¡Walter Gutiérrez
Camacho ansía ser Defensor del Pueblo!
por Guillermo Olivera Díaz; godgod_1@hotmail.com
5-9-2016
Veo a este colega abogado de candidato recurrente y añejo
para Defensor del Pueblo, pero nunca
leí alguna sesuda propuesta suya para este importante cargo, pese a que
financia con su abultado dinero una infinidad de periódicas publicaciones, como
La Gaceta Jurídica, que durante un
buen tiempo se regalaba.
Quizá por esa razón, y otras tan densas como oscuras, ha perdido
ser elegido como Defensor en todas las votaciones anteriores del Congreso de la
República, que ahora pretende ganar con los 73 votos fujimoristas, más los 5
apristas, todos por inconstitucional consigna, a cambio de alguna sinuosa e
ilegal contraprestación, que atente contra la requerida autonomía de la
Defensoría, convirtiéndola así en tosco apéndice partidario, como lo hizo
siendo Decano del Colegio de Abogados de Lima.
El año 2009, estando en funciones como Decano, fue designado
miembro de la Comisión Especial que investigó y analizó los sucesos de Bagua (o
Baguazo), por Resolución Ministerial N° 0664-2009-AG, de 7-09-2009, encargo
gubernamental aprista que aceptó sin
rubor. ¡Un obediente Decano CAL como delegado del gobierno de turno: el de Alan
García!
Tampoco le percibo a Walter
Francisco Gutiérrez Camacho algún modo decente y visible de estar siempre
en esta reiterada candidatura –que alguna vez desistió- a Defensor del Pueblo,
como cuando “compraba” firmas de adherentes y finalmente votos al postular
para Decano CAL. Esto último lo constaté de cerca, porque fui su contendor, y
públicamente lo reprobé. Hasta me llegó, por correo, un libro de su autoría, a
mi domicilio, tal como lo recibieron miles de abogados. ¡Regalaba libros para
que voten por él!
Pueden leer mi cuestionamiento a Walter Gutiérrez en mi
artículo que publica la web francesa VOLTAIRENET: “Decano de abogados, vocal
supremo y congresista que no pude serlo”, www.voltairenet.org/article167437.html,
28 oct. 2010, godgod_1@hotmail.com.
Lo que sigue anoté: “Llegué a ser
candidato por decisión personal; lo fui con otros competidores, no sé si
propuestos por otros o por ellos mismos; lo que sí conozco es que fui el único
que no regaló libros, almanaques, lapiceros y el semanario La Gaceta Jurídica
como lo hizo el vencedor Walter Gutiérrez Camacho, quien, además, publicitaba
su candidatura en la radio, televisión y periódicos, hasta con avisos pagados.
Habrá que preguntarle a él cómo hacía para ser entrevistado y los otros no”.
En consecuencia, el sinuoso proceder narrado, muy propio de
Walter Gutiérrez, no está a la altura del cargo de suma importancia que
pretende; pero sí al nivel torvo del fujimorismo, en coyunda con el alanismo,
que se anidan en el Congreso, en procura de sendas impunidades.
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