Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-10-2022
Odio, dolor y falta de sentido común
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/odio-dolor-y-falta-de-sentido-com%C3%BAn
Una amistad dilecta me prestó un libro sugestivo y
sugerente: Cómo solucionar nuestros problemas humanos del autor Gueshe
Kelsang Gyatso.
Encontré definiciones muy interesantes que es imposible
guardar sólo para uno.
Leamos.
“El odio es un estado mental doloroso por naturaleza. Cuando
sentimos odio, perdemos la paz interior al instante y nos sentimos tensos e
incómodos. Estamos inquietos y nos cuesta mucho dormir, y el sueño, si conseguimos
conciliarlo, es intermitente y no logramos descansar. Cuando estamos enfadados,
no podemos divertirnos e incluso la comida nos parece repugnante. El odio
convierte a la persona más atractiva en un demonio con el rostro encendido.
Cuando nos enfadamos, aumenta nuestro malestar y, por mucho que lo intentemos,
no podemos controlar nuestras emociones”. p. 30
La admonición es meridianamente clara, con odio no hay luz
en el juicio ni quietud interna. Es decir, cuanto se nos ocurra hacer resentirá
el bombardeo de una estrechez de óptica y distorsión u orfandad de horizonte en
los propósitos. Tal el poder envilecedor del odio.
Acudamos a la historia. Todos los movimientos,
organizaciones, sectas o gavillas que impulsaron campañas de odio y exterminio,
por las vías que fuesen, naufragaron ante el desprecio ciudadano y la
aplicación de las leyes y los derechos humanos. Los nazis y su imperialismo
racista, los estados totalitarios y sus mentiras colectivas y colectivistas,
los sombríos regímenes tiránicos en múltiples partes del mundo, siempre
agotaron su influencia y terminaron en el basurero de la historia.
Sin ir muy lejos ¿qué fue el terrorismo violentista y sus
planes devastadores sino dolor, atraso, desmoralización masiva y crímenes al
por mayor durante décadas? La violencia llamó a respuestas iguales o peores y cayeron
peruanos en esa vorágine destructiva.
El odio no construye, aniquila las bases de cualquier
convivencia y es abiertamente una herramienta letal contra las sociedades.
“Uno de los peores efectos del odio es que perdemos el
sentido común y nos impide ser razonables. Con el deseo de vengarnos de
aquellos que creemos que nos han perjudicado, nos exponemos a grandes riesgos
sólo para lograr una pequeña venganza. Para vengarnos de las injusticias y
humillaciones que creemos haber sufrido, estamos dispuestos a arriesgar nuestro
trabajo, nuestras relaciones e incluso el bienestar de nuestra familia y
nuestros hijos.” op. cit., p. 30
Un himno del movimiento scout mundial reza: Todo por amor, nada
por la fuerza, siempre lo mejor, siempre lo mejor. Recordarlo no cae mal en un
medio como el peruano en que somos hábiles en el odio e ineficientes en la
edificación de un Perú libre, culto y justo.
El remanso de la lectura siempre produce e inspira. Acaso
convenga volver a aprender que de la lectura nace la controversia de ideas, el
recuerdo de sucesos e hitos estelares y, sobre todo, las fuentes inspiradoras
de mejores y más hermosos tiempos. Porque ¡sí se puede!
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