Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
11-3-2021
¿Tiene Dios DNI para el 11 de abril?
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En Twitter encontré una afirmación que amén de discutible
pareciera no entender que el 11 de abril y la elección de ese día, es un asunto
terrenal, humano, laico, imposible de mezclar con cucufaterías ridículas.
Dice el cuestionable aserto que Rafael López Aliaga tiene el
más poderoso respaldo o acicate que es el poder de Dios. Desconozco si el
aludido –Dios- tiene DNI y vota en abril. También ignoro que alguien posea el
mentado respaldo o acicate y si eso sirve o es suficiente para ganar las
elecciones.
Ayer, con alguna fortuna, afirmamos con meridiana
simplicidad que si el señor López Aliaga quiere ser presidente del Perú,
primero tiene que pagar los impuestos o deudas que sus empresas tienen con el
Estado peruano. El monto es alto: más de S/ 28 millones de soles. ¿Qué corona
tiene este señor para no hacerlo cuando es su obligación? Las volteretas y
maromas documentarias de abogángsteres especializados en alargar plazos para
buscar la prescripción son harto conocidas y también recordamos que hasta en el
Tribunal Constitucional se cuecen habas porque 5 de sus integrantes votaron
porque Telefónica deje de pagar varios cientos de millones al Estado peruano.
¿Afecta que algunos pícaros no paguen sus obligaciones con
el Estado peruano? No hay duda que sí. El Estado, maltrecho, desorganizado,
corrupto, del Perú vive del impuesto que pagan algunos peruanos. Los vivazos,
los rufianes, los delincuentes, hacen cuanto les esté al alcance de la mano
para alargar sus plazos, en suma, procuran dejar sus deudas incobrables y la
prescripción con porcentajes de “éxito”, es el premio dorado para los rateros
de cuello y corbata.
Volvamos al tema. ¿Es un tema religioso o de fe el acto del
11 de abril? Cada quien puede tener la preferencia religiosa que le dé la gana
o profesar la que le convenga. Sabemos que hay fanáticos, célibes, sin familia
ni querencias a la vista, que guardan devoción a fanatismos indigestos y
ridículos. Pero cada quien tiene la libertad de escoger su propio martirologio.
La estupidez es gratuita.
En la confusión caótica que es la campaña política presente
el ciudadano elegirá o manifestará su preferencia. Aquí no hay candidatos
católicos contra no católicos o protestantes contra no protestantes. Hay una
mazamorra de mil sabores y por eso las encuestas apenas si otorgan algo más de
13% al que encabeza las preferencias.
Pretender que uno de los candidatos goza del respaldo
“divino”, no es más que una ridiculez que pretende barnizar con tintes de fe lo
que es una competencia cívica. Puede que el nivel de los grupos políticos sea
deleznable o críticamente mediocre, pero es un asunto terrenal y de contornos
absolutamente cívicos. Meter cualquier cuña religiosa deviene en una barbaridad
de quienes desearían gozar de un “debate” en que cada quien protesta sus
creencias. ¿Resolverá aquello el inmenso cúmulo de tragedias acumuladas en el
cuadro nacional? Me temo que la respuesta es negativa.
Al pan, pan; y al vino, vino. No dejemos que anticucheros o
emolienteros oficiosos pretendan enlodar con asuntos de fe o religiosos, muy
respetables y que cada quien puede mejor escoger, una campaña que por más que
no nos guste, es la que tenemos en marcha. Así de simple.
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