Señal de
Alerta
por Herbert
Mujica Rojas
29-3-2011*
Mar de Grau al Escudo Nacional
De los tres
símbolos que figuran en el Escudo Nacional del Perú, la vicuña representa a los
camélidos andinos, el árbol de la quina aún posee utilidades medicinales pero
la cornucopia o cuerno de la abundancia llama a polémica por ¡precisamente!
jamás haber representado una democrática riqueza que abarcara en sus confines a
las mayorías nacionales ni en 1825 cuando el Congreso Constituyente de entonces
la aprobó ni el 31-3-1950 cuando se ratificara su conformación vigente. En la
campaña electoral de reprobable ausencia de ideas, acaso esta iniciativa
concite algún interés.
¿No es el
Mar de Grau en algo más de 2600 kilómetros de litoral, fuente de riqueza
ictiológica, minera, acuífera, generadora de hidrocarburos y dignificadora del
trabajo, nuestra 4ta Región Natural? De considerarse así, entonces ¿por causa
de qué no encuentra su representación gráfica y de adentramiento cívico en
hombres y mujeres a lo largo y ancho del Perú?
De norte a
sur, de Tumbes a Tacna, cientos de playas y decenas de puertos (hoy gracias al
entreguismo de los últimos 25 años, en manos ajenas) son escenarios de
múltiples jornadas en que hombres y mujeres contribuyen con la despensa
cotidiana, en el deporte de aventura, en la pesca artesanal e industrial, en la
exploración y explotación minera, es decir, la inmensa franja costera del
Océano Pacífico, nuestro Mar de Grau, es una región de riqueza hasta hoy incalculable
y a la que han puesto puntería las grandes transnacionales con sus tratados y
avances de toda índole, la Convención del Mar por ejemplo que nos constreñiría
a 12 millas y consagraría la intromisión a partir de ese límite de depredadores
de alto nivel tecnológico y potente poder económico para premiar a sus
operadores nativos.
Si la
cornucopia simboliza más bien la inequitativa circunstancia republicana en que
minorías poco ilustradas, cuasi ignaras pero profundamente racistas hasta para
despreciar el brazo hercúleo y vernacular del humilde hombre y mujer de abajo
¿para qué seguir manteniendo un gráfico inconveniente y hasta extraño? Los
emblemas deben poseer como premisa fundamental la reivindicación o ambición de
las sociedades y pueblos. En este caso, la desigualdad constituyó la norma
nunca cuestionada hasta nuestros días.
Infiérese,
con meridiana claridad que si nuestra 4ta Región Natural es el Mar de Grau,
entonces su uso en el Escudo Nacional, en reemplazo de esa cornucopia griega
que jamás fue cuerno de ninguna abundancia igualadora, deviene como un
reconocimiento palmario, inequívoco y jubiloso al pueblo y refiere que su
dignidad está siempre de pie, teniéndolo de ahora en adelante como su símbolo
en el Escudo.
Nótese que
la mediocridad política impide la polémica ideológica y la discusión
doctrinaria. No sólo en torno a formas de liderazgo del país sino también en la
imagen de una visión de país más justo y democrático. Es preciso aprehender que
la democracia es el gobierno de los más y no de los menos. En Perú, desde
siempre, han sido patotas delincuenciales, minorías y grupúsculos rufianescos,
los que han piloteado la nave del gobierno desde 1821 a la fecha. ¿De qué otro
modo se explica que las grandes empresas posean contratos de estabilidad
jurídica que les permiten evadir impuestos y exportar capitales que necesitan
ser reinvertidos en Perú? ¿cómo explicar que siendo que el manejo económico de
la administración García esté en números positivos, el pueblo sabe bien que no
votará por los partidarios del entreguista mandatario que abrió las puertas de
par en par a las empresas mineras que apenas pagan “óbolo voluntario”? ¿por
causa de qué el pueblo no está involucrado en los enormes planes de inversión,
en un proyecto nacional que nos vuelva al sitial de liderazgo latinoamericano
en un concepto integral y con gente que viva bien y disfrute de alamedas
futuristas para las próximas 5 generaciones?
¿No está en
peligro, acaso, el Muelle Norte del Callao que esa agencia regalona de lo que
no es suyo, Proinversión, está a punto de poner en licitación? Infame guarismo
en que 30 millones de peruanos son dueños nominales de sus recursos, mar y
puertos y en la práctica son poseedores de ¡nada!
El Mar de
Grau, su grandeza que recuerda al héroe epónimo, su feracidad en recursos
múltiples y, sobre todo y en los tiempos que vienen, despensa y tambo, ruta y
camino, patrimonio maravilloso, debe constituirse, en lugar de la cornucopia,
en el nuevo-viejo símbolo del Escudo Nacional.
Amén.
¡Atentos a
la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos
al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos
el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el
talento salvará al Perú!
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