Los efectos adversos de los cubrebocas (mascarillas desechables)
por Dr. Joseph Mercola*
8-4-2021
Historia en breve
-Se estima que cada mes se utilizan 129 mil millones de
cubrebocas en todo el mundo, lo que equivale a unos 3 millones de cubrebocas
por minuto
-Los cubrebocas no se reciclan y los materiales con los que
están elaborados hacen que sea probable que se acumulen en el medio ambiente
-Debido a que los cubrebocas podrían estar hechos de fibras
de plástico de tamaño microscópico con un grosor de 1 mm a 10 mm, es posible
que liberen partículas de tamaño microscópico al medio ambiente con mayor
facilidad y rapidez que los artículos de plástico más grandes, como las bolsas
de plástico
-La "nueva normalidad", que incluye el uso
desproporcionado de cubrebocas, afecta al medio ambiente, al igual que a la
salud mental y física de los seres humanos
El planeta podría enfrentar una nueva crisis ambiental
debido al plástico, similar a la provocada por el agua embotellada, pero esta
vez involucra a los cubrebocas desechados. La mayoría de los grupos de salud
pública aún recomiendan “el uso del cubrebocas” durante la pandemia de
COVID-19, a pesar de que las investigaciones demuestran que no reducen la
incidencia de infección.
Como resultado, se estima que cada mes se utilizan 129 mil
millones de cubrebocas en todo el mundo, lo que equivale a casi 3 millones de
cubrebocas por minuto. La mayoría son desechables y hechos de microfibras de
plástico.
Los microplásticos tienen un tamaño que varía desde cinco
milímetros (mm) hasta longitudes microscópicas, e incluyen microfibras que los
peces, plancton y otras especies marinas, así como criaturas terrestres
(incluyendo los humanos) están consumiendo.
Cada año se producen más de 300 millones de toneladas de
plástico en todo el mundo, y eso fue antes de que el uso del cubrebocas se
convirtiera en un hábito diario. La mayor parte termina como desperdicio en el
medio ambiente, lo que llevó a investigadores de la Universidad del Sur de
Dinamarca y de la Universidad de Princeton a advertir que los cubrebocas
podrían convertirse muy rápido en "el próximo problema plástico".
Por qué los cubrebocas desechables podrían ser peores que
las botellas de plástico
La crisis del agua embotellada ahora se conoce como una de
las principales fuentes de contaminación ambiental por plásticos, pero se cree
que la nueva crisis del cubrebocas la superará. Aunque alrededor del 25 % de
las botellas de plástico se reciclan, “no existe una guía oficial sobre el
reciclaje de cubrebocas, lo que hace que sea más probable que se eliminen como
desechos sólidos”, afirmaron los investigadores. "Cada vez existen más
reportes sobre la eliminación inadecuada de cubrebocas, por lo que es urgente
reconocer esta posible amenaza ambiental".
Los cubrebocas no se reciclan y los materiales con los que
están elaborados hacen que sea probable que se acumulen y persistan en el medio
ambiente. La mayoría de los cubrebocas desechables contienen tres capas: una
capa exterior de poliéster, una capa intermedia de polipropileno o poliestireno
y una capa interior hecha de material absorbente como el algodón.
El polipropileno ya es uno de los plásticos más
problemáticos, ya que se produce ampliamente y es responsable de una gran acumulación
de desechos en el medio ambiente, además de ser un causante de asma. De igual
manera, los investigadores señalaron lo siguiente:
“Una vez en el ambiente, el cubrebocas se somete a la
radiación solar y calor, pero la degradación del polipropileno se retarda
debido a su alta hidrofobicidad, peso molecular elevado, falta de un grupo
funcional activo, y una cadena continua de unidades de metileno repetitivas.
Estas propiedades recalcitrantes conducen a la persistencia y acumulación en el
medio ambiente”.
También afirmaron que cuando los cubrebocas se desgastan en
el medio ambiente, pueden crear una gran cantidad de partículas de
polipropileno de tamaño micro en cuestión de semanas, y luego se descomponen en
nanoplásticos de menos de 1 mm de tamaño.
