Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
10-11-2024
¡Así nombren a Jesucristo en Petroperú!
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Nada hace feliz a los vendepatria empeñados en envilecer,
malbaratear, desprestigiar y obsequiar Petroperú. Así se tuviera a Jesucristo
al mando de la empresa, los profesionales del pero y la excusa pseudo técnica,
dirían que no.
El señor Bustamante de la Confiep, organización muelle y
funcional a la dictadura de Kenya Fujimori, fiel a su estirpe institucional, se
desvive en críticas contra el economista Alejandro Narváez, nombrado presidente
del directorio de Petroperú.
¿Podía aguardarse otro comportamiento? Sencillamente no. Los
dirigentes de Confiep cautelan, con garras y dientes, el modelo exportador
primario del Perú y en el cual sus empresas asociadas ganan mucho dinero, pagan
muy poco pero su riqueza se apisona sobre lo que otros producen.
Nótese, y basta con revisar informaciones puntuales, el
comportamiento de estos gonfaloneros del Dios Mercado que “soluciona” todos los
problemas, piden palo contra los que protesten, exigen mano dura contra los
trabajadores y muestran impúdicamente nulo amor al país, salvo al billete que
paga sus felonías de empleados serviles.
Recordemos. En épocas de la dictadura delincuencial de Kenya
Fujimori, Perú remató a precio vil algunas empresas que después fueron muy
productivas y rindieron pingues ganancias a sus nuevos dueños.
¿Dónde estaban los que forman parte de la Confiep? ¿No
fueron ellos los que salieron a clamar por la reelección de Fujimori? En lugar
de pedir perdón, siguen portándose como verdugos y sicarios al servicio ajeno.
Refinería La Pampilla fue malbarateada por algo más de US$
180 millones de dólares y la compró Repsol, la empresa española especialista en
contaminar mares con petróleo y no pagar las reparaciones y burlarse de los
pueblos damnificados.
La salmodia de siempre es que el Estado es mal gestor y
siempre “da pérdidas”.
Se dice de todo y como en botica se encontrarán mil y un
pretextos para denostar de una empresa que, nadie puede negarlo, ha tenido
manejos mediocres, gerencia discutible y momentos, hay que decirlo, rentables.
No todo es bueno, como tampoco es real el cúmulo de desgracias que corean los
asalariados.
Chile no produce petróleo y la Empresa Nacional
del Petróleo (ENAP) es
la principal compañía petrolera que abastece más del 59% de la demanda de
combustibles. Es de propiedad estatal y es la única firma petrolera que refina
hidrocarburos.
Léase: de
propiedad estatal y la única que refina.
En la antípoda,
los agentes y empleados de la privatización a la mala, con precios de remate y
a como dé lugar, procuran la enajenación de Petroperú para que caiga en manos
de sus actuales pagantes. O, critican, por quítame estas pajas.
¿Qué hacen los
clubes electorales, alias partidos políticos? Nada de nada. Huérfanos de ideas,
desconectados de las bases populares, ignorantes de un proyecto nacional,
lidercitos de parroquias minúsculas, sólo buscan la supervivencia y para eso sí
tienen “iniciativas”.
En casus belli
la producción y refinación del petróleo –léase combustible- no puede estar en
manos ajenas. Debiérase recordar los retrasos, inconvenientes, carencias
acontecidas cuando los sucesos del Cenepa en el conflicto con Ecuador en los
años 90.
Entonces las
cantinelas del ruido político, inestabilidad y el anuente coro de judas
infiltrados en los miedos de comunicación, hacen la preparación perfecta para
el desenlace que empujan sin freno y con desverguenza.
No sorprende
que sea la Confiep, en voz de su directivo máximo, la que enhebre estas críticas
a la gestión que tiene a su cargo el economista Narváez.
Para que no
existan estas corrosivas expresiones de Confiep, deberíase nombrar a uno de sus
integrantes con lo que ya sabríamos que la privatización de los vendepatria,
estaría en camino.
La mudez mediocre de los personajes públicos debe ser
notada y denunciada ante la ciudadanía. Y así habrá que recordárselo a estos
malos elementos carentes de cualquier pundonor peruanista o constructivo. ¡No
pasan de langostas depredadoras!
Los infames ecos de cómo se mal vendió La Pampilla, esta
vez enderezados a un complejo mucho más grande, Petroperú, vuelven con sus
fétidos olores a nuestros pagos. Y de la mano ¡qué duda cabe! de esquiroles
proditores.
¡Así nombren a
Jesucristo en Petroperú!