Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
19-6-2017
¡Desigualdad de las
corrupciones!
Como si no fuera suficiente ya que Perú viva infectado por
la corrupción en la cosa pública y privada, tomé nota la semana pasada que
también hay un escalafón en las corrupciones. Las que los medios de
comunicación deciden publicitar, son reales. Las que no tocan “no son noticia”,
“son de poca monta”, “deleznables”, en suma NO EXISTEN. No importa que
comprometa al Estado y a uno de sus ministerios, el de Relaciones Exteriores,
en un sobreprecio de US$ 16 millones de dólares y que el tema esté en carpeta
de la Procuraduría Anticorrupción. La “prensa” no informa, sí “juzga,
dictamina, dice quiénes son culpables”. Y obvio, decide a quién atacar. Y a
quiénes no.
En informe al Congreso, el Contralor de la República, Edgar
Alarcón, dio cuenta de las irregularidades en precios, medidas de seguridad y
defectos de software, que rodearon la buena pro que dio Cancillería al
monopolio francés Imprimerie Nationale-Gemalto para 400 mil pasaportes
electrónicos en diciembre 2015. El asunto está en el Ministerio Público.
Pero en los días sucesivos a aquella presentación ¡ningún
medio de prensa!, tan escandalosos y vociferantes por temas nimios pero tan delictivos
como el que reseñamos, otorgó ni una línea, menos alguna entrevista radial o
televisiva a los protagonistas. Es claro que el escalafón o decibel de cómo se
mide cada acto de corrupción en Perú, es maniqueo y depende de cómo se juegan
las carteras de publicidad o las cuotas institucionales o ¡de frente! al
bolsillo de no pocos facinerosos.
¿Tiene que ver el pasaporte electrónico con el ciudadano
común y corriente y también con los diplomáticos? Quien arriesgue una respuesta
en contrario, se arriesga al ridículo. Cuando se sale del Perú sólo un
documento, el biométrico, es la identificación válida para todos los efectos.
Es más, los 800 mil e-pasaportes encargados a Imprimerie Nationale-Gemalto y
los 400 mil de Cancillería, también otorgados ¡oh curiosa coincidencia! a
Imprimerie Nationale-Gemalto, ¡son pagados con el impuesto de todos los
peruanos!
Si lo antedicho es real y no invención mía, ¿cómo permitir
que la prensa gradúe, borre o desaparezca lo que son robos flagrantes al
bolsillo de los ciudadanos? ¡En la licitación con nombre y apellido, en
Relaciones Exteriores, hubo un sobreprecio de US$ 16 millones de dólares!
También se colocó una medida de seguridad, la número 26,
cuya patente era de una firma socia de Imprimerie Nationale-Gemalto, es decir,
nadie más la tenía y con eso se confirmó la delictuosa maniobra de favorecer al
mismo postor monopólico.
Pero la gran entente de medios “ignora” el asunto. No se
sabe bien por qué razones, lo que sí es obvio es que los de Cancillería y el
gobierno no están de brazos cruzados y presionan porque no se haga muy notorio
la rufianería de sus funcionarios.
Seguiremos denunciando y señalando a los cacos que pululan
en la cosa pública. A pesar de los medios que juegan su propia cuota egoísta y
absurda, como si el robo del dinero del pueblo fuera un asunto selectivo o del
que se pudiera decir que fue casi, casi y no una realidad concreta y de muy mal
olor. ¡Cosas veredes Sancho!
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