¿Esperamos golpiza a parlamentaria o
ministra?
por Zully
Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
22-10-2017
El primer y
único encuentro que tuve con Lorena Alvarez fue cuando me entrevistó por el
caso de Milagritos Cerrón y fue, literalmente, en la punta del cerro donde la
cité para conversar. Ella se perfilaba por esa época en temas políticos y de
coyuntura actual y nos cruzamos en el camino, una a la otra. Esa vez compartimos
más de cuatro horas en una larga, intensa y accidentada entrevista. En aquel
momento nunca imaginé que después ella viviría episodios que pasé al sumergirnos
en el mismo agujero negro y espiral sin salida de abusos y maltratos tanto
psicológicos, emocionales y físicos.
Juan Mendoza ha incurrido en la más vil de las coartadas de
defensa que pueden tener los cobardes que agreden a las mujeres, la negación
total, victimización y versión que es ella quien lo humilló y maltrató hasta ha
pretendido denigrar su reputación como mujer.
Han pasado dos marchas de Ni una menos y sin embargo muchas mujeres día a día
salen en la televisión, demostrando que no hemos logrado ni avanzado nada.
Hemos llenado las calles con miles de personas y hemos hecho bulla mediática, pero
en la práctica, no ha cambiado la norma legal: el capítulo de lesiones leves y
lesiones graves siguen intactos y no se ha reformado nada sobre este tema en el
Código Penal. Los jueces siguen resolviendo de manera indulgente y féminas representantes
del Estado salen a decir frases machistas, carentes de criterio alguno para la
solución de este gran problema que nos tiene estancadas.
¿Cuántas mujeres más debemos ver que denuncian a sus
agresores para ponernos los pantalones y ejecutar con mano dura? o acaso ¿tiene
que ser golpeada una congresista o ministra para que recién le den importancia
a este mal que nos minimiza y nos destruye como sociedad y como país?
Tal como empecé esta columna, describiendo vivencias
apoteósicas defendiendo a una niña de un alcalde, hoy debo decir que no podemos
dejar que nos sigan atropellando, si las mujeres con cargos públicos son
incapaces de defendernos, busquemos a heroínas anónimas de la sociedad civil, a
mujeres más valientes a quienes no tiemblen las manos para combatir contra este
flagelo.
Recordemos.
No terminaba
el verano del 2011 y la temática política en esa época era diversa pero hubo un
caso especial y peculiar: el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, había sido
denunciado por Ricardo Cerrón y su esposa, Sara Arauco, padres de Milagritos, más
conocida como la “niña sirenita”, porque nació con una enfermedad rara, llamada
sirenomelia.
Ellos, decidieron
contar la vida y obra que se venía suscitando dentro de la casa en Roca y
Bologna, Miraflores. Como habíamos supuesto, los políticos que convocamos para
que acompañen a los padres en su denuncia, nunca llegaron, a pesar de haber
pasado por dicha vivienda varias veces y confirmado su indignación contra el alcalde
Castañeda y su supuesta solidaridad con Milagritos.
Casi un centenar
de periodistas y camarógrafos estuvo a la espera de la verdad de los maltratos
sufridos por la familia Cerrón, que lo único que quería era luchar por la vida
de su hija. Salí con ellos y el momento fue impactante: nunca había visto
tantas cámaras y micrófonos al mismo tiempo. Sin tener cargos públicos confrontaba
el abandono y la mentira de los parlamentarios que ¡jamás! acudieron a ayudar a
una niña enferma. No me quedó otra opción que “tragarme el sapo”.
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