Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
10-3-2021
¡Prescripción de deudas, los vivos de siempre!
Los grandazos y los chiquitos se hermanan en la
sinverguencería de “liquidar” sus deudas vía la famosa prescripción. Sí ese es
el fin que urden, tejen con finura delincuencial abogados a la carta a cambio
de muy jugosas comisiones al porcentaje.
No ha mucho que Perú fue noticiado de cómo varios cientos de
millones de soles no iban a ser pagados por Telefónica, la empresa ibérica que
se hizo del regalo del gobierno de Fujimori cuando se remató la Compañía
Peruana de Teléfonos y que ha cobrado esa “inversión” varias decenas de veces
con precios abusivos, servicios deficientes, y abuso de la posición de dominio.
Pocos años atrás, en acto inexplicable el entonces presidente Humala en Madrid
con el rey de España y los capitostes de Telefónica, ratificaba la extensión
del contrato por decenios a Telefónica.
Recordemos que 5 de los integrantes del Tribunal
Constitucional acordaban contra otros 3 que la deuda de Telefónica podía
extinguirse por ¡precisamente! el manejo mañoso de la prescripción y como telón
de fondo estudios abogadiles ejerciendo su arte esquilmador contra el fisco del
Perú.
Muy bien. Hay un candidato ultramontano, fanático, célibe,
mandón porque tiene plata que registra una abultada deuda con Sunat. Las
empresas de Rafael López Aliaga deben algo más de S/ 28 millones de soles al
Estado peruano. Estas obligaciones no han prescrito aunque el postulante lo
insinuara sibilinamente en un programa político. La desfachatez no puede ser
más insolente: debo pero si llego a la primera magistratura “a ver si me
cobran”.
¿Quiere presidir Perú el señor López Aliaga? Entonces que
limpie sus pasivos con el Estado peruano y pague las obligaciones y así todos
en pie de igualdad. Dícese que la política es el arte del perdonavidas y los
que están alto muy alto, nunca honran sus deberes. Decía un desaparecido
sinverguenza que las deudas viejas nunca se pagan y que las deudas nuevas hay
que hacerlas viejas. Tal la sentencia cínica que cae como anillo al dedo al
rechoncho amigote de Fujimori.
En su millonaria campaña el señor López Aliaga ha confundido
a no pocos. Decenas de individuos que dicen ser apristas, le otorgan apoyo
incondicional. Una revisión apenas somera revelaría que el aprismo alienta el
credo librepensador, muy alejado de las cárceles mentales y fanáticas que
exhibe públicamente López Aliaga con su posición reaccionaria y antihistórica.
Pero idiotas hay luego de casi 40 años de nula escuela política y tras
convertir al antaño clarín de esperanza contra los poderosos en un desvencijado
y muy desacreditado cuerpo político pleno en tarados repetidores de lo que no
entienden.
La famosa derecha bruta y achorada no reclama para sí más
pendones que su proclividad al juego sucio, el mismo que ha practicado desde
que Perú se convirtiera nominalmente en república, en 1821. Anticholos,
tiranos, explotadores, siempre en el lado equivocado de la historia, estos
malos elementos empujan golpes, asonadas, el embrutecimiento colectivo y la
estulticia como manera de hacer política caníbal.
El señor López Aliaga no tiene excusa legal y menos moral,
para no pagarle al Estado los más de S/ 28 millones que deben sus empresas bien
apadrinadas desde el comienzo y que le han producido una fortuna de la que se
jacta con desverguenza. No debiera pasar ¡un solo día más! debiendo al Perú. Y
si tiene alguna pizca de honestidad ¡que cumpla con su obligación y que su
deuda sea CERO!
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