Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
15-6-2005
Perú:
¡país ocupado!
¿Con qué derecho la mayoría de medios de
comunicación inventa rebrotes terroristas,
amenazas a empresas mineras, desbordes populares incontrolables, milagros
económicos extraordinarios y sin embargo, seguimos tan pobres y míseros como
antes y en una bancarrota moral muy parecida a la que aconteció después de
1879? Entonces, la pezuña bestial del invasor chileno, entendió que debía
“escarmentar” al Perú, país con el que nunca tuvo fronteras antes de ese año y
se quedó hasta 1883-84 bancando al gobierno de Miguel Iglesias que firmó el
Tratado de Ancón y su Protocolo.
¿Se mueven los medios con independencia ajena
a la publicidad que pagan las transnacionales? La respuesta es inequívoca: ¡de
ninguna manera! El poder real, el fáctico, el que mueve los hilos
incontrastables que mandan en la burocracia, en los resortes efectivos de cómo
se produce la dinámica de un Estado, sufraga con pingues dólares a cualquier
gobierno y financia, también, a los que se erigen en ocupadores mediáticos que
abundan en canales, periódicos y radioemisoras. Sólo son “creadores de opinión”
los que están y entre ellos se regalan elogios y practican un auto-bombo
deleznable como en la peor época de cualquier dictadura. Los hombres o mujeres
de pensamiento nacional independiente, son silenciados, acallados, ignorados. Y
cuando hay que mencionarlos, entonces, se les cubre de dicterios, calumnias,
intenciones subalternas, porque chocan con el status quo que manda
imperativamente no permitir el “ruido
político”.
Acaba de escribir Alfonso Benavides Correa, el
integérrimo patricio, historiador y ex parlamentario de las grandes causas, en
el prólogo al libro Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar, obra del
embajador Félix C. Calderón, unas líneas que considero fundamental reproducir:
“¿Será una trágica constante, al cabo de años
de apostolado, de no evadir los temas esenciales del drama, luciendo el coraje
moral de estar contra los mandarines, tener,
sin prensa adicta, un atardecer escéptico por el silenciamiento?”.
¡El
Perú es un país ocupado!
Presas las grandes mayorías de minorías
mediocres y oligárquicas, enceguecidas en su afán dinerario de concesionar o
regalar todo lo que aún queda de patrimonio, afiebradas por cumplir con los
patrones sin pensar en el horizonte de la historia ni el futuro antropo-socio-geográfico
de una nación con 28 millones de habitantes, vamos a una disolución ineluctable
que hará en poco tiempo más que seamos el escenario donde los de fuera y sus
representantes, se muevan como si fueran de adentro, amos y señores de una
tierra y de un país que no es el suyo.
La comunicadocracia, estupidez que junta a
todas las sangres de oportunistas, sangrones, cómplices y vividores, en
alaridos pseudo-democráticos en defensa de un desarrollo parcial y sesgado que
elude a los bolsones más impresionantes de pobreza y privilegia, en cambio,
sólo a patotas minoritarias y hermanadas por el compadrazgo tecnocrático y los
contactos adecuados y racistas, quiere reemplazar al Poder Judicial y da sus
“veredictos” en publicidad muy bien fletada ¡no por el bolsillo de los
firmantes! sino por las empresas abusivas y atropelladoras.
En investigación que estamos trabajando, hay
la evidencia infame que apunta a señalar que un instituto armado se hizo de la
vista gorda en 1999 cuando las “negociaciones” del Acta de Ejecución del
Tratado de 1929 que mal firmó el Perú y por el cual estalló un escándalo
mediático que “respondió” con calumnias y evasivas a mi denuncia de la traición
cometida por malos diplomáticos y catedráticos premiados por el otro país en
querella. Por eso la angurria desesperada de empujar al Perú a adherirse a la Convención del Mar como
tapadera jurídica internacional a semejante aberración cobarde.
A nadie puede exigírsele dogmática aceptación
de cartabones. Pero sí tiene que haber un acuerdo por el Perú con puntos
mínimos e indispensables. Pareciera ser que el dinero ha comprado masivamente,
otra vez, las conciencias en el Perú de los que tienen el acceso fácil y muy
bien rentado. Pero el pueblo es más sabio que todos los sabios y la última
palabra aún no ha sido dicha. En ello estriba el drama del que Perú ha sabido
renacer en no pocas oportunidades, pero no por espontaneísmo sino por dedicada
y esforzada obra de sus mejores y más pacientes soldados que de ser anónimos
obreros, tendrán que pasar a ser los grandes capitanes de la regeneración
nacional. La otra salida es la muerte lenta, penosa, sin gloria, carente de
futuro, ciega de ambiciones de cualquier naturaleza, opaca y despreciable.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden
lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a
media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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