Debido a que los cubrebocas podrían estar hechos de fibras
de plástico de tamaño microscópico, con un grosor de 1 mm a 10 mm, es posible
que liberen partículas de tamaño microscópico al medio ambiente con mayor
facilidad y rapidez que los artículos de plástico más grandes, como las bolsas
de plástico.
Además, "dichos impactos pueden empeorar con un
cubrebocas de nueva generación, los “nanomask”, que son elaborados con fibras
plásticas nanométricas (p. Ej., Diámetro <1 mm) y agregan una nueva fuente
de contaminación nanoplástica". Un informe de OceansAsia estimó que
1560 millones de cubrebocas podrían haber ingresado a los océanos en 2020,
según una estimación de la producción global de 52 mil millones de cubrebocas
fabricados ese año, y una tasa de pérdida del 3 %, lo cual es conservador.
Con base en estos datos y utilizando un peso promedio de 3 a
4 gramos para un cubrebocas quirúrgico de polipropileno de un solo uso, esto
agregaría de 4680 a 6240 toneladas métricas adicionales de contaminación
plástica al ambiente marino, lo cual tardará hasta 450 años para
descomponerse. De igual manera, estos se convertirán poco a
poco en microplásticos e impactarán de forma negativa la vida silvestre y los
ecosistemas marinos".
Los cubrebocas que ingresan a entornos marinos presentan
riesgos adicionales
Se sabe que las partículas de plástico viajan grandes
distancias, lo que equivale a muchos riesgos para prácticamente todos los
rincones del mundo. Se ha descubierto pequeños trozos de plástico desgastado en
la cima de los Pirineos en el sur de Francia y "en las áreas del extremo
norte y este de los mares de Groenlandia y Barents", lo cual sugiere que
han realizado un viaje muy largo.
Al denominar a la zona de los mares de Groenlandia y Barents
como un "callejón sin salida" para los desechos plásticos, los
investigadores plantearon la hipótesis de que el lecho marino sería un lugar
común para la acumulación de desechos plásticos. En una investigación separada,
también se demostró que la contaminación plástica ha alcanzado el Océano del
Sur que rodea la Antártida, un área que se cree que no está contaminada. De
acuerdo con el estudio presentado:
“Cuando los cubrebocas no se recolectan y no se manejan
de forma correcta, se pueden transportar desde la tierra a los ambientes de
agua dulce y marinos por escorrentías superficiales, flujos de ríos, corrientes
oceánicas, viento y animales (por enredo o consumo). La aparición de cubrebocas
de desecho se ha informado cada vez más en diferentes entornos y las redes
sociales han compartido las imágenes de la vida silvestre enredada en las
correas elásticas de los cubrebocas".
Dichos plásticos también contienen contaminantes, como
hidrocarburos policíclicos (PAH), que podrían ser genotóxico (es decir, causar
daño en el ADN que podría provocar cáncer), junto con tintes, plastificantes y
otros aditivos relacionados con efectos tóxicos adicionales, incluyendo la
toxicidad reproductiva, carcinogenicidad y mutagenicidad.
Además de la toxicidad química, consumir microplásticos de
cubrebocas degradados y otros desechos plásticos también es tóxico debido a las
partículas, así como al potencial de que podrían transportar microorganismos
patógenos.
Otro tema del que rara vez se habla, es el hecho de que
cuando usa un cubrebocas, se liberan pequeñas microfibras que pueden causar
problemas cuando se inhalan. El riesgo aumenta cuando se reutilizan los
cubrebocas. Este peligro se destacó en un estudio de rendimiento que se
publicará en la edición de junio del 2021 de Journal of Hazardous Materials.
Investigadores de la Universidad de Xi'an Jiaotong también
dijeron que los científicos, fabricantes y reguladores deben evaluar la
inhalación de desechos microplásticos y nanoplásticos que se desprenden de los
cubrebocas, además detectaron lo siguiente:
“La irritación de la garganta o malestar en el tracto
respiratorio por parte de niños, adultos mayores y personas sensibles después
de utilizarlos, podrían ser signos de alerta de cantidades excesivas de
desechos inhalados de los cubrebocas y respiradores”.
