El Sr. -6%
por Jesús Guzmán Gallardo; Herbert Mujica Rojas*
13-6-2016
La única manera o camino para que la reconstrucción del Apra
sea sincera y genuina la constituye la expulsión radical del Sr. -6% y la de
todos sus cómplices primarios y secundarios, en Lima y en el resto del país.
Cualquier esfuerzo que no cumpla con este requisito está condenado al más
estrepitoso fracaso.
Cuando el Sr. -6% perdió el 10 de abril y el pueblo canceló
su vanidad interminable y megalomanía enfermiza, alistó maletas y se fue del
país. Tras un mensaje paliativo hizo el típico control de daños y monitoreó una
comisión títere para que organizara otro congreso digitado y perdonavidas.
Siempre ha carecido de valentía salvo que esté rodeado de guardaespaldas.
El mensaje del Sr. -6% a sus ilusos seguidores es que él
llevó al Apra dos veces al poder. ¿Resiste la afirmación un análisis serio?
Creemos que no. Dos veces entre 1985-1990 y 2006-2011, llegó al gobierno y a la
administración de la cosa pública. El catálogo de escándalos, nepotismos,
faltas a la moral pública, desverguenzas reñidas con las buenas costumbres, es
de tal magnitud que hoy en Costa, Sierra y Montaña a los apristas, de manera
automática e injusta, se les moteja de rateros y delincuentes, gracias a la egolatría
del Sr. -6%.
Los alanistas no responden a los cuestionamientos por la
simple razón que no leen ni se documentan y en muchos casos, la andanada de
insultos y pretextos sólo muestra la muy miope concepción que poseen sobre la
doctrina e ideología cuanto que moral aprista. El inescrupuloso, ladrón,
mentiroso, delincuente, tramposo, no forma parte del esquema hayista de
comportamiento ni en la vida privada y ¡mucho menos! en la actuación pública!
El alanismo es una degeneración y la es tanto que hasta los
mismos alanistas la niegan para llamarse “apristas”, concientes de la mácula
que posee el gentilicio asociado al Sr. -6% que se compra casas de 1 millón de
dólares, vive como un potentado y no representa en ningún caso al Frente Unico
de Trabajadores Manuales e Intelectuales.
¿Por causa de qué los buenos apristas aún ilusos no
contemplan la expulsión raigal del Sr. -6%? Probable es que algunos crean que
aún puede ser candidato ¡como si las experiencias de los dos lustros de
gobierno no hubieran sido un rosario de inconductas todas reprobables! Y ¡lo
que es peor!, los beneficiados jamás fueron del Partido sino del entorno de
amigotes del Sr. -6%!
¿Cuál es la posición antimperialista o respecto del Frente
Unico o la definición del Estado del Sr. -6%? Ninguna, porque hace largos años
dejó de creer en la doctrina de Haya de la Torre a quien, en la práctica y en
su licenciosa vida personal, negó desde 1979 a la fecha. Para Víctor Raúl, el
desempeño personal era condición y muestra del comportamiento público.
El congreso que organizan –o dicen hacerlo- amigotes y
cómplices del Sr. -6% posee el vicio insalvable y culposo de su origen, es
decir, son marionetas digitadas por un perdedor responsable de la destrucción
del aprismo como factor fundamental de la política peruana.
Es tragicómico que el puñado de representantes alanistas, 5,
se llamen a sí mismos como “bisagra” entre el gobierno del señor Kuczynski y el
sólido grupo fujimorista en el Parlamento. Las matemáticas no ayudan porque los
18 legisladores de Peruanos por el Cambio, 19 del Frente Amplio y 9 de Alianza
por el Progreso, son más representativos como para asumir cualquier función
entre el gobierno y el Congreso.
Los grupos de oposición al interior del aprismo tienen el
ineludible deber y obligación de unir sus esfuerzos y como premisa
extraordinaria e inequívoca la de desalojar del Partido al Sr. -6% y a todos
sus cómplices secundarios o terciarios. Ahora tirios y troyanos pretenden
mostrarse como “apristas” y no alanistas porque saben con cuánta culpa cargan
esos forajidos. No obstante reza el dicho: aunque la mona se vista de seda,
alanista se queda.
La jaculatoria de Fe, Unión, Disciplina y Acción, sólo podrá
reivindicar su sentido histórico si botan a los capituleros y deshonestos que
acompañaron al Sr. -6% en estos últimos 30 años. Sólo así podrá hablarse de
reconstrucción. De otro modo, sólo será farsa y sainete.
Los jóvenes apristas, puros y sinceros, tienen la gran
oportunidad de reivindicar el ejemplo de Víctor Raúl y de los mártires que
sacrificaron sus vidas por un Perú libre, justo y culto. Con estudio y
dedicación, fe invencible y tesón, es hoy o nunca y eso significa desalojar a
los traidores.
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