Informe
Señal de Alerta
7-10-2022
Popolizio y de Zela, alfiles de escándalo mediático
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La Oficina de Recursos Humanos de Cancillería, en el Informe
011 de fecha 9 de diciembre-2020 y con la firma de la responsable de entonces, embajadora
Fátima Trigoso Sakuma, dice en su punto IV Delimitación de la responsabilidad
funcional:
“4.1 Presuntos
infractores
-Embajador Néstor Francisco Popolizio Bardales.
Representante Permanente ante la Sede de Naciones Unidas.
-Embajador Hugo Claudio de Zela Martínez, Embajador del Perú
en Estados Unidos de América.
-Embajador José Manuel Domingo Boza; Ministro Consejero,
Pedro Alberto Rubín Heraud.
4.2 Presuntas
conductas infractoras:
-Conocer de graves irregularidades funcionales, así como
presuntos maltratos y abusos laborales por parte del Jefe de la Misión del Perú
en Israel y haber omitido cumplir con las normas y utilizar los canales
institucionales para la investigación y sanción de esos actos, los cuales
fueron de conocimiento público masivo, generando una grave afectación a la
imagen del Servicio Diplomático.
-Haber propiciado la denuncia de esas irregularidades
funcionales y los presuntos maltratos y abusos, por parte del Jefe de Misión en
Israel, en un medio de prensa masivo con la finalidad de crear un escándalo
mediático que derivó en la destitución del mencionado Jefe de Misión y acarreó
un grave descrédito institucional.
4.4 Aparente gravedad
de las conductas infractoras
Las presuntas faltas atribuidas a los funcionarios
diplomáticos comprendidos en el punto 4.1, serían muy graves, en tanto se trata
de funcionarios que ejercieron los puestos más altos en la Cancillería.”
En castellano simple, el 2018: tanto el No. 1 (Néstor
Popolizio) como el No. 2, Hugo de Zela, ambos embajadores, el primero canciller
y el segundo, viceministro, estuvieron muy al tanto de cuanto operativizaba
Boza con la ayuda de Rubín.
Antes que se abriera la investigación interna en julio 2018
en Cancillería, sobre lo acontecido en la Misión en Israel, Popolizio ya había
condenado, un mes antes, junio 2018, a Fortunato Quesada, al sacarlo de su
puesto en Tel Aviv y contribuyó con su cese y desafuero del servicio
diplomático. El anuente De Zela estuvo al tanto de cuanto ocurría.
Popolizio y de Zela fueron juez y parte al saber todo de
antemano, en el 2018, como lo demuestran fehacientemente los 31 folios que
contienen los diálogos por Whatsapp entre Boza y Rubín. Quesada estaba
sentenciado de antemano dado que todo estuvo previamente coordinado.
Fortunato Quesada afirmó: “Popolizio y de Zela personifican
maldad y crueldad funcional en Cancillería”.
A posteriori, 2021, cuando Allan Wagner asumió por tercera
vez el cargo de Canciller hizo oídos sordos a las numerosas y potentes cartas
del embajador Quesada y, sin pena ni gloria, dio al traste con las esperanzas
que se tuvo en que corrigiera el más que demostrado complot para defenestrar a
un embajador y echarlo del servicio.
Que se sepa durante el ejercicio de Oscar Maúrtua como
canciller por segunda vez, 2021-2022, no se trató nada de este tema.
La inacción actual del canciller Landa está enviando un
mensaje totalmente equivocado al servicio diplomático, donde nadie debe tener
corona ni inmunidad o impunidad como es el caso del ex canciller Popolizio y el
ex viceministro de Zela a quienes no se ha aplicado ninguna de las sanciones
previstas para casos tan graves como éste.
¿Que imagen está proyectando el ministro Landa que es
catedrático de Derecho y no lo aplica en Cancillería? El espíritu de cuerpo
para proteger los absurdos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, hacen
mucho daño. O ¿qué intereses ocultos existen?
La descomposición institucional es hoy más evidente que
nunca. Torre Tagle no es infalible.
Cuanto más pronto se resuelva el caso del embajador
Fortunato Quesada, mejor presentación de Cancillería ante el pueblo peruano que
aún no sale del asombro de cómo fue gestado y llevado a cabo un complot
revanchista e indecente.
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