Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-2-2019
Apra: ¿fraternidad o
mil facciones?
De lo que antaño fuera celebración jubilosa de gigantesco
cuerpo político nacional, la Fraternidad aprista, adviene este 2019 en medio de
flecos múltiples, huérfana de respaldo electoral y sin ningún bastión en las
ciudades más importantes del Perú. El Sólido Norte ya no existe; el centro es
un recuerdo, el sur una reminiscencia. Una dirigencia mediocre, ilegal y
dispuesta a seguir protegiendo intereses bastardos, es la culpable de un
desastre sobre el que no hay posibilidad de aventurar ningún pronóstico.
Los intrusos y sus cómplices en las facciones –disimulados y
con disfraz- alientan un “Congreso” que es esencial y traidoramente más de lo
mismo, repartija vulgar de cargos y responsabilidades que bloqueen cualquier
investigación penal o judicial contra los genuinos delincuentes que tienen más
de 30 años en el gobierno –o desgobierno- del Apra. Ningún cáncer puede
prohijar seres sanos o productos diáfanos.
¿Cuánto vale la opinión institucional del Apra en cualquier
suceso de la vida política actual del país? La respuesta es inequívoca: NADA.
¿Cuánto éxito tiene el llamamiento a los jóvenes? NADA.
Mientras que puede comprobarse en redes sociales o en actos
alusivos y bien financiados, “candidaturas” presidenciales en nombre del Apra,
imposible dejar de preguntarse ¿y cuántos votos ganará una postulación con las
características innegables que hemos anotado? La realidad no se inventa. ¡Hasta
existe un señor que alega que su parentesco con Víctor Raúl le fleta el ticket
para una imposible jefatura de Estado! Cuando se juegan “valores” de sangre o
apellido, la estupidez ha subido a niveles alarmantes.
Manuel Seoane decía en su discurso en el Estadio Nacional en
1946 que el Apra no era un club de compadres en busca del presupuesto nacional.
La dramática colección de escándalos e inmoralidades entre 1985-1990 y 2006-2011
parecieran retratar una muestra en las antípodas.
Haya de la Torre fue un hombre con gran eco sobre las masas.
Capitán de multitudes pudo haber tenido yerros o los pasó por alto y estos resintieron
al Apra. ¡Qué duda cabe que aún faltan los análisis rigurosos que decanten el
mito y descubran, con cifras y datos, la realidad por dura que sea!
Pero Víctor Raúl murió en casa fraterna pero ajena y sin más
riqueza material que sus libros, documentos, luenga vida y el país aprendió a
conocer en su único ejercicio público entre 1978-79, ganando S/ 1 sol (un sol)
como sueldo mensual, al presidente de la Asamblea Constituyente. Nunca se le
probaron ingresos o coimas, delitos o robos, y se le acusó de todo cuanto fue
posible. ¡Qué diferencia con los rateros a quienes la opinión pública fulmina
con tan sólo oír su nombre en los últimos seis lustros!
Si la convocatoria no logra superar los atajos delictivos de
quienes han hecho de la política vil negociado culpable y que ahora cuentan con
embajadores en todos los grupos apristas, es poco, ínfimo y deleznable el
futuro que aguarda al Apra. No me alegra esa perspectiva. Sí haré cuanto esté a
mi alcance contra ese pórtico negativo que nadie puede negar o ignorar.
Y escribiré contra los traidores, los de ayer y los actuales
porque siempre serán despreciables sujetos al servicio de los traficantes.
Amén.
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