Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
20-1-2023
La UNI no es una isla
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/la-uni-no-es-una-isla
Declaró ayer el rector de la Universidad Nacional de
Ingeniería, Alfonso López Chau, que en uso de la autonomía de que goza ese
centro de estudios, habían decidido acoger a peregrinos provincianos de paso
por Lima porque vinieron a marchar en protesta contra el gobierno de Boluarte,
abominando del Congreso golpista y por elecciones este mismo año 2023.
Me temo y felicito, a la vez, que el gesto solidario de la
UNI, anunciado por su rector, es mucho más interesante aún: ¡ha devuelto el
protagonismo que jamás debió abandonar ninguna universidad siempre presente en
la forja, desarrollo y brillantez de la sociedad!
En un mes de enero de 1881, los días 13 y 15, se
desarrollaron batallas contra el invasor chileno en San Juan y luego en Miraflores.
En esas jornadas de sacrificio, participaron soldados bisoños que eran
universitarios de San Marcos. Esa juventud estudiosa no hesitó en dar su cuota
de forma heroica.
¡Y San Marcos también ha incurrido en idéntico gesto
solidario con los hombres y mujeres llegados desde el sur! ¡Enhorabuena!
Al constituirse la UNI en casa temporal, albergue y refugio de
los protestantes llegados del sur peruano
(hay que repetir mil veces el gentilicio), la casa de estudios practicó su
solidaridad con los hermanos y gestó un anuncio simbólico en su frontis de
ingreso: ¡Posada para quienes aspiran a un país con justicia y libertad!
Una bella página en la capital pérfida que teniendo en 85%
raíces provincianas, se da el lujo pusilánime de despreciar a quienes pronuncian
distinto y que nacieron en el Perú, esa otra parte más cercana al pasado
preínca e imperial del Tahuantinsuyo.
Preguntar quiénes hunden más sus raíces de legitimidad,
puede ser incómodo para los snobs frívolos de la Ciudad de los Reyes, incapaces
de entender al Ande creador y a la altiplanicie de heladas y retos continuos.
El título de esta crónica se inspira en el notable libro que
escribiera el maestro Luis Alberto Sánchez en 1961 (La universidad no es una isla)
y el mensaje no puede ser más apropiado en los tiempos presentes.
La universidad, crisol de forja de elementos especializados
para la sociedad, no tiene como misión titular ineptos, mercachifles,
peluqueros sociales o frívolos estafadores que se enriquecen con el dinero
público.
Como si fuéramos un hito académico y cultural, en Perú hay
casi 150 instituciones que se reclaman universidades. Muchas no pasan de ser
covachas y guaridas de genuinos delincuentes que entienden la ecuación que
combina ansiedad paterna que los hijos estudien y obtengan el cartón que los
titula y migren al mercado laboral, dentro o fuera. No pocas veces esos antros
carecen absolutamente de calidad en todo orden.
La universidad no puede ser un foco aislado con divorcio
grotesco de cuanto ocurra en la sociedad en sus múltiples facetas: culturales,
políticas, académicas. Sólo recordar el comportamiento de rectores averguenza y
acongoja.
La universidad no es una isla. Sí es un ágora feraz y
creadora de talentos con el ineludible propósito de encontrar, planear, los mejores
y más eficientes caminos del buen vivir de los peruanos.
Afirmó el citado autor, Luis Alberto Sánchez, en su
entretenido libro escrito ¡62 años atrás!:
“Un país que vive, ha vivido o pretenda vivir a espaldas de
su Universidad, no puede ni
podrá realizar sus destinos, ni progresar de veras. Además, carecería
de derecho para ello. Si la Universidad es por excelencia el vivero de
especialistas, profesionales, investigadores
y "líderes"; si no hay actividad creadora sistemática
que pueda desarrollarse sin la intervención rectora de los entendidos, técnicos
y profesionales, a quienes prepara y orienta la Universidad, fluye de suyo que no
hay Estado en el que sea posible desenvolver plan alguno si no se atiende a aquella,
a fin de que encuentre las vías y medios de realizarlos, realizándose. El
elemento humano, base de todo desarrollo y avance, debe nutrirse de ciertas
esencias humanísticas, científicas, éticas y técnicas, cuyo foco es la
Universidad. Ahí se incuban, discuten, proyectan y planifican las obras de que
se forja el futuro de toda Nación.” La universidad no es una Isla, 1961, pp.
12-13.
La sociedad no puede permanecer muda e indiferente ante tal
circunstancia. La universidad no es una isla divorciada del cuerpo nacional que
demanda opción creadora y de futuro invicto.
Devuelto el claustro a participar en la vorágine de los
sucesos y en la edificación con pan y libertad del Perú, es una hermosa página
escrita por la Universidad Nacional de Ingeniería y también gestada en San
Marcos, como siempre.
El lucro no crea ni forja una nación. Sí alberga y motiva a
pillos y rateros.
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