Quiebra moral de argolla alanista
24-2-2017
En lo que constituye la certificación de la quiebra moral de la argolla
que ha confiscado el APRA, Jorge del Castillo, eslabón notorio de una de sus
facciones, apremiado y cercado por las circunstancias declaró en fecha
reciente: “o nos unimos o nos hundimos todos”.
Si algo faltaba para homologar al APRA con el podrido PRI mexicano, la
declaración de Jorge del Castillo satisface ese requisito.
El lubricante y el engrudo
La corrupción en México no es un hecho extraño, una flor exótica. Por el
contrario, para Alan Riding, periodista británico autor de Vecinos Distantes es un
hecho inherente al sistema y a su feliz reproducción. Para ello, dos
características básicas la hacen funcional: servir como lubricante y servir
como engrudo; y es por eso un hecho ya enraizado en su cultura. Estudiar y describir
sus características significó para Alan Riding, hacerse merecedor del odio de
los dominantes de México.
Y
no es que estemos ya como los mexicanos. Al menos no nos ocurre aún eso de:
-¿Qué
hora es?
-
¡Las que usted diga señor presidente!
Cierto,
no aún. Pero que estamos muy próximos, nadie lo duda. Ya no asombra la
distancia entre la palabra y la verdad de los hechos. ¡Rata!, ¡ratas!, es
el grito estudiado y melodramático,
utilizado por el habilidoso Padrino para diferenciarse de los hasta hace muy
poco, socios distinguidos y honorables. Y perder el asombro, la capacidad de
indignación, parece ser el primero de los pasos necesarios para instalarnos con
comodidad en los predios de la corrupción.
Que
el honorable tío figure en la relación de coimeados: ¡minucias!, que el
honorable tío haya contrabandeado nada menos que una joya cultural:
¡pamplinas!, que el juez que recibió las denuncias las haya archivado:
¡justicia divina!; que el superlativamente pagado rector de una universidad de
cuestionable nivel disponga proveer de fondos a un reputado mastín:
¡envidia! Todo esto es el paisaje
cotidiano de nuestra corrupción galopante.
Y
es para sonreír cuando Julio Cotler con gesto grave, y con él, toda la comparsa
de sociólogos liberales, pontifican sobre lo que ellos llaman “la desconfianza”
del ciudadano promedio peruano, expresada en la frase “todos roban”. Es
precisamente al revés Dr. Cotler: “Todos roban” más que expresar desconfianza,
expresa el reconocimiento institucional a lo que ya se instaló entre nosotros:
la corrupción. Y está muy próxima a la frase “la saben hacer”, que pronunciada
a renglón seguido lleva implícita su valoración positiva. Así estamos. ¿Y acaso
puede haber algo más revelador en el desarrollo institucional de la corrupción,
en la confianza de sus elementos constitutivos, en la seguridad de sus acuerdos,
que la corrupción a crédito? Difícilmente se podrá argumentar en contrario. Y,
cómo no recordar la célebre frase-síntesis de Pablo Macera “El Perú es un
burdel” y su clara observación: no hay nada más ordenado que un burdel.
Know
how de la corrupción
Observemos el notable caso de dos ilustres personajes
que participaron en el Plan Perú Bicentenario, presentado por Alan García con
ocasión de la campaña presidencial 2016, que perdiera tan elocuentemente: Edwin
LUYO BARRIENTOS y Jorge Luis CUBA HIDALGO, ambos destacados miembros del citado
Plan, en el área Infraestructura para el
Desarrollo. Estas apostrofadas ratas
eran unas ratas ilustradas y especializadas. Pues bien estos señores están
inculpados de participar en actos de coima organizados por Odebrecht. Y lo que
ya no asombra, es la distancia entre la fecha de comisión del acto delictivo y
la fecha de su cobro. Así, tanto para Edwin Luyo Barrientos como para el ex
vice ministro Jorge Luis Cuba Hidalgo, correspondió el siguiente registro:
Motivo
|
Fecha Acto Delictivo
|
Fecha Pago Coima
|
Tramo I Metro Lima (Buena pro)
|
2 DIC 2009
|
Año 2011 (Banco de Andorra)
|
Tramo II Metro Lima (Buena pro)
|
2-13 JUN 2011
|
Año 2014 (Banco de Andorra)
|
Es decir, fue una coima con
pago diferido. Y habrá uno de preguntarse ¿es esto posible? ¿No será magistrada
Julia Príncipe, que hubo algunos más iguales que otros, que además de dar
confianza y tranquilidad a las rémoras, se llevaron el bocado del tiburón?
Entonces, ¿existe o no? una
correspondencia simétrica entre la corrupción existente en México y la que hoy
se desarrolla a ojos vista en Perú. Aquí como en México la coima ya no es un
sustantivo indiferenciado. La realidad ha establecido diferentes tipos de
coima: ya tenemos la clásica “mordida” que los conductores sufrimos a diario y
también –descubierta hace poco- tenemos “el embute” que es el aliciente que
reciben los periodistas. Y si no tenemos los muertos a granel es porque tenemos
la suerte geográfica de sí ser vecinos distantes.
Que la coima lubrica (aceita)
cualquier punto chirriante de fricción que se pudiera presentar en el trasiego
burocrático (la tramitología: ¿cuánto de “embute” habrá merecido este concepto
y su cantidad de crónicas?), es innegable, y que además funciona como engrudo
en tanto une, suelda, pega, tranquiliza, jerarquiza, y les da forma de séquitos,
capillas o mesnadas a los elementos que participan de esa actividad, también es
innegable.
Por eso, el grito agónico de
Jorge del Castillo: “uníos o nos hundimos” además de presuponer en la práctica
ollas de engrudo, significa también la movilización de las correspondientes
mesnadas para no perder un milímetro en los terrenos ya ganados en la lucha
facciosa.
Mientras tanto el destacado
abogado Guillermo Olivera grita a los cuatro vientos que esto no puede ser, que
aquí hay gato encerrado, que por lo
menos hay un roedor mucho más gordo, que pretende sombrearse y estará por ver, si
esta vez el coro denunciante se hace escuchar. Por lo pronto, pareciera que la
ex procuradora de lavados de activos y actual Presidente del Consejo de Defensa
Jurídico del Estado, Julia Príncipe, sufre de sordera profunda.
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