En el estudio presentado, los investigadores también le
solicitaron a la comunidad de investigación ambiental que "actúe rápido
para comprender y mitigar estos riesgos", y sugieren que se promuevan los
cubrebocas de tela reutilizables en lugar de las opciones desechables. También
aconsejan que se instalen botes de basura exclusivos para cubrebocas y así
ayudar en la adecuada disposición de estos elementos. También se sabe que
existen microplásticos en las placentas humanas, y los estudios en animales
demuestran que las partículas de plástico inhaladas pasan a través de la
placenta y llegan al corazón y al cerebro de los fetos. Los fetos expuestos a
los microplásticos también ganaron menos peso en la última parte del embarazo.
“Encontramos las nanopartículas de plástico en todos los
lugares que analizamos, en los tejidos maternos, en la placenta y en los
tejidos fetales. También las encontramos en el corazón, cerebro, pulmones,
hígado y los riñones del feto”, dijo a The Guardian la líder de la investigación,
la Dra. Phoebe Stapleton de la Universidad de Rutgers.
El Dr. Jim Meehan, un oftalmólogo y
especialista en medicina preventiva quien ha realizado más de 10 000
procedimientos quirúrgicos y quien fue editor de la revista médica Ocular
Immunology and Inflammation, también realizó un análisis científico basado
en evidencia sobre el cubrebocas, el cual demuestra que las personas sanas no
deberían utilizar cubrebocas ya que podrían resultar perjudicados.
Meehan sugiere que la noción de usar cubrebocas
desafía el sentido común y la razón, si se considera que la mayoría de las
personas tienen un riesgo muy bajo o casi nulo de enfermarse gravemente por
COVID-19. También compiló 17 formas en que los cubrebocas pueden causar daño:
-Los cubrebocas médicos afectan de forma
negativa la fisiología y la función respiratoria.
-Los cubrebocas médicos reducen los niveles de
oxígeno en la sangre.
-Los cubrebocas médicos elevan los niveles de
dióxido de carbono en la sangre.
El SAR-CoV-2 tiene un sitio de “división de
furina” que lo hace más patógeno, y el virus ingresa a las células con mayor
facilidad cuando los niveles de oxígeno arterial disminuyen, lo que significa
que usar cubrebocas podría incrementar la gravedad del COVID-19.
-Los cubrebocas médicos hacen que el virus
exhalado permanezca en la boca o en el mismo cubrebocas, lo que incrementa la
carga viral/infecciosa y la gravedad de la enfermedad.
-El SARS-CoV-2 se vuelve más peligroso cuando
disminuyen los niveles de oxígeno en la sangre.
-El sitio de división de la furina del
SARS-CoV-2 incrementa la invasión celular, sobre todo durante los niveles bajos
de oxígeno en sangre.
-Los cubrebocas de tela podrían incrementar el
riesgo de contraer COVID-19 y otras infecciones respiratorias.
-Usar un cubrebocas podría dar una falsa
sensación de seguridad.
-Los cubrebocas ponen en peligro la
comunicación y reducen el distanciamiento social.
-Es común el uso inadecuado e inapropiado de
los cubrebocas.
-Los cubrebocas usados de forma errónea son
peligrosos
-Los cubrebocas recolectan y colonizan virus,
bacterias y moho.
-El uso de un cubrebocas permite la entrada de
aire exhalado a los ojos.
-Los estudios de rastreo de contactos
demuestran que la transmisión asintomática de los portadores del virus es muy
rara.
-Los cubrebocas y las órdenes para quedarse en
casa previenen el desarrollo de la inmunidad general.
-Los cubrebocas son peligrosos y están
contraindicados en una gran cantidad de personas con enfermedades y
discapacidades preexistentes.
-Para colmo de males el primer ensayo
controlado aleatorio de más de 6000 personas, para evaluar la efectividad delos
cubrebocas quirúrgicos contra la infección por SARS-CoV-2, descubrió que los
cubrebocas no redujeron la incidencia de infección.
Si se tiene en cuenta la falta de pruebas para
su uso y los posibles daños para la salud humana y el medio ambiente, no es de
extrañar que pueda estar en contra del uso obligatorio del cubrebocas.
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*Fuente: https://consumidoresorganicos.org/2021/04/08/los-efectos-adversos-de-los-cubrebocas/
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