualquier hijo de vecino se siente calificado para postular a ser presidente de la República. Es el mundo reflejado a cuerpo entero en “Cambalache”.

 

La reciente y excelente biografía de Enrique Santos Discépolo, este gran compositor y poeta, escrita por Sergio Pujol, nos muestra la minuciosa pericia que tenía Santos Discépolo para componer, ya que a diferencia de lo usual, él era el autor de la letra y la música. Ya años antes de Cambalache, había compuesto “Yira”, que es una obra de arte, una reflexión amarga de la decepción. Desde la frase  inicial, en cada párrafo el drama comienza: así, en seco, en frío, sin calmantes ni vacunas:

“ Veras que todo es mentira, veras que nada es amor, al mundo nada le importa Yira,Yira”.

 

Sin embargo ,“Cambalache” compuesto cinco años después, es sobre un tema menos personal y con un horizonte, mucho más vasto y universal. En él, logra Santos Discépolo un texto, equilibrado en el tono, de una denuncia sostenida. No nos extraña que intelectuales tan eminentes como el francés Pierre Vidal-Naquet y el académico español Camilo José Cela, lo considerasen como un poeta excepcional al margen de sus dotes como compositor.

 

Transcribimos los dos primeros párrafos y los dos últimos, de esa rabia contenida, hecha poesía y convertida en tango:

 

“El mundo siempre fue una porquería                                                                                                        ya lo sé                                                                                                                                                            en el quinientos seis                                                                                                                                         y en el dos mil también

Que siempre ha habido chorros                                                                                                          maquiavelos y estafaos                                                                                                                            contentos y amargaos                                                                                                                                  valores y duble

 

Y los dos últimos párrafos:

 

No pienses más                                                                                                                                           sentate a un lao                                                                                                                                              que a nadie importa                                                                                                                                    si naciste honrado

Es lo mismo el que trabaja                                                                                                                   noche y día como un buey                                                                                                                      que el que vive de los otros                                                                                                                        o está fuera de la ley

            

Podemos agregar una líneas de la estrofa intermedia del largo texto:

 

Siglo XX CAMBALACHE, problemático y febril,                                                                                       el que no llora no mama y el que no afana es un gil

                                                                                  

Signo de plasticidad del tango era la elasticidad de sus textos, para contextualizarlos a cualquier lugar. Cuando Julio Sosa vino a Lima, antes de su trágica muerte en 1964, sus letristas le compusieron un tango, que si bien recuerdo, reza así:

 

“Soy el tango tan viajero,                                                                                                                                    que le dicen extranjero de egoísta algún fulano.                                                                                   Soy gagá de Miraflores, chaveta de La Victoria,                                                                                       soy el recuerdo y la historia, de aquellos tiempos mejores,                                                                 y aquí vengo a tangonear, por estas calles limeñas,                                                                                  cuyos portales me enseñan de un pasado a recordar.”

 

Como baile, el tango guarda su increíble belleza y originalidad. Lamentablemente en los últimos años se le ha buscado imponer coreografías demasiado espectaculares y acrobáticas, que son vistosas, pero le quitan su esencia pura. Un baile popular, debe estar en la posibilidad de ser bailado por todos, esa es su razón de ser justamente. Si como espectáculo se combina un tango de música y letra del nivel de los tangos de Santos Discépolo, con buenos músicos, un buen cantante y bailarines, tenemos en pequeña escala, un Gesamtkunstwerk, una obra de arte total, como lo habían imaginado los antiguos griegos y en sus óperas lo logró Wagner.                           Felizmente y al margen de todo, este hermoso baile guarda su vigorosa personalidad, siempre y cuando guarde su nocturna y casi fúnebre atmósfera, su elocuencia trágica y su a veces también insoportable belleza. 

