Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
1-4-2024
Geopolítica, materia indispensable
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Una definición simple de la geopolítica dice así: “es un método
de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el
comportamiento político internacional a través de variables geográficas”.
Perú y su feraz territorio ocupa una parte central en
Latinoamérica. Esta ubicación formidable hace más cortos y económicos los
caminos marítimos hacia el Asia y la conexión desde los puertos del Atlántico,
resultan menos abrumadores para esa clase de exportaciones.
Más aún, por años se ha repetido que nuestro Aeropuerto Jorge
Chávez concesionado a Lima Airport Partners, LAP, se constituiría en un hub
(punto de concentración) de llegada y salida de aeronaves y vuelos
intercontinentales.
No deja de ser preocupante que la II pista y la Torre de
Control, inauguradas pocos meses atrás por la controvertida presidente Dina
Boluarte, estén no operativas desde octubre 2023, representando una merma
significativa y hasta hoy no explicada.
La controversia acerca del control total, exclusivo y
privado, que se dio a la empresa china Cosco Shipping vía las mismas
expresiones de la Autoridad Nacional de Puertos, respecto del contrato en
Puerto Chancay, para felicidad nacional, ha reivindicado conceptos geopolíticos
que parecieron haber sido olvidados.
Sin duda alguna hay que poner la puntería de investigación en
quienes conformaron las comisiones responsables de entregar Puerto Chancay sin
los resguardos fundamentales que dicta la Constitución y la soberanía del Perú.
El mar donde discurrirá el accionar de las modernas
instalaciones en Puerto Chancay es peruano y otro tanto la soberanía que el
Estado ejerce sobre el territorio. En aquel momento la fiebre privatizadora
“olvidó” el pequeño detalle de jurisdicción.
El 60% del accionariado en Puerto Chancay es de Cosco
Shipping (empresa china del Estado de ese país) y el 40% de la empresa minera
Volcan. El Estado peruano carece de cualquier presencia o mando en el puerto de
propiedad privada.
Nuestros políticos y supuestos hombres de Estado cuando se
les habla del Mar de Grau imaginan de inmediato sus casas de playa o piscinas
cuando no una rica fritanga de pescado fresco y la ingesta opípara.
Y lo que ocurra en el litoral de más de 2500 kms. del Mar de
Grau, tampoco es de su estudio y análisis. Por eso que ocurren disparates que
tienen que ver con la geopolítica que ningún Estado puede declinar como
herramienta de exégesis.
¿Cuántos puertos privados hay en el mundo? ¡Muy pocos! Uno de
ellos, como ya se ha dicho: Chancay.
El obsequio de segmentos de quintas libertades aéreas hecho
por el gobierno de Alan García Pérez el 2011, con el silencio cómplice de
Cancillería, Congreso y de todo el mundo, representa, por falta de reciprocidad,
que el Estado peruano dejara ganar miles de millones de dólares a LanChile (hoy
LATAM) sin que el país perciba utilidad alguna.
Como irá notando el lector, el déficit que Perú ostenta en lo
marítimo también ocurre en lo aeronaútico sin que el Congreso, Cancillería y
ministerios del ramo, se tomen la molestia de averiguar las sinrazones que
condujeron a estas fallas.
El Memorándum de Entendimiento Aéreo entre Perú (vía la DGAC)
y Chile no ha sido discutido ¡nunca! en el Congreso y funciona, en los hechos,
como un tratado internacional que carece del fundamental e indispensable
refrendo del Parlamento.
Muchos legiferantes son expertos en subir a los aviones pero
no distinguen entre un celular y un piano de cola o entre una cumbia o una
sinfonía. Pedirles análisis sobre memorándums que hoy son tratados, parecería
una exageración de pronóstico reservado.
Permitir que Perú se haya convertido en un cuadrilátero de
box en que dos potencias Estados Unidos y China, diriman sus contenciosos con
siervos criollos a su servicio, no parece una buena opción. Más bien es la
renuncia a la dignidad que conlleva el ejercicio soberano de cualquier país.
Si algo bueno, también, tiene el cuestionamiento en torno al
contrato de Puerto Chancay, es que ha reivindicado del olvido a una disciplina
como la geopolítica que hombres y mujeres de Estado deben usar en favor de los
grandes e irrenunciables intereses del Perú.
¿No deberían ser los clubes electorales, muchos en extinción
franca, los responsables de entrenar cuadros y avivar el debate político en
tiempos en que las raterías parecieran llenar la agenda de discusiones?
¡Rompamos el pacto
infame y tácito de hablar a media voz!
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