Sunday, December 03, 2023

¡Viejos a la tumba!

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

3-12-2023

 


¡Viejos a la tumba!

https://senaldealerta.pe/viejos-a-la-tumba/

https://bit.ly/46M5hQZ

 

Muertos en vida, claudicantes y vendepatrias, existen por montones, son parte del lado negro de cualquier país. Desde la poesía y la historia, leamos.

 

El colombiano, Antonio Muñoz Feijoo (1851-1890) anticipó, con visión preclara, la aparición de esta clase de especímenes y les dedicó estas líneas:

 

"No son muertos los que en dulce calma la paz disfrutan de la tumba fría,

muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía."

 

En Perú y sus interminables convulsiones agónicas hemos inventado, desde hace más de 200 años, que la vejez concede patente de corso para los delitos, trapacerías y traiciones a la Patria. Es decir, los años y no la justicia, hacen del réprobo un cristiano a quien se perdona automáticamente los horrores de sus crímenes.

 

¿Cómo pueden, las generaciones en decrepitud absoluta e irredenta, dejar un país en el fango de maniobras ladronas, asesinatos contra la Nación e invocarse la vejez como licencia para el perdón?

 

Acaso, cuando los crímenes de lesa humanidad fueron cometidos, los fautores ¿no estaban en la plenitud de su entreguismo soez e innoble? ¡Sólo a un pueblo descastado, huérfano de decencia y abundante en langostas humanas, se quiere embutir semejante majadería!

 

Es entonces que la vanguardia no contaminada, aquella que produce los destellos más impactantes porque están limpios, tiene el deber de pensar y asumir el comando. Habida cuenta, eso sí, que navegarán en medio de tiburones y pirañas, en aguas igual de infestadas de alimañas.

 

Escribió Jorge Basadre: “Un país robusto necesita una juventud entusiasta con capacidad para sentir un íntimo asco ante toda falsificación de valores, con voluntad de construcción inteligente y honestamente combatiente, con pudor de lo que hace y lo que dice, inspirado en la dignidad cívica sin la cual la república no merece ese nombre.”

 

“Pero, a su vez, –prosigue Basadre- un país sano necesita ofrecer a su propia juventud perspectivas amplias, posibilidades abiertas, colaboración efectiva en el quehacer común. De modo que el problema no es sólo el progreso material, de reformas sociales, de organización estatal. Es también problema de renovación de valores, de fervor espiritual, de capacidad de entusiasmo, de mística colectiva”.

 

Agrega el historiador: “Entre las oligarquías aferradas al pasado –en el cual no todo es sacrosanto y sin cuya rectificación y superación no existiría la historia-, las iras revolucionarias de otro lado y las concupiscencias inmediatas como tercer término, más lamentable todavía, un progresismo constructivo con nutricias raíces populares y con la mira puesta en el bienestar común podía evitar los peligros de la estagnación y del estallido, siempre y cuando reuniera el triple requisito de la técnica, de un mínimo ético y de la capacidad para planificar con lucidez y coherencia y ejecutar una decisión”.

 

Conviene preguntar de inmediato si los partidos políticos o lo que así gustan llamar a sus clubes de aspirantes a burócratas, están preparando cuadros y les están enseñando desde la más elemental forma de leer un diario, escuchar una radioemisora o ver críticamente televisión.

 

Porque, no se puede creer cuanto dicen las publicaciones, ni lo que repiten los locutores, loros modernos con voces engoladas y graves y, ¡mucho menos!, atenerse a cuanta estupidez se propaga por la televisión y a cargo de irresponsables que hacen cualquier cosa con tal de embolsicarse buenos miles de dólares.

 

La convocatoria gonzalezpradiana a los jóvenes recordando que los viejos tienen ya la tumba como única esperanza terminal, tiene una vigencia marmórea y retumba en el Perú de nuestros días.

 

Por absurdo que parezca sólo la angurria de ocupar una curul, un puesto en alguna asesoría, un asiento secretarial o la más humilde pega (pero segura), preside la ambición de los políticos criollos.

 

Ninguna agrupación discute sobre la posición geopolítica del Perú con cinco fronteras ni en torno a la política energética. Ciertamente que menos sobre el rol del Estado en un mundo globalizado y la intromisión abusiva del poder imperial de Estados Unidos o de China.

 

¡Qué bah si se tratara de hablar sobre la política de los institutos armados porque hay imbéciles a quienes seduce la idea de fundir los cañones para que entonces “vengan” las inversiones! ¡Quienes llegarían entonces, no serían otros que, al vernos como mansas palomas inermes, arribarían a la conclusión que somos presas apetecibles!

 

¡Es hora que rescatemos a los grandes hombres y mujeres, y sus enseñanzas tienen que ser redescubiertas! De los mercaderes del templo, de los advenedizos, de los murciélagos miopes que merodean en la sucia política peruana no hay nada que aprender. En cambio, volver a las fuentes es un acto de valentía insobornable. ¿Hay otros caminos?

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