Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
24-4-2025
Coco Smith: a cuatro años de su partida
En Perú somos pródigos para obsequiar diatribas atroces,
pero también para producir elogios fáciles, casi siempre inmerecidos y
convertimos casi en próceres a insignificantes que no dieron o hicieron nada
por la Patria.
Con la rapidez que aturde y no se termina nunca de
aprehender cabalmente, han sido cuatro los años desde el adiós definitivo del
maestro, políglota, escritor, psicólogo y notable intelectual Jorge Smith
Maguiña.
Al día siguiente de su deceso (24-4-2021), el 25, publiqué
en redes sociales, el artículo que reproduzco literalmente y que recuerda el
título de un libro del tribuno Alfonso Benavides Correa que no llegó a
impresión física, años atrás.
En momentos en que la borrasca enturbia casi todos los
ámbitos en que se expide el Perú, la voz sensata e imaginativa de Coco Smith,
vía sus análisis, escritos y ensayos, de repente podría haber brindado lampos
potentes en la accidentada carretera de la patria.
Propiedad urbana y rural, sociología y exégesis cotidiana de
un país al que tanto amó, fueron, entre otros muchos, los ámbitos académicos
por los que discurrió Coco.
Recordemos.
Bandera a media asta:
partió Coco Smith Maguiña, 25-4-2021,
Quienes conocieron –y la legión es numerosísima, aquí y en
todas partes- a Jorge Smith Maguiña sabían de su humor socarrón, sabiduría
inmensa y voz persuasiva para exponer sus puntos de vista. El admirado
intelectual, lector impenitente, psicólogo buido, consejero y partícipe de
todas las avanzadas culturales que pudo impulsar, partió ayer 24.
Nuestra bandera está a media asta.
Conversábamos con frecuencia intensa. Sabía escuchar y
replicar con ciencia y con humor, apoyándose en los ejemplos que recordaba de
su peripecia mundial en los cinco continentes. No era expediente sencillo
discutir con él. Políglota eximio, dominaba el inglés, el alemán, barruntos de
chino, italiano y leía en esos idiomas. Profesor universitario, era también
amigo de sus pupilos y siempre llevaba consigo libros y más libros.
Desde hace largos años Coco estimaba que Señal de Alerta debía ser el lugar para
dar a conocer sus artículos extensos, sesudos, entretenidos, preñados de tal
cantidad de conocimientos que había que leerlos dos o tres veces para asimilar
ese margesí enorme de novedades. Permitió y nunca me objetó, que editara y
dotara de mejor forma periodística sus párrafos luengos. Un artículo “corto”
para Coco, era un texto de 15 páginas ¡mínimo!
Jorge Smith protagonizó el caso extraño de un intelectual
potente y que Perú no aprovechó como docente, persona o creador de iniciativas
culturales, humanas, artísticas y de toda índole.
De humor pícaro y travieso matizaba charlas y discusiones
con salidas que quitaban presión a las polémicas pero que hacían reír a mares.
Cito una de ellas: “Bájame el sueldo
pero NO me grites”.
Los campos de opinión en que arremetió Coco con sus
artículos son variados. Ha poco escribió bellas páginas sobre el libro último
de Barack Obama Promised Land y lo hizo con la destreza propia de quien conoce
y sabe hacer de exégeta agudo del conflictivo mundo estadounidense. Pero
también redactó textos sobre arte, artistas plásticos, cantantes, arquitectura,
ciencia y cuanto suscitaba su curiosidad insaciable.
A propósito de una modesta entrega mía sobre el tango
Cambalache y su cuasi predicción sobre el Perú contemporáneo, Coco tuvo la
generosidad de felicitarme pero, fiel a su estilo, anunció que él escribiría
sobre Piazolla y Borges. El brillante envión puede leerse en ediciones pasadas.
Coco Smith contó cómo conoció la palabra resiliencia y a
quién se la escuchó pronunciar por vez primera en nuestros lares: a Haya de la
Torre con cuyo sobrino, Raúl Arístides, estudió en la Universidad Católica y
con quien solía ir a visitar al líder aprista con regularidad.
Una crónica de esta naturaleza debe rendir homenaje a quien
se ha ido antes que nosotros. Coco Smith Maguiña hizo de su vida un ejercicio
pleno al compás de su vigorosa inteligencia. Las reuniones en su mesa fueron
ágora de ideas, polémicas, mucha risa y en un ambiente familiar fraternal
extraordinario. A la señora Hilda, su querida madre, a Raquel y Carola, sus
hermanas, mi solidaridad y congoja por tan inmensa pérdida.
Acaso pueda sí subrayar, como lo harían sus amigos, que tuve
la suerte de conocer y tratar a Coco Smith Maguiña.
Descansa en paz querido Coco.
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