por Herbert Mujica Rojas
19-6-2009
¿Miedo quiere expulsar a LAS del Apra?
http://www.voltairenet.org/article160653.html
No he visto ningún documento, pero sí he leído en Internet la presunta
transcripción de un documento por el cual se pretendería echar del
Apra a Luis Alberto Salgado, candidato a la secretaría general del
veterano movimiento. El estropicio lleva la firma de Mauricio Mulder.
¿Es esto cierto? Habida cuenta de un Congreso, sine die, y una carrera
electoral interna para ese cargo, es palmario que todo eso se
derrumba, se hace añicos, culmina el proceso involutivo y convierte en
una entelequia inane a esa colectividad porque anuncia la aviesa
maniobra que sólo el oficialismo tiene la buena pro. Y al resto, entre
los que está el antiguo y acreditado dirigente Jesús Guzmán Gallardo,
la decapitación. ¿Tanto puede el miedo, ese consejero mediocre, como
para llegar a este nivel abisal de actitudes?
Cuando cursaba sus años iniciales universitarios, Mauricio Mulder
aprendió los rudimentos del aprismo ¡precisamente! de Luis Alberto
Salgado. El alumno le salió cimarrón a LAS pero ¿qué se puede hacer? A
veces la vida nos da sorpresas. La calidad fraternal de Mulder ha
salido a flote y no estoy muy seguro que esté orgulloso de su hazaña.
Pero éste no es un asunto personal ni jurídico o adefesios por el
estilo ¡es un intríngulis político sumamente delicado! A lo señalado
en entrevistas televisivas, radiales, periodísticas por LAS,
denunciando las desviaciones del gobierno y sus flagrantes omisiones
contradictorias con la ideología aprista, únese lo dicho por Guzmán
Gallardo cuando subrayó que "Alan García había dejado de ser aprista
hace mucho tiempo". La soberbia dejó sin respuesta estas subrayadas
cuanto que estentóreas afirmaciones. Ahora se sabe por causa de qué:
¡miedo, vulgar y rotundo, a no tener qué decir! No hay siquiera lógica
porque a Guzmán no se le ha armado un tribunal o enderezado, que yo
sepa, resolución alguna de ridícula jurisprudencia similar.
¿Cuál fue la fortaleza del aprismo en un país en que nos creemos
enemigos potenciales capaces de asesinarnos por líos de poca monta?
Todo lo contrario a esta variable constante del ADN nacional: la
fraternidad, la capacidad de unificar climas y marejadas disciplinadas
para acometer ideas en común. Peruanos en su múltiple colorido,
procedencia, religiosidad, adhirieron a esa convocatoria que viene
desde 1930 y que tiene antecedentes desde mucho antes en jornadas
estudiantiles y laborales, destierro, creación heroica en el exilio y
la probanza del duro pan del extranjero sin mayores esperanzas que las
que su fe construía casi sin recursos. Los capitanes de esa empresa
política tuvieron el tino, la inteligencia y el arrojo cuanto que
yerros como para conducir la nave durante décadas. Es tanta la
influencia que los enemigos acérrimos y odiosos del Apra (que jamás
han podido hacer nada igual) siguen insultando a Haya de la Torre como
si aquél hubiera muerto ayer y no un lejano 2 de agosto de 1979
¡treinta años atrás! No obstante, los apristas actuales o los que
dicen serlo, han olvidado la gran clave de su supervivencia y que fue
la lección cotidiana que ejerció como magisterio el clan fundador y
los que siguieron a lo largo y ancho del país. ¿Creerá Mauricio Mulder
que su legalismo expulsorio se inscribe en esta imbatible tradición y
con, precisamente, quien le enseñó a deletrear de política en la
Universidad Católica?
Cuando el Apra derrotada de 1980 por Fernando Belaunde que le sacó 800
mil votos de ventaja a su contendor, Armando Villanueva, expulsa al
año siguiente del partido al ilustre e injustamente olvidado Andrés
Townsend Ezcurra, resiente y evita analizar con detalle y valentía la
tragedia absurda del comicio perdido. Después se encargaría de
conducir, de algún modo, Alan García con acierto hacia 1985. No hay
quien pueda demostrar que lo que aconteció en ese lustro, de gobierno
llamado "voluntarista" hasta 1990, merezca siquiera la duda que fue
una de las experiencias más mediocres, innobles y plagadas de
indecencias que tampoco han sido revisadas con exhaustiva
puntillosidad. Había advertido contra los infraternos y los
desviacionistas Townsend. El tiempo, juez inexorable, diole la razón.
¿Qué participación tiene en este vergonzoso capítulo, impresentable
acción que parece una venganza camorrera, el presidente Alan García?
Si dijéramos ninguna, aquello equivaldía a que MM tiene autonomía,
aunque sea una poca. En cambio a medida que pasen los días y no se
corrija esta ilustre imbecilidad que vicia cada uno de los procesos
internos porque exhibe la guillotina para quienes disientan del
oficialismo, se entra en un callejón sin retorno. En Bagua, la
estulticia torpe produjo la muerte de decenas. ¿Quién y quiénes
promueven los funerales del partido que fundara Haya de la Torre? Esta
vez habrá que poner la tilde puntual, con nombre y apellido, sobre sus
fautores.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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