Comunicación: escuchar y expresar sentimientos adecuadamente
por Isabel Peña
Rodríguez; isabelpenarodriguez@yahoo.com
25-1-2022
Para una
comunicación afectiva, es importante tanto lo que decimos como el cómo lo
decimos. Llegar a darse cuenta de las gratificaciones que necesita la pareja es
un gran paso en el proceso de la comunicación, pero saber qué decir sin la
habilidad para trasmitir el mensaje puede transformar las gratificaciones en
actos desagradables.
La expresión
emocional la aprendemos de modo casual de nuestros modelos de roles así como de
nuestros padres, hermanos y amigos, y desde el correctivo feedback
interpersonal que nuestra joven comunicación intenta recibir. Aprender a
expresar sentimientos de una forma eficaz requiere practicar en las sesiones de
terapia y también en casa. La práctica repetida es la base del aprendizaje.
El proceso de la comunicación
La comunicación
incluye recibir, procesar y trasmitir información y requiere la existencia de
tres elementos: el emisor, el receptor y el mensaje. El proceso de comunicación
se conceptualiza incluyendo los siguientes aspectos:
·
Al recibir el mensaje: escuchar correctamente y determinar los
sentimientos y la intención del otro.
·
Al procesar el mensaje: situar el mensaje dentro del contexto,
pensar en las opciones de respuesta y sopesar las consecuencias respectivas de
cada opción.
·
Al devolver el mensaje: escoger el
momento de la respuesta y utilizar habilidades verbales y no verbales.
Etapas cuando aprenden a mejorar las
habilidades de comunicación
·
Confusión: hay una sensación de que algo no está funcionando bien, pero la
persona no sabe qué es. Los intentos ocasionales se dirigen a la mejoría, pero
habitualmente sólo generan mayor confusión y frustración.
·
Darse cuenta: la explicación y demostración del
terapeuta lleva a un reconocimiento de que hay diversos estilos y grados de
comunicación.
·
Torpeza: la pareja intenta nuevos modos de comunicación pero comprende que
quedan cortos en el modelo observado durante el período de conocimiento.
Inicialmente se perciben como falsos, lo que hace que quieran abandonar el
ejercicio o aplazarlo. En esta etapa, la dedicación y entrenamiento del
terapeuta, seguida de tareas cuidadosamente estructuradas y de feedback, pueden
vencer los sentimientos de torpeza y artificialidad.
·
Pericia: generalmente, las personas adquieren las diversas habilidades y
disfrutan del dominio de las nuevas técnicas aprendidas. Sin embargo todavía
tienen que forzarse a sí mismas para llevar a cabo las técnicas. Esta es la
etapa en que debemos de ser más eficaces. Se requiere que las tareas sean más
prácticas y consistentes para prevenir que la pareja abandone a mitad de
camino.
·
Integración: las habilidades de comunicación ya no se
asocian a la sesión ya que han llegado a formar parte del modo de actuar de
cada cónyuge. Lo sienten como algo suyo y no como algo impuesto desde el
exterior.
Miller propone cinco dimensiones en las que se basa el exacto conocimiento del
envío y recepción de mensajes:
·
Hacer: describir las propias preguntas. Ejemplo: “Yo no sugerí salir a cenar
la última noche porque me dolía la cabeza. ¿Qué tal si vamos hoy?.”
·
Querer: describir las propias intenciones. Ejemplo: “Me gustaría salir a cenar
esta noche.”
·
Sentir: describir las propias emociones. Ejemplo: "Estoy contento/a y me
gustaría salir a cenar. ¿Te apetece ir a ti también?"
·
Pensar: describir las propias interpretaciones. Ejemplo: “Pareció contrariarte
que no saliésemos a cenar la última noche”
·
Percibir: describir lo que uno ve, oye y toca. “¿No quieres salir a cenar?
Pareces indeciso/a y tienes el ceño fruncido.”
Cuando la pareja
describe sus conductas, intenciones, emociones, interpretaciones y
percepciones, no debe dar por supuesto que su compañero/a va a entender y saber
lo que está haciendo. El darse cuenta se debe practicar a través del reflejo y
la verificación de los mensajes que se recibe. (www.xinegia.org)
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