Feliz día de la madre
para todas las inmigrantes latinas en España
por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
11-5-2018
Cuando pensamos en el día de
la madre, lo primero que se nos viene a la mente es el rostro sublime de una
mujer dichosa que goza de privilegios y recibe muchos obsequios de su familia,
sin embargo esa no es la genuina realidad. En España he podido ver cuántas
mujeres toman un vuelo desde ciudades muy apartadas con la expectativa de
obtener un futuro mejor para sus hijos y ese es el real sentido de ser madre.
Una escoba y un recogedor son
las herramientas claves que utiliza, Marta, labora en dos turnos, limpiando en
la estación de trenes de Atocha. Llegó de Ecuador hace más de dos décadas y
aunque las hernias en la columna no le permiten caminar erguida y el dolor
lacera sus huesos, solo tiene una meta en el corazón: que su hijo Mateo pueda terminar
la universidad. Su llanto le hace recordar que a veces durmió en las bancas del
parque El Retiro y que se tuvo largos ayunos porque no conseguía un trabajo,
hogar ni alimento.
María tiene ojos verdes y
llegó de Córdoba, Argentina, cuando
tenía 14 años. Sus suaves arrugas revelan un rostro cansado pero optimista. Con
solo 30 años lleva 15 en la cocina de un lujoso hotel del Paseo de La
Castellana-Madrid a donde llegó embarazada de tres meses. Fue abandonada por el
hombre que amó y decidió empezar de cero y tomar rumbo a cumplir su sueño aún
con las ilusiones rotas y sin saber pelar una cebolla. Hoy con las manos
agrietadas, llenas de cortes, se perfila como una gran cocinera y aunque deba
trabajar más de 16 horas y no gane el
sueldo que anhela, saca adelante a su hija adolescente, Juanita, que ha heredado
la belleza de su joven mamá.
El cabello negro y la piel
clara resaltan el rostro amable de la mexicana de 35 años, Jimena, que cuando
toca el violín puede enamorar a más de uno, ella se concentra y piensa que se
encuentra en un gran escenario entregando con pasión lo mejor de su talento y
se pasa el día y la noche en las calles de la Gran Vía, recolectando unas
cuantas monedas que a duras penas le alcanzan para comprar un café, pan y la
leche para su niña de cuatro años su gran y dulce compañía con la que convierte
sus amargas y tristes lágrimas en sonrisas. Después de la función va hacia el
final de las calles del centro de Madrid a buscar algún lugar donde dormir,
ella es madre y nada la detiene y ese es su motor, su fuerza y esperanza para
creer que un día estará en esos teatros llenos de luces. Ve a Camila, su tesoro
rubio y comienza a tocar de nuevo como si fuera un ángel que ha escapado del
cielo.
Cada testimonio, es una
historia. Vidas paralelas de mujeres valientes y empeñosas que no se dan por
vencidas, no importa la impotencia ni la frustración de ver que no avanzan, que
no prosperan, ellas dejan la vida y el corazón por amor porque son madres, y
con tanta pobreza, son felices, pasan el día de la madre en España un domingo y
el siguiente lo vuelven a celebrar con pan y agua, en la fecha que lo festejan
en América, porque las inmigrantes latinas, son así, son especiales, únicas y
diferentes que si no hay regalo, cena, flores y ni un poema, no se hacen dramas,
encuentran el éxtasis con solo un abrazo y un beso lleno de amor de lo más
bello que la vida les ha regalado: sus hijos.
¡Feliz día de la madre para
todas las inmigrantes latinas en España!
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