Tuesday, July 12, 2022

Debate público, democracia y ficciones en el Perú

 


Debate público, democracia y ficciones en el Perú

por Percy Vílchez Salvatierra; percyvilchez.s@hotmail.com

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12-7-2022

 

Todas las discusiones políticas en medios periodísticos e intelectuales son tangenciales, falsamente ideológicas (sobre todo, cuando la ideología se impone ante la realidad para peor suerte de los enajenados que se autoimponen esta apariencia) y absolutamente desencaminadas respecto de la eficacia que debería ser la prioridad de todo gobierno y no los membretes o denominaciones de los agentes políticos y las instituciones.

 

Todo esto sucede cuando la política es por un lado, saqueo y desfalco y, por otro lado, puros gestos huecos y hueros y ni se diga de todas las intersecciones posibles.

 

Antes la pugna era, según el decir “común” de ida y vuelta, entre fujimoristas y terruoristas (antes, aún, entre apristas y comunistas) y ahora se ha sectorizado en parejas de opuestos incidentales tales como el Ministerio de la Mujer y el futuro Ministerio de la Familia o si las rondas campesinas son valiosas en la actualidad o si deben supeditarse ante la presencia, mando y dirección de las FF. AA y la Policía y si los periodistas amedrentados en Chadín son farsantes autosecuestrados o agentes pasivos de una forma de coerción ilegítima y víctimas del delito de secuestro.

 

Sin embargo, todas las cortinas de humo posibles no impedirán advertir y denunciar lo pernicioso del desgobierno de Castillo y su inviabilidad manifiesta, la ceguera de la derecha que no tiene ninguna idea de qué hacer con el país excepto devastarlo en favor de los pocos “suyos”, y la responsabilidad primordial de la izquierda en esta desgracia pues sus tendencias electorales posibilitaron el arribo al poder de cuanto mal se haya empecinado en flagelar al pueblo peruano, no solo desde el triunfo de Castillo sino desde el mismo cancerbero de sus sueños e ilusiones de pólvora y dinamita, es decir, Fujimori (solo por insistir en sus monsergas ideológicas fatales, cuando era obvio que Vargas Llosa tenía el criterio suficiente para hacer un gobierno de mejores posibilidades para el país).

 

En este sentido, para que esto no se repita, debe entenderse que vivir bajo una democracia falsa como la que padecemos en este momento, posibilita la elección reiterada de individuos deficientes como la gran mayoría de representantes políticos y la eventual designación de un nuevo hombre fuerte en el poder (algo que, además, históricamente, siempre le ha gustado a los peruanos) y la consiguiente pérdida de una multitud de libertades que, ahora mismo, pese a la farsa general, están más o menos vigentes.

 

La única forma de evitar mayores tragedias que la actual realidad del gobierno peruano y de mostrar que la libertad y la democracia tienen una importancia muy relevante para nuestras vidas es luchar de verdad por ellas, pero no en marchas mal direccionadas y peor conducidas por ciegos y tullidos en términos de criterio y honestidad, sino participando activamente en política.

 

Esta participación activa de parte de la mayoría de la población peruana es lo único que podría efectivizar una democracia plena y no la patética pantomima realmente existente y esta exigencia de nuestra época solo puede lograrse fundando nuevos partidos políticos contundentes y briosos con suficiente bagaje intelectual para discernir las posibilidades de desarrollo y las respuestas respecto de los innumerables equívocos que ha sostenido el Perú a lo largo de la historia y, sobre todo, con la agudeza y el criterio para no cegarse por cuestiones ideológicas inviables y, además, indeseadas.

 

Entre la sabiduría y la fuerza del carácter debe haber flexibilidad para enfrentar la realidad y para saber conducir a un país entero al orden y el desarrollo de la mayor parte de la población y no solo de una minoría a la que no le importan sino sus propias inversiones (la derecha típica) o sus propios vengativos sueños de humo psicotrópico o bélico (la izquierda en general).

 

Otra opción sería entrar en los pocos partidos tradicionales que (aún) pueden ser rescatados, pero solo para renovar la sangre pútrida que ha corrompido sus móviles y fundamentos originales y así cubrir de lozanía a organismos severamente aquejados de todos los extremos a los que el vicio y la depravación ha condenado a la decrepitud y el exterminio.

 

Este momento que puede y debe llevarnos a la interpretación más pesimista de la realidad política es, también, como toda jornada llena de peligros y obstáculos, el génesis de una posibilidad de superar la miseria realmente imperante, a través de una apuesta sustancial por la política, pero no la prostituida y mercantilizada de este momento, sino una actividad elevada a una condición superior de representación, de determinación y de ejercicio del poder. Si todo esto falla, solo habría una tremenda claudicación y la complacencia con cualquier tipo de régimen abusivo que se entronice en Palacio de Gobierno sin miramientos de ningún tipo.

 

 

*Escritor. Abogado. Comunicador. Analista político. Director de Libertad Bajo Palabra.

Ha publicado “Metafísica del Precipicio” (2015), “En Los Ojos de la Esfinge” (2016), "DOSCIENTAS IMÁGENES CRÍTICAS DEL PERÚ ANTE EL BICENTENARIO ( La Verdad Oculta)" (Octubre 2021) y "METAFÍSICA" (Marzo 2022).