España: Pedro Sánchez detrás de cámaras
por Zully Pinchi
Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
17-5-2019
En octubre del 2015 llegué por primera vez a España. Este
viaje no era de paseo o vacaciones, era por un año entero, para estudiar un
máster en liderazgo político y social en la Universidad Carlos III de Madrid, con
sede en Getafe. Llevé otra maleta, una infinita, con mucha ilusión,
expectativas, alegría, miedo, incertidumbre, lágrimas y mi corazón sombrío en
una hoja en blanco, esperando ser coloreado por un nuevo propósito, una nueva
misión.
Mientras avanzaba en mis estudios, tenía que encontrar un
partido político para analizar, criticar y explorar, así que me volví
simpatizante del Partido Socialista Obrero Español y así empezaron muchas
anécdotas con cada una de las campañas presidenciales de Pedro Sánchez, en las
que estuve presente.
Desde una flor representativa del símbolo del partido, hasta
la lluvia de una tarde de invierno que no impidió que el candidato continuara
su mitin. Las calles se llenaban con caritas que buscaban un nuevo
representante en quien creer, es incomprensible e indescriptible, pero donde
Pedro Sánchez entraba, se producía una especie de magia, un hechizo
democrático, un embrujo de la retórica y oratoria, que data con registros
inmóviles desde la época de la República en España. Sus palabras sonaban a
melodía dirigida por un director de orquesta y no me refiero a discursos
populistas sino a argumentos con esperanza, solidaridad y compañerismo.
Lo vi llorar con la voz entrecortada, anunciando que dejaba
su escaño en el Congreso y lo observé un domingo por la tarde, sentado en una
piedra comiendo una paella, preparada en una olla inmensa para los militantes.
El no es no y el sí es sí, sin importar el orden, y el: yo
viajo con Pedro, fue uno de los fenómenos más interesantes en la mediática
campaña de Sánchez, al principio fueron unos cuantos, se juntaron otros,
sumaron muchos, luego multiplicaron cientos, después miles, poco a poco el neuromarketing
político, repetía día tras día en el inconsciente colectivo de los votantes,
que era él quien debía representar la trasformación de un partido casi en
decadencia.
El inicio de campaña en Sevilla, Dos Hermanas e ir después
por Valencia, Cádiz, Córdoba, Galicia, Mérida, hasta la fiesta de la Rosa en un
pueblo cerca de Zaragoza, tantos lugares hermosos de España, donde literalmente
los seguidores viajaron con Pedro.
Antonio Castañeda, un caballero de unos setenta años, al que
vi recorrer todo el país con tanto cariño, apostando e invirtiendo tiempo y
dinero por ver mejor a todos sus compatriotas, murió y no pudo ver su sueño
cumplido, después de intentos y fracasos por fin su héroe pudo volar lejos, su
querido Pedro, consiguió la victoria desde abajo, a base de puro esfuerzo y
trabajo. Ya no está don Antonio, se fue, no está aquí, no volveré a cruzarme
con su cálida sonrisa y su inquietante mirada pero me han quedado sus palabras,
sus consejos y su fe.
Estuve presente en reuniones abiertas con las personas
mayores, que fueron muy intensas, ya que habían interacciones reales, quejas y
sabores amargos de los militantes, exigiendo que cambiaran las políticas
sociales y laborales con ellos, fui testigo de una sorpresiva moción de censura
donde Pedro Sánchez se convirtió en el séptimo presidente de un Estado de
derecho democrático.
La marcha de reivindicación del 8 de marzo, por los derechos
fundamentales de las mujeres y la participación del PSOE fue un éxito anunciado,
miles de damas y hombres llenaron las calles del centro de Madrid, algo
totalmente inolvidable y de revolución.
La campaña presidencial ha terminado y una experiencia e
investigación también, he podido verlo en sus muchas facetas, desde un
militante común y corriente, un hombre más de los muchos que ejercen la política, un líder notable, un
secretario general, tres veces candidato y
hoy un electo presidente.
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