Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
5-1-2023
¿Y la Constituyente mandataria Boluarte?
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Desde que en días pasados y por poquísimas ocasiones, la
presidente Boluarte hablara sobre el tema de la Asamblea Constituyente no ha
vuelto a decir ni chis ni mus. Afirmó que no estaba agotado. De inmediato, los
ghost writers, le enmendaron la plana. Por si fuera poco voceros conservadores
aullaron y atajaron radicalmente el mensaje.
Lo cierto es que se nota una planificación y control de
daños más o menos cabal en su régimen.
No obstante no hay excusa capaz de borrar el sangriento
saldo de 30 muertos.
Alentaron a que la PNP organizara la llamada marcha por la
paz y la desembarcaron con anuncio categórico. ¿Alguien duda que era un globo
de ensayo para conocer la temperatura?
En la antípoda del insólito estilo del ex mandatario Pedro
Castillo que alternaba poco con los miedos de comunicación, Dina Boluarte se
expide como pez en el agua y la colaboración superlativa, amabilísima e
inmediata de la prensa concentrada ayuda no poco.
También debe tomarse en cuenta que el trasvase de pagos de
publicidad ya es un hecho. El sabio refrán canta: con plata baila el mono.
Los genios traviesos están detrás de cada paso en esta
guerra mediática. El martes hicieron una marcha y los coordinados y los que se
ofrecieron como odaliscas a cambio de algún puesto o responsabilidad futura, no
faltaron. Los vemos en las fotos haciendo actos de presencia y puntos para la
cobranza posterior.
Pero la satanización de los que protestan es un hecho abominable.
El mote de terrorista, violentista, comunista, no puede ser más abusivo.
Leí una apostilla potente en Twitter: los terroristas NO hacían marchas, simplemente
explotaban bombas y disparaban a matar. ¿Por qué entonces el subliminal y torvo
designio de crear fantasmas violentos?
La Asamblea Constituyente, para algunos sectores, representa
una especie de válvula o solución mágica que cambiará al Perú por sí sola.
Entonces, con esa lógica primaria, una ley que declarara: A partir de este
momento, no hay más pobres en el Perú por la voluntad general de los pueblos y
por la justicia de su causa que Dios defiende, sería el fin del hambre, la
falta de trabajo y orfandad de desarrollo de todo tipo.
¡Nada más falso!
Pocos se dan cuenta que una convocatoria a asamblea
constituyente puede tener resultados cuestionables: poetas y declamadores,
oradores jurídicos y embusteros demagogos, que produzcan –si logran ponerse de
acuerdo en algo- un Frankestein con mil y un zurcidos a cual peor.
Lo acontecido en Chile y puesto en consulta a la ciudadanía
representó un fiasco gigantesco para los grupos más a la izquierda. El abuso de
clichés y excusas pseudo sociales o, en todo caso, de grupos minoritarios, no
fue aprobado por casi el 70% de los chilenos. En buen castellano, a la gente no
le gusta el arroz con mango.
Pero, además, los conservadores peruanoides a quienes irrita
que les motejen de ilustres integrantes de la derecha bruta y achorada,
defienden la constitución de 1993 con uñas y dientes. ¿Podría ser de otro modo?
¡Jamás!
La llamada carta magna de 1933 consagra al capitalismo
salvaje como el rector del funcionamiento económico, sus protecciones
tributarias amparan toda clase de abusos contra los trabajadores y en
detrimento de la soberanía nacional que obsequia fuentes de riqueza no
renovables a empresas que no reinvierten y que se llevan el dinero ganado fuera
del país.
¿Van a soltar la mamadera estos grupos económicos que tienen
además sus tribunales para la “solución” de controversias con triunfos y
arbitrajes ganados al Perú antes, siquiera, de comenzar el litigio?
Los que mandan en Perú no han dejado ningún asunto al azar:
tienen sus poderosos estudios de abogados mafiosos especialistas en demandar al
Estado; dilatar los procesos; jamás pagar la tributación pactada; genios en hacer
prescribir las causas en su contra. Y ganan dinero a carretadas, los unos y los
otros. ¿Alguien cree que un discurso va a convencer a quienes han hecho de la
trampa su modus vivendi?
Una clave política debiera constituir una dirección
unificada y con propuestas o demandas que avisten ecos en la parte contraria.
Tira y afloje. El radicalismo a ultranza, en cualquiera de los dos sentidos:
izquierda o derecha, sólo garantiza el fracaso de los entendimientos.
Los chicos sabios que asesoran al más alto nivel, saben que
dominan todo el espectro: desde militar hasta mediático. Aún así, no pueden
decapitar ni ahogar la protesta ciudadana. Pero la urgencia de una negociación
es imprescindible.
La pseudo alternativa es una guerra civil y todos saben quiénes
tienen las armas y licencia para matar.
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