Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
2-4-2024
¡Bobo, eso no da billete!
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Una persona amiga, de paso por Lima, tuvo la gentileza de
emitir un manojo de opiniones no pedidas en torno a múltiples iniciativas,
ideas o pareceres que este humilde servidor viene planteando en foros de
opinión, redes sociales, páginas web y diarios, desde hace largos y continuos años.
Su categórica conclusión fue aplastante: ¡bobo, eso no da billete!
Tengo la más firme premisa que poner en conocimiento de los
lectores información que los medios masivos: diarios, televisión y radio,
ocultan, maquillan o tergiversan, es un ejercicio de obligatorio cumplimiento,
más, si hay certeza y alegría periodísticas. Es parte de un deber de fe y patriotismo.
Y los resultados, aunque absolutamente nadie lo reconozca,
es que hay materias que recuperan la importancia que nunca debieron perder o
salen a flote de un oscurantismo solo conveniente para los que trabajan contra
la Patria.
No pretendo, la vanidad no es mi fuerte, que la gente me
crea. Es más: aliento a que no me crean,
que sopesen y contrasten cuanto leen y que refuten con argumentos, citas,
recensiones y lecturas de sólida contextura.
Elevar el nivel del debate en un país con prensa adocenada,
plena en detalles morbosos con sangre y a balazo limpio, es airear un humor que
produce esquizofrénicos o débiles mentales.
Recordar pasajes de historia del Perú y de una de sus
fracturas más traumáticas como fue la guerra de rapiña que Chile planteó al
Perú entre 1879-1883 y, a la par, el análisis de la claudicación de clases gobernantes,
el desmadre de administraciones absolutamente corruptas, la exégesis del porqué
y cómo fue que los sucesivos gobiernos han incurrido en traiciones a la Patria,
puede ser un conjunto de temas ríspidos pero legítimos.
Una premisa fundamental irrenunciable: Perú, su Estado y
cualquier gobierno, no tiene que dar respuesta a ningún otro país: Perú se debe su propia y constructiva
respuesta y sobre eso no hay otra forma de apisonar el pavimento de una
nación que uniendo retazos, forjando argamasa sólida entre la ciudadanía y el
diseño ganador de un plan nacional por un Perú libre, justo y culto.
¿Que eso no da billete? Hay mucho de crudeza en la
sentencia, no lo niego. Pero no formo parte de esa grey que cree su misión
hacerse ricos a como dé lugar. Procuro, con trabajo limpio y diálogo sobre
estos, los recursos imprescindibles para actuar con decoro, sin dar pena o
provocar conmiseración.
Me hace mucha gracia que hayan personas y empresas que piden
difundir lo que ellos llaman la justicia de sus demandas pero ¡no ponen ni para
los pasajes! Dan por hecho que el periodista debe investigar, hacerse
responsable ante la opinión pública y juzgados no muy benevolentes y encima ¡ni
los buenos días!
Por alguna razón ignota como aparezco con material desde que
amanece y con alguna fortuna a veces atino en el análisis de temas que otros
silencian, parece “correcto” presumir que hay una enorme y bien dotada
infraestuctura de producción.
Pocos años atrás escribí en el artículo: ¡Ataques de fe, determinación sin límites, entusiasmo
arrollador! http://www.voltairenet.org/article158183.html
"¿Por causa de
qué en Perú anemizan, aletargadas en el tiempo y la desolación, las más
brillantes iniciativas inteligentes que casi nunca merecen el comentario
periodístico o el análisis exhaustivo de la diminuta comunidad intelectual
cuanto que científica locales?
En no poco, semejante y nada envidiable circunstancia se
debe a la poca fe que tienen sus propios creadores en lo que hacen. El qué
dirán prima, el terror al rechazo o la superchería que da por derrotada la lid
aún sin antes haber subido a la tarima a definir posiciones, es notoria. La
urgencia de ataques de fe es una necesidad nacional.
¿Qué hace la prensa cómplice con sus enemigos?: los basurea,
envilece ante la opinión pública y no ganan las ideas sino las arengas
adquieren ciudadanía aunque carezcan de savia o zumo de sabiduría.
Los esfuerzos van de ida y venida. El talento en pro de las
causas justas es invencible. También es de invicta y justiciera cepa
reconocerlo.
Ratifico mi fe y aunque digan que soy bobo porque lo que
hago no da billete, persisto, con la modestia del carbonero que echa mineral en
la locomotora para que no amaine su movimiento constante, en la dulce tarea de
hacer que Perú, algún día, sea madre y no madrastra de sus hijos. Amén.
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