Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
7-10-2024
¡Coimisión: cuántas fortunas en tu nombre!
https://senaldealerta.pe/coimision-cuantas-fortunas-en-tu-nombre/
Coima: dádiva con que se soborna
Comisión: una comisión de ventas es una suma de
dinero que se paga a un empleado al finalizar una tarea, generalmente la venta
de una cierta cantidad de bienes o servicios .
Coimisión: neologismo peruano que pronto será
reconocido por la Academia de la Lengua como aporte modernizante al delito y al
idioma.
En los confines peruanos no resulta raro
que altos funcionarios del Estado exhiban signos exteriores de riqueza que, a
simple vista, jamás podrían haber sido comprados con sus sueldos, por buenos
que fueran.
Casas o departamentos espaciosos y en lugares exclusivos,
residencias de playa y de campo; afiliación a clubes de élite dineraria (allí
el billete blanquea a los postulantes); vehículos, viajes al exterior demasiado
frecuentes, visitas a proveedores que pagan desde el pasaje hasta el hotel (y
hay cobranza de viáticos del Estado), etc., delatan a sus protagonistas como
parte de un masivo y sistemático saqueo del dinero de los contribuyentes.
El que paga impuestos en Perú, es un bobo. Quien no lo hace
es porque tiene abogángsteres detrás suyo y porque la falta de honorabilidad es
su comportamiento habitual.
De capitán a paje, todos o al menos 95% del conglomerado
público administrativo, tiene arte y parte en la gran fiesta del saqueo: roban
vía coimisiones o dejan hacerlo fungiendo de ciegos, sordos y mudos.
Los contratos del Estado, en su totalidad, gozan de
estabilidad jurídica de los entreguistas de siempre y el silencio de la
sociedad es impresionante, por ignorancia o por complicidad que se paga con
puestos de favor, ingresos a planillas tramposas y porque el enjambre de
abogángsteres están listos a contratar con el Estado para….. ¡litigar contra el
Estado!
La amable mudez de los clubes electorales, alias partidos
políticos, ayuda mucho para no mover el avispero, habida cuenta que siempre
tienen sus alitas de participación.
No me explico cómo el Congreso que se pasó 18 meses buscando
la vacancia del ex presidente Pedro Castillo, sin lograrlo y evidenciando
retraso mental de alta factura porque aquél se mató solo con su discurso
inocente del 7 de diciembre de años atrás, no ha hecho nada en favor del
término coimisión.
El neologismo coimisión junta dos dinámicas, la comisión que
gana como premio quien hace la venta y la presea, dádiva, soborno, dinero sucio
que obtiene quien interpone sus buenos oficios delictivos para direccionar una
compra del Estado.
¿Se ha hecho el pormenor de las ventas sucias, malbarateadas
por el fujimorismo delictivo con el remate de las empresas del Estado? La
Pampilla se vendió a US$ 182 millones, al 20% de su valor real y la compró
Repsol, la misma firma española que derrama petróleo en el mar, se burla de la
ciudadanía y que tiene a decenas de abogángsteres trabajando a su servicio.
En estos días y con una estridencia propia de jaurías
hambrientas, se hizo pública la intención de compra de aviones militares del
modelo tal o cual y por el monto enorme de US$ 3500 millones.
Un país desarmado no es una garantía de paz, sino una presa
apetecible, recordaba siempre Alfonso Benavides Correa en sus notables, fogosos
y muy bien documentados artículos periodísticos y libros.
Lo que nadie entiende, no hay explicación sensata, es ¿por
qué tanto brinco, si el suelo está parejo? Además, un principio fundamental en
esta clase de adquisiciones, lo constituye la discreción.
Sólo faltó que los muy sagaces y brillantes estrategas del
Ejecutivo, publicasen que a cada país fronterizo, Perú les iba a solicitar
ayuda para el entrenamiento militar de los futuros pilotos de esas naves de
guerra. Sórdida ironía que grafica la mentecatada del asunto.
Las coimisiones han esquilmado al cuerpo geopolítico del
Perú. Cuando la guerra del Cenepa contra Ecuador, recuerdo una visita mía a un
instituto armado y encontré en la silla del general jefe de la dependencia a
Moshe Rotschild, dando órdenes y disposiciones de las compras (armas y naves)
que ¡él vendía! ¡Ese individuo hacía negocios con Montesinos!
La coimisión era regla perversa dentro del mismo Estado y en
¡plena guerra entonces! ¿Se ha hecho o investigado el detalle de qué se compró
con dineros sucios de la coimisión de topos metidos en las fuerzas armadas?
Que la coimisión siempre haya existido no es un consuelo.
¡De ninguna manera! Debiera ser el impulso para erradicarla y liquidarla y con
ella a sus operadores cínicos y antipatriotas!
¿Qué tanta prisa para la compra de aviones de guerra? O se
debiera preguntar con más propiedad ¿se han afilado las uñas los coimisionistas
con y sin uniforme?
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