por Herbert Mujica Rojas
9-9-2009
Sangre, violaciones y crímenes sí "venden"
http://www.voltairenet.org/article162002.html?var_mode=calcul
Quienes tenemos por costumbre prender la radio (nótese que no digo
oír) o ver televisión a horas muy tempranas recibimos un alud de muy
detallados crímenes, violaciones, robos, estupros, asaltos,
linchamientos, muertes casi todas violentísimas y por regímenes y
maneras que harían avergonzar al Chicago de los años 30 cuando Capone,
bate en mano, hacía justicia con su propia mano. Por entonces no había
la cantidad de "periodistas" que se deleitan describiendo estas
chapuceras masacres ni locutores o cronistas que pugnaran por grabar o
filmar las lloriqueantes expresiones de los damnificados. Noticias
casi no hay porque no son atractivas para el morbo colectivo. En
cambio la sangre, violaciones y crímenes sí "venden".
Si usted hiciera un cálculo y extrajera de los "noticieros" matutinos,
casi sin excepción, los minutos otorgados al festival de sangre,
daríase cuenta que es poco lo que resta para cotidianeidades como que
una ex empleada debió lavar los pies de su ex jefa una congresista de
piernas pecosas; de un idiota vendedor de calaminas que propone un
"pacto ético" para que el narcotráfico no ingrese a la política (como
si semejante negocio estuviera regido por protocolos o licencias); o
para que nos comenten que la renovación por tercios del Establo sí
constituiría una tabla de salvación de semejante corporación que, como
escribiera Manuel González Prada, hasta el caballo de Calígula se
avergonzaría de formar parte.
Entre los programas, mal llamados noticieros, es de micras la
diferencia, todos responden al patrón hemo-institucional de subrayar
una violencia cada vez más extendida por todo el país. A la buscona
tara de indagar por los detalles más escabrosos en Lima, ha sucedido,
otra muy similar que en provincias pretende "igualar" el canibalismo
capitalino. ¡Hasta en eso se nota el centralismo cerebral que tiene
aherrojado al Perú en una cárcel más inmensa que el daño que producen
todos sus ladrones, los proletarios y los de cuello y corbata en los
ministerios, Establo y empresas públicas! Por eso, que mueran
acribillados oficiales del Ejército en el VRAE, luego de más de 25 mil
caídos por el terrorismo demencial, no solivianta como debiera a los
grupos llamados pomposamente "partidos políticos". ¿Ha notado cómo las
sucesivas administraciones regalan desde Palacio el patrimonio
nacional y los Establos hacen leyes para adornar con toneladas de
frases la claudicación, desde hace largos lustros?
La llamada indiferencia nacional pareciera haber tocado fondo. La
excepción emocionante la dieron múltiples personas que al paso de los
oficiales muertos en el VRAE y que fueran enterrados hace menos de 48
horas, aplaudían el paso de los féretros, concitando, de ese modo, la
tan necesaria solidaridad militante e indignación furiosa frente a
tanta ineptitud. ¿No es hora que pulvericemos a los criminales de toda
laya, a los que disparan desde el violentismo como a los que roban
desde el escritorio y cobran puntualmente cada fin de mes? Más fácil
es decirlo que hacerlo, no obstante o el Perú acomete la pelea contra
la corrupción en todos los niveles, incluyendo al periodismo y a todas
las organizaciones, o simplemente prosigue cuesta abajo la rodada, ese
atrabiliario derrotero al caos más deplorable.
¿Cómo se sentirán los zombies que leen "noticias" a veces mal
redactadas o que resienten el paso de la brutalidad menos galana
posible? Ayer escuché que el tenor Galindo deseó haber compartido
escenario con la famosa soprano "estadounidense" María Callas. El
nacimiento griego de aquella extraordinaria cantante es un asunto
inobjetable como que la bestialidad del locutor no le permitió
distinguir entre Norteamérica y Europa.
Más aún, pocos días hace que, asombrado, tomé conocimiento que Bolívar
había completado la independencia del Perú y que fue parte de una
época gloriosa. El idiota que leyó cansinamente la "crónica" no sabe
que el venezolano generó los dos problemas limítrofes que Perú debió
–y aún tiene- que acometer por decenios: Ecuador por el norte y Chile
por el sur. No sólo eso, la fatuidad megalómana de Bolívar y su alfil
contumaz, Sucre, crearon Bolivia y expectativas falsas y a posteriori,
el jefe de las tres hermanas y Colombia en su capitanía, declaró la
guerra al Perú. ¡Así de simple!
Vomitivo cuanto que indigesto el envión matutino que da la televisión
limeña que funge de nacional. Con un pórtico tan discutible como la
industria de la sangre, se violentan los derechos humanos de millones
de personas que tienen derecho a mirar el porvenir, construir el
futuro y hacer de sus vidas, destellos respetables y no mojones al
despeñadero.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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