Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
26-2-2014
¡Imbecilidad en
Acción!*
Un primer ministro ya es recuerdo aunque aquél era pretérito
ambulante y, a veces, con voz. Bastó que doña Metiche, no funcionaria, no
elegida, sin responsabilidad pero con personal y dineros copiosos y disimulados
de los impuestos de los peruanos para su desembozada campaña electoral, le
bajara el dedo y ¡sanseacabó! la aventura en el gabinete.
Un insolente ministro de Economía enmienda la plana urbi et
orbi al ex adalid del gabinete y como premio ¡le vuelven a nombrar en la misma
cartera y con acrecentadas responsabilidades y a eso le llaman
"estabilidad"! ¿Para los bolsillos populares? ¡Bah!
La Corte Internacional de Justicia nos revela y confirma la
sospecha de años atrás que la claudicación de nuestros gobiernos y diplomacia
forjaron una frontera marítima explícita, implícita -como se la quiera llamar-
y el firmante de las notas proditoras de 1968-69 está feliz e intocable por tirios
y troyanos que no repudian ni llaman al traidor por su nombre. ¡Silencios que
inculpan!
Don Manuel González Prada escribió con puntería que remonta
décadas y supera siglos.
Lo único permanente y trágico en Perú es la incapacidad de
su gente de criticarse sin piedad y fusilar a sus apóstatas. Los resultados
están a la vista en estos mismísimos días.
Leamos.
"La historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres
palabras: imbecilidad en acción;
pero la vida toda del pueblo se resume en otras tres: versatilidad en
movimiento.
Si somos versátiles en amor, no lo somos menos en odio: el
puñal está penetrando en nuestras entrañas i ya perdonamos al asesino. Alguien
ha talado nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro
territorio i asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de
un cementerio; pues bien, señores, ese alguien a quien jurábamos rencor eterno
i venganza implacable, empieza a ser contado en el número de nuestros amigos,
no es aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la
cólera del corazón.
Ya que hipocresía i mentira forman los polos de la Diplomacia , dejemos a
los gobiernos mentir hipócritamente jurándose amistad i olvido. Nosotros,
hombres libres reunidos aquí para escuchar palabras de lealtad i franqueza,
nosotros que no tememos esplicaciones ni respetamos susceptibilidades, nosotros
levantemos la voz para enderezar el esqueleto de estas muchedumbres encorvadas,
hagamos por oxijenar esta atmósfera viciada con la respiración de tantos
organismos infectos, i lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo
el fuego para amar con firmeza todo lo que se debe amar, i para odiar con
firmeza también todo lo que se debe odiar." (Discurso en el Politeama, 29-7-1888, Manuel González Prada).
"Los almuerzos suceden a los
almuerzos, los lunches a los lunches, las comidas a las comidas, las cenas a
las cenas. Se engulle sólidos y se bebe líquidos a punto que bajo el lema de
Vida Social o Notas Sociales, los diarios serios han abierto una sección
especialmente consagrada a contarnos dónde funcionan con mayor actividad las
cucharas, los tenedores y las copas. Hay la bolsa culinaria, como hay la bolsa
mercantil.
Los banquetes a los verdaderos y
a los falsos personajes se repiten con frecuencia que raya en lo maravilloso,
en lo inverosímil. Al pobre Candamo, con ofrecerle tanta comilona, le
apresuramos su viaje para el otro mundo, a Menéndez Pidal le hicimos conocer
indigestiones más serias que las producidas por el garbanzo y el gazpacho, a
Sáenz Peña le dimos razón para sostener que una batería de cocina puede hacer
tanto mal como una de Schneider-Canet, a Root no le derribamos de una buena
enteritis por haber tenido la feliz idea de salvarse a tiempo. Vivimos en
perpetuas bodas de Camacho. En las cinco partes del mundo no hay hombres más
atareados que los marmitones de nuestros clubs y de nuestros hoteles. Las
quijadas de muchas gentes han resuelto el problema del movimiento continuo, los
vientres de muchas personas han denunciado profundidades mayores que las del
Océano Pacífico.
Algunos dan señales de
convertirse en sacos digestivos con el accesorio de tentáculos para coger la
presa; otros andan en camino de volverse monstruos acéfalos y llevar en ambos
hemisferios un simple conato de circunvoluciones cerebrales.
Banquete al pasado y al futuro
jefe de la Nación, banquete al senador y al diputado electos, banquete al nuevo
juez de Primera Instancia, banquete al vocal últimamente jubilado, banquete al
militar ascendido ayer, banquete al financista que llega, banquete al Encargado
de Negocios que prepara su viaje, banquete al ganante de un premio en la
lotería, banquete al héroe de heroísmos venideros, banquete al joven sesentón
que piensa abandonar la vida de soltero. Todo el mundo disfruta de su banquete,
menos las pobres mujeres que, sin embargo, tendrían derecho a la reciprocidad,
ya que prodigan tantos beneficios y tantas gollerías a nuncios, delegados,
arzobispos, obispos, canónigos, etcétera. Bien merecerían su convite las
piadosas damas que suministran leche pura a los hijos legítimos de uniones
católicas, mientras no darían ni agua con visos o amagos de leche a los
hambrientos mamones concebidos en la inmundicia del pecado.
Ese banquetear de Lima (digamos
de una fracción limeña) contrasta con la miseria general del país, da la falsa
nota de regocijo en el doloroso concierto del Perú, es un escarnio sangriento a
los millares de, infelices que tienen por único alimento un puñado de cancha y
unas hojas de coca. Vemos la prosperidad de una oligarquía, el bienestar de un
compadraje; no miramos la prosperidad ni el bienestar de un pueblo. Lima es no
sólo, el gran receptáculo donde vienen a centralizarse las aguas sucias y las
aguas limpias de los departamentos: es la inmensa ventosa que chupa la sangre
de toda la Nación. Esas quintas, esos chalets, esos palacetes, esos coches,
esos trajes de seda y esos aderezos de brillantes, provienen de los tajos
en la carne del pueblo, representan las sangrías administradas en forma de
contribuciones fiscales y gabelas de todo género. Merced a las sociedades
anónimas, todo ha sido monopolizado y es disfrutado por un diminuto círculo de
traficantes egoístas y absorbentes. Fuera de ellos, nada para nadie, lo mismo
en los negocios que en la política, salvo haciendo los postulantes el
sacrificio de convicciones y dignidad. Consigna -la abyección y la obediencia."
(Nuestros ventrales, Horas de Lucha,
González Prada, 1908)
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*Originalmente publicado el 26-2-2014 en la Red Voltaire http://www.voltairenet.org/article182347.html?var_mode=recalcul
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