Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
11-3-2025
¿Son comprables todos los jueces?
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¿Es justa y equilibrada la pregunta, son comprables todos
los jueces? Ensayo una respuesta categórica: ¡de ninguna manera!
Hay una minoría venal, comprable, en dólares o en euros,
capaces de vender hasta su alma con tal de favorecer el desarrollo sempiterno
de la corrupción en el Perú, ese grupúsculo acapara los casos grandes, yugula
cualquier chance que magistrados sin ataduras o ligazones sospechosas de
afinidad o trabazón dineraria, analicen y dictaminen sobre los señorones que
delinquen y luego todo lo arreglan con cientos de miles de billetes.
Por mal ejemplo, ¿qué hacemos con esos magistrados que
alentados opíparamente en moneda nacional o extranjera, fallan a favor del
apoquinante que no pocas veces pertenece a bandas delictivas?
Aquí el que no cae, resbala. Más aún si la feria de
vanidades se premia con billete en efectivo o en cuentas cifradas en paraísos
fiscales. Un asesino vulgar o un criminal social pueden en Perú comprar su
inocencia y pasearse como Pedro por su casa por todo el país.
¿Cuándo se expiden medidas cautelares, se contrata a matones
con uniforme y se destrozan puertas so pretexto de un descerraje innecesario,
no es acaso un deporte de grupitos de hampones, mejor dicho de abogángsteres al
servicio de bancos abusivos que roban las 24 horas del día?
La oferta y demanda de jueces que venden sus sentencias por
contraprestación y ventajismos ilícitos que tienen poco o nada que ver con la
ley es moneda común. Pero ¿no debieran ser ellos son los que “administren”
justicia!
¿Es un tema puramente administrativo? Quien así lo afirme,
cae en craso error de apreciación. Más allá de la discusión entre leyes y
códigos, hay un asunto que es el mar de fondo retador: ¿es posible luchar y vencer
a la corrupción congénita en Perú?
Viene –la pobredumbre- desde el mismo momento en que los
tres ibéricos de la conquista: Pizarro, Almagro y el infaltable cura católico
Hernando de Luque arribaron a nuestras costas. ¡He allí un tema inescapable!
¿Solo el que libra sentencia es réprobo? No. Hay estudios de
abogados, mejor dicho abogángsteres, que secuestran a jueces, tuercen la ley y
sirven a sus empleadores que les pagan durante meses y años, cientos de miles
de dólares.
Un caso que conozco muy bien.
Un periodista fue enjuiciado hace 17 años y le exigieron
como reparación civil, la estrambótica cifra de US$ 500 mil por “daño moral”.
Durante esos largos años, los querellantes no encontraron juez decente que les
diera gusto.
Hace unos días, el periodista recibió la sentencia por S/ 32
mil soles y que “da la razón” a la concesionaria y el juez sentencia esa suma
como reparación civil por daño moral. ¿Cuánto costaron a la concesionaria, 17
años de pago religioso mensual a los abogángsteres para obtener tan mísera suma
respecto de su exigencia inicial?
Por tanto, el círculo se completa con aporte delictivo de
concesionaria (cliente); abogángsteres (17 años de juicio civil) y juez que se
deja romper la mano para sentenciar esa suma por el supuesto “daño moral”.
La apelación está en porcentaje de la querella (US$ 500 mil),
sólo para bolsillos millonarios.
De buenas intenciones está empedrado el suelo del infierno
(si es que existe) y Perú es el compendio de aquellas. Hay que hacer y
organizar, pelear en los estrados judiciales, en las calles, en las aulas, en
los centros de trabajo, en todos los sitios para evitar que la Patria siga
constituyendo un vivero en que los rateros y ladrones, de bisabuelos a
bisnietos, con o sin apellidos rimbombantes, persistan en la letal comisión de
destruir y empobrecer al país.
¿Que siempre ha habido corrupción? Sin duda, pero ¿eso debe
ser nuestra letanía cotidiana para NO hacer nada? Quienes así piensen, morirán
sin haber dejado huella o impronta. ¡Allá ellos!
Perú debe estar atento a cómo se comporta el Poder Judicial
y es pertinente preguntar si acaso hemos llegado al fin de la historia de lo posible
en este país y si existe un solo juez ético capaz de desoír las sirenas del
soborno o las trompetas que tocan a rebato para lavarse las manos.
Pocas veces se han presentado disyuntivas tan serias como
las de esta oportunidad. Es hora de ajustarle las tuercas a ex presidentes
rateros y vulgares que jamás conocieron el quehacer cotidiano que se llama
trabajo honesto, común y corriente. También es momento de convertir a la Patria
en madre y no madrastra de sus hijos trocándola en fuente de progreso y
desarrollo imbatibles y no en madriguera de pícaros y monreros.
Y ¡ojo atento! El reemplazo de este gobierno, dejará a
muchos sin blindaje ni coraza para escapar de las múltiples denuncias que les
otorgarán los pueblos del Perú.
Bien reza el dicho: ¡Quien siembra vientos, cosecha
tempestades!