 

Tuesday, March 23, 2021

¿Qué conserva un conservador en el Perú?*

 

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

17-8-2004

 


¿Qué conserva un conservador en el Perú?*

https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%BFqu%C3%A9-conserva-un-conservador-en-el-per%C3%BA

https://bit.ly/319Elv6

 

¿Qué conserva un conservador en el Perú? se preguntaba reflexivamente Andrés Townsend**. Y a continuación ensayaba algunas respuestas: ¿el sistema de injusticia en que pocos, muy pocos, son muy ricos, y muchos, muy muchos, son demasiado pobres?, ¿la tradición entreguista de preferir a los extranjeros antes que educar al pueblo soberano, pero ignaro, en los ideales de nacionalidad, patria y destino común?, ¿el designio del fracaso en que nos hundió una casta dirigente en 1879? o ¿la obsecuencia vendepatria de quienes tienen hoy los resortes del gobierno y regalan el país vía concesiones o privatizaciones?

 

Los peruanos bamba, aquellos que usan el nombre del Perú para el maquillaje de sus inversiones y riquezas, pero que siguen siendo profundamente anti-cholos porque se sienten distintos por el color de su piel o por la estulticia de considerarse turistas en un país de gente cobriza, desprecian al país que los vio nacer. No inspiran confianza porque ellos tampoco la merecen. Conocen Sao Paulo, Nueva York, Viena y Moscú, para no hablar de Londres, Bonn o Tokio, pero jamás han pisado con franqueza de peruano de a pie, Ayacucho, Madre de Dios, ni siquiera el Cusco escondido más allá de las ruinas del pasado milenario inca y preínca.

 

Esos conservadores son los que condujeron la república a negocios rentistas y no siempre muy santos. Aliándose hasta con el diablo, del sur o del norte, para llevar a cabo la sistemática expoliación que ha sido la vida peruana desde 1821. Perdieron guerras porque jamás combatieron con honra sino empujaron a pelear a otros. Ayer eran los terratenientes, hoy son los tecnócratas cuya mejor habilidad consiste en conceder todo lo que puedan, empeñando al país a cualquier régimen que les asegure viajes, patrimonio y liderazgo. ¡Nada ha cambiado!

 

Básicamente, los conservadores fracasaron porque, por ausencia de sentido nacional y nacionalista, jamás comprendieron que el peruano genuino no es el impostado sino el que está en la tierra, en el Ande, en la fragorosa lucha diaria contra la naturaleza en un país de mil y un geografías. Nunca entendieron que la educación era –y es- la gran llave para abrir las compuertas de la creatividad de un pueblo que disciplinado es capaz de ganar todas sus contiendas. ¡He allí el gran divorcio de los conservadores con el Perú profundo!

 

Da risa, por tanto, que Ricardo Vega Llona, ex-senador por la casualidad y empresario quebrado por mediocre y aprovechador de cualquier puesto público, pretenda identificar derecha o conservadores con inversión y progreso. ¿Es desarrollo regalar el país para que todo siga como esté sin más hospitales, universidades, cuadros políticos o técnicos con apego a la tierra en un mundo globalizado que no anula las individualidades sino reta mucho más aún a seguir peleando por un lugar en la competencia? ¡Pamplinas!

 

Conviene al país tener un ala conservadora o moderada para que defienda sus puntos de vista. Pero primero tienen que ponerse de acuerdo para suprimir ese falso orgullo del cual quieren jactarse como promotores de una inversión que llega por inercia porque así es el capital. Luego que procuren convencer con ideas al pueblo para que le dé sus votos. Su pasivo es muy grande: son los que crearon esta republiqueta y este mamarracho de país. Y son, además, sus más célebres personeros, los grandes estafadores, ladrones y criminales de la historia del Perú.

 

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

 

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

 

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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*Publicado originalmente en la Red Voltaire el 17-8-2004 http://www.voltairenet.org/article121839.html

 

**Andrés Townsend Ezcurra, 23-3-1915, Chiclayo-Lambayeque; Lima 31-7-1994.

 

 

Lea www.voltairenet.org/es

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