Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
6-7-2005
¡Viejos a la tumba, jóvenes a la obra!
Escribió Jorge Basadre:
“Un país robusto necesita una juventud entusiasta con capacidad para sentir un
íntimo asco ante toda falsificación de valores, con voluntad de construcción
inteligente y honestamente combatiente, con pudor de lo que hace y lo que dice,
inspirado en la dignidad cívica sin la cual la república no merece ese nombre.”
“Pero, a su vez, –prosigue
Basadre- un país sano necesita ofrecer a su propia juventud perspectivas
amplias, posibilidades abiertas, colaboración efectiva en el quehacer común. De
modo que el problema no es sólo el progreso material, de reformas sociales, de
organización estatal. Es también problema de renovación de valores, de fervor
espiritual, de capacidad de entusiasmo, de mística colectiva”.
Agrega el historiador:
“Entre las oligarquías aferradas al pasado –en el cual no todo es sacrosanto y
sin cuya rectificación y superación no existiría la historia-, las iras
revolucionarias de otro lado y las concupiscencias inmediatas como tercer
término, más lamentable todavía, un progresismo constructivo con nutricias
raíces populares y con la mira puesta en el bienestar común podía evitar los
peligros de la estagnación y del estallido, siempre y cuando reuniera el triple
requisito de la técnica, de un mínimo ético y de la capacidad para planificar
con lucidez y coherencia y ejecutar una decisión”.
Conviene preguntar de
inmediato si los partidos políticos o lo que así gustan llamar a sus clubes de
aspirantes a burócratas, están preparando cuadros y les están enseñando desde
la más elemental forma de leer un diario, escuchar una radioemisora o ver
críticamente televisión. Porque no se puede creer cuanto dicen las
publicaciones, ni lo que repiten los locutores, loros modernos con voces
engoladas y graves y, ¡mucho menos!, atenerse a cuanta estupidez se propaga por
la televisión y a cargo de irresponsables que hacen cualquier cosa con tal de
embolsicarse buenos miles de dólares.
La convocatoria
gonzalezpradiana a los jóvenes recordando que los viejos tienen ya la tumba
como única esperanza redentora, tiene una vigencia marmórea y retumba en el
Perú de nuestros días.
Por absurdo que parezca
sólo la angurria de ocupar una curul, un puesto en alguna asesoría, un asiento
secretarial o la más humilde pega (pero segura), preside la ambición de los
políticos criollos. Ninguna agrupación discute sobre la posición geopolítica
del Perú con cinco fronteras ni en torno a la política energética. Ciertamente
que menos sobre el rol del Estado en un mundo globalizado y la intromisión
abusiva del poder imperial de Estados Unidos a través de los TLCs, sus bonos
financieros, bancos de inversión dizque social pero que prohíjan panzones que
actúan como cualquier otro banquero cobrando o ejecutando. ¡Qué bah si se
tratara de hablar sobre la política de los institutos armados porque hay
imbéciles a quienes seduce la idea de fundir los cañones para que entonces
“vengan” las inversiones! ¡Quienes llegarían entonces, no serían otros, que al
vernos como mansas palomas inermes, arribarían a la conclusión que somos presas
apetecibles!
¡Es hora que rescatemos a
los grandes hombres y sus enseñanzas tienen que ser redescubiertas! De los
mercaderes del templo, de los advenedizos, de los murciélagos miopes que
merodean en la sucia política peruana no hay nada que aprender. En cambio,
volver a las fuentes es un acto de valentía insobornable. ¿Hay otros caminos?
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto
infame y tácito de hablar a media voz!
Lea www.voltairenet.org/